Se destacó como compositor de tangos, como dramaturgo y como director y actor de películas. En todas sus facetas pasó por las páginas de nuestra revista.
La obra de Enrique Santos Discépolo encontró un eco importante en diversos artistas de Latinoamérica. Pero en tierras aztecas, el autor también desarrolló un capítulo determinante de su vida.
A veces más cerca del teatro que del tango; otras, más pendiente de la composición que de la poesía; por momentos, incluso, sumergido en la pasión de la pantalla grande, Discépolo dejó una huella. Distintos artistas realzan la fuerza y el compromiso...
Tania fue la pareja más duradera de Discépolo: juntos compartieron 23 años, entre idas y venidas. Pero él conoció el fuego de la mano de una artista mexicana con la que tuvo un hijo extramatrimonial.
El psicoanalista Jorge Dimov escribió junto a Norberto Galasso una biografía del autor de “Yira… yira” que, entre otras cosas, propone una reveladora hipótesis sobre la naturaleza de la relación que lo unía a su hermano Armando.
El enorme poeta nunca tuvo una militancia orgánica, pero se acercó a Forja y adhirió con fervor al peronismo. En su última etapa protagonizó una valiosa pelea cultural en favor de las clases populares.
Durante 39 audiciones, Enrique Santos Discépolo le habló a Mordisquito en un debate político tan actual podemos encontrarlos discutiendo en una esquina cualquiera.
Discépolo fue actor, guionista y director cinematográfico, ámbito en el que desarrolló una carrera prolífica e interesante, con películas e interpretaciones que viven en la memoria colectiva de los consumos culturales de la Argentina.
La actriz y cantante Rita Cortese reflexiona sobre el legado y la naturaleza del audaz creador de “uno” y con esa su fascinación por la obra de teatro Blum.
Poeta del tango por excelencia, el autor de letras como “Yira... yira” y “Cambalache” fue también un hombre de teatro. Criado por su hermano armando, padre del grotesco criollo, debutó como actor a los 16 años, y a los 17 estrenó su primera obra. En...