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Caras y Caretas

           

Lula ganó, pero no alcanzó

El resultado electoral mostró la polarización que hay en Brasil. El candidato del PT tiene cinco puntos de ventaja sobre el actual presidente, y el 30 de octubre habrá balotaje.

Con el 99,9 por ciento de los votos escrutados, el candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio “Lula” da Silva, se hizo con el 48,43 por ciento del apoyo, cinco puntos por encima de su oponente, el actual presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien reunió el 43,2 por ciento de los sufragios. Ambos candidatos se preparan para el balotaje del próximo 30 de octubre, instancia en la que se dirimirá quién será el próximo mandatario.

La jornada electoral del domingo transparentó la polarización que vive el país: una fragmentación casi en partes iguales, entre centroizquierda y ultraderecha. No solo está en juego la elección del próximo presidente; también se eligen gobernadores, 513 diputados, un tercio del Senado y representantes en las asambleas legislativas regionales.

Tras los resultados, Lula demostró estar confiado para el balotaje: “Vamos a ganar, esto es solo una prórroga”, dijo, mientras Bolsonaro, en Brasilia, aceptó que los ciudadanos piden “un cambio”, pero sostuvo que un gobierno de izquierda les daría a los brasileños “mucho que perder”.

Otro de los fenómenos de la jornada fue el de la senadora de centroderecha Simone Tebet, la tercera candidata más votada (4,2 por ciento), con más votos que Ciro Gomes, ex ministro de Lula, que obtuvo el 3 por ciento de los votos.

En lo que queda de campaña, habrá que ver dónde irán los votos de Gomes y Tebet. Lo que queda por delante no será fácil, sobre todo si Lula llega a ser nuevamente presidente de Brasil, ya que tendrá que gobernar con un Congreso nacional claramente conservador. La formación de Bolsonaro, el Partido Liberal (PL), cuenta con la mayoría de la Cámara de Diputados, con 99 escaños. La Cámara baja tiene 513 asientos, pero para el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula será casi imposible construir una mayoría, ya que entre las decenas de partidos con representación, la mayoría estarán en el margen que va del centro a la extrema derecha.

El lawfare, el evangelio y la derecha fascista

Al asumir Jair Bolsonaro la presidencia de Brasil, se propuso refundar el país. Lo logró, sin duda, aplicando políticas neoliberales y fascistas en nombre del evangelio. Se autopercibe un mesías, y desde el primer día de su gobierno incentiva la violencia, el uso de armas y la miseria. Un retroceso fenomenal, que destruye significativamente los avances en materia de derechos humanos y sociales. Un mandatario que desestimó el gran proyecto de la Patria Grande, en manos de Lula da Silva y Dilma Rousseff. Desde que asumió demostró desprecio por la Argentina, desestimó a Cuba, Venezuela y Nicaragua, y la participación de su propio país en la integración regional, como en el caso de la Celac, entre otros proyectos intercontinentales.

El hecho que definió y aseguró la presidencia de Jair Bolsonaro fue el lawfare. Se inició con el derrocamiento de la presidenta Dilma Rousseff a través de un impeachment, un juicio político que la destituyó de la presidencia, pero que se había activado desde antes con la operación Lava Jato: un escándalo de corrupción que salpicó al gobernante PT. El objetivo final era perseguir al ex presidente Lula da Silva y evitar que volviera a la presidencia. Así fue que Lula permaneció dos años presos por una causa judicial inventada e inconsistente en manos del ex juez Sergio Moro. Dos hechos ilegales e ilegítimos pero que fueron avalados por una clase política, judicial y mediática sin precedente.

Luiz Inácio Lula Da Silva emitiendo su voto en la localidad paulista de San Bernardo, un lugar especial para él, ya que ahí inició su carrera política. Foto: NA

Lo intenso agora

Miles de seguidores de Lula ocuparon las calles de las principales ciudades de Brasil para festejar lo que puede calificarse como una jornada histórica. Desde que Lula asumió la presidencia por primera vez, hace ya 22 años, América latina y el mundo cambiaron mucho. En su cuarto intento, el candidato del PT ha ampliado la base política y social que lo apoya, y que abarca desde comunistas y socialistas hasta el Partido Liberal.

Lula fue considerado el presidente más popular del mundo y sin duda sigue siendo una figura central en el tablero geopolítico de la región. Con este resultado, se convierte en el presidente más votado de la historia, por delante de Fernando Henrique Cardoso, que en 1998 fue elegido con el 53 por ciento de los votos. No la tiene fácil, no solo por la mayoría que consolidó Bolsonaro en la Cámara de Diputados, sino porque en Brasil se ha consolidado una ultraderecha neoliberal fascista. Un gobierno que atenta contra su pueblo, contra la integración regional y que promueve la muerte como lema de su proyecto político.

En días, los brasileños elegirán entre dos modelos de país absolutamente diferentes. Un gobierno que mire de cara al pueblo, que vuelva a recuperar los derechos y la paz social, ese tejido que tanto trabajo llevó construir, y que en tan poco tiempo Bolsonaro destruyó.
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Escrito por
Silvina Pachelo
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