La Argentina es un país constituido casi exclusivamente por micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), al punto que según estadísticas oficiales apenas el 0,2 por ciento de las empresas en el país son grandes empresas. El resto se reparte entre micro empresas (83%) y pymes (16,8%).
Más allá de estos datos, lo relevante es la potencia que tiene el entramado pyme en el país, especialmente en términos de actividad y empleo.
Según estadísticas de la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores (Sepyme), que depende del Ministerio de Economía, en todo el país hay 1.695.881 sociedades, autónomos, cooperativas y monotributistas (datos de abril de 2022), que tienen vigente el Certificado Mipyme, lo que los habilita a percibir distintos tipos de asistencia o líneas de crédito oficiales a tasa subsidiada.
En diciembre de 2019, ese número solo llegaba a 520 mil, de modo que en algo más de tres años la cifra creció 220 por ciento. Como referencia adicional hay que decir que en 2018 la Sepyme registraba algo más de 600 mil unidades productivas registradas. La crisis económica y la caída de la actividad se encargaron de destruir empresas y con ellas decenas de miles de puestos de trabajo.
En el desagregado por rubros, casi la mitad (49,5%) de las empresas revista en el sector servicios, mientras que un 24,3 por ciento se desempeña en comercio, el 13 son empresas industriales, un 8,8 por ciento están en el sector agropecuario, en tanto que la construcción explica el 4,3 y la minería el 0,1 por ciento del total de empresas.
Pero tal vez el dato más importante es que las pymes son las principales generadoras de empleo, al punto que 4,3 millones de empleos privados están en cabeza de las microempresas.
Sin negar los problemas que tiene la economía, lo cierto es que hoy el panorama es radicalmente distinto. La actividad económica –gran parte depende de las pymes– se recuperó completamente de la caída por la pandemia y ya está en niveles de 2017.
Según datos del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), el año pasado la industria creció 4,3 por ciento en relación con 2021 y 11,5 si se la compara con 2019. Con los datos consolidados de 2022, el sector manufacturero registró el mayor nivel anual desde 2017, que fue superado por 0,8 por ciento.
En cuanto al empleo, una variable clave para la población, “acumula veintitrés meses consecutivos de crecimiento intermensual”, destacó el CEP XXI. Y, además, registra el mayor ritmo de generación de empleo desde 2012-2013.
En la misma línea, el último relevamiento de producción industrial pyme de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) arrojó un incremento del 3,5 por ciento anual en enero, medido a precios constantes, es decir, descontando el efecto inflacionario. De esta manera, el indicador ya cumplió cuatro meses consecutivos de mejora.
Una de cal y otra de arena
Pero también hay luces amarillas. Otro relevamiento de la misma entidad, en este caso relacionado con las ventas minoristas, señaló que se contrajeron 0,9 por ciento en febrero respecto del mismo mes del año pasado, siempre en la medición a precios constantes, y acumulan una baja de 0,6 por ciento en el primer bimestre de 2023.
Desde la industria de bienes de capital, destacan dos cuestiones centrales a la hora de producir. Por un lado, las trabas o demoras con las autorizaciones del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) y el acceso de divisas a tipo de cambio oficial.
Alfredo Bonazzi, presidente de la Cámara Argentina de la Máquina Herramienta y Tecnologías para la Producción (Carmahe), consideró que temas de la agenda pyme son “la carga impositiva, el riesgo del juicio laboral, y la incertidumbre, por no haber una estrategia en el mercado, con elevada inflación”.
Y destacó que la brecha cambiaria es un factor muy negativo, porque las SIRA tardan en salir. Esto se debe, en su visión, a la obligación de pagar las importaciones a 180 días al exterior, lo que hace que el importador cotice los bienes al dólar blue, porque no sabe a qué tipo de cambio lo va a reponer. “Si uno necesita un repuesto o una pieza, lo tiene que pagar”, dice.
Admite que hoy hay créditos para el sector bienes de capital, pero hay un problema. “Por un lado, el Estado te ayuda a pedir un crédito con tasas diferenciadas interesantes, pero por otro lado, no te deja importar el bien de capital que necesitás.”

Salida al mundo
Considerando la foto actual pero también la perspectiva de crecimiento, el pasado lunes 13 de marzo el ministro de Economía, Sergio Massa, presentó el programa Potencia PyMEX, una iniciativa destinada a catapultar a las pequeñas y medianas empresas con capacidad exportadora, a ganar mercados internacionales.
La propuesta consiste en un paquete de 12 mil millones de pesos de inversión por parte del Estado nacional para fortalecer a las pymes exportadoras, y de esa manera avanzar hacia una estructura productiva nacional más compleja y desarrollada, con mayor valor agregado y más tecnología.
Massa instó a poner “como objetivo de Nación, como objetivo patriótico, como proyecto de empresarios y trabajadores argentinos, el transformar cada empresa en una agencia de venta de nuestro trabajo al mundo; cada embajada en una agencia de colocación del esfuerzo argentino en el mundo; cada peso que invertimos desde el Estado en un mecanismo de fomento, de promoción de exportaciones para hacer fuerte a nuestra economía”.
El titular del Palacio de Hacienda consideró: “Vamos a ser sustentables como nación cuando ocupemos cada rincón del mundo con la venta de ese trabajo que se produce acá en Tigre (el acto se desarrolló en la planta de Patagonia CNC Machines) y en un montón de rincones de la Argentina”.
“Quiero invitar a cada empresario pyme de la Argentina. Estamos dispuestos a ayudarlos a buscar mercado y a financiar competitividad desde el sistema financiero con crédito a tasa subsidiada, y desde el Ministerio de Economía con aportes no reintegrables”, destacó Massa en esa línea.
En tono casi paternal, el ministro señaló que el Gobierno está dispuesto a “tomarlos de la mano e ir a buscar nuevos mercados. Queremos pedirles que le muestren a la Argentina y al mundo que ese talento de los argentinos lo podemos transformar en mercado y en dólares para nuestra economía”, se entusiasmó.
En 2022 las exportaciones de las pequeñas y medianas empresas alcanzaron los 12.065 millones de dólares, y eso fue un 28 por ciento más que en 2020, claro, el año de la pandemia en estado más crudo.
No es poca cosa. Representa el equivalente a casi la totalidad de las exportaciones conjuntas de los complejos maicero y triguero el año pasado, cuatro veces el total de exportaciones de oro y plata, y una vez y media de las ventas externas del complejo automotriz.
Para Massa, la clave es lanzar a las pymes a mercados del exterior, porque “cuando una pyme exporta, no exporta commodities, exporta tecnología, mano de obra calificada, y un precio promedio cinco veces mayor al de una exportación tradicional de la Argentina”.
Pero en este sentido se presenta el problema de la brecha, comenta Bonazzi. Es que hoy hay empresarios pymes que “exportan a pérdida”, porque compran insumos al dólar blue y exportan al oficial, “con tal de no perder ese mercado que les costó tanto tiempo conquistar”.
Y remató: “La unificación del tipo de cambio es muy importante para que se reactive la exportación, si no, cada vez va a haber menos exportación de bienes de capital”. Mensaje para el Gobierno.