• Buscar

Caras y Caretas

           

Como dijo Maradona: la gauchesca y el peronismo

Ilustración: Osvaldo Révora
Ilustración: Osvaldo Révora

Con la llegada del justicialismo se dio una revitalización de la identidad gaucha, de los pobres del Martín Fierro que resurgían de la mano del Estatuto del Peón Rural.

“Yo no me olvido del gaucho, no me olvido del carro, no me olvido del barro. Eso sería olvidarme de mi país y eso no lo haría jamás”, dijo alguna vez Diego Armando Maradona. Ídolo nacional-popular, su frase es acaso un apotegma posible para pensar desde el presente lo que fue la relación entre la gauchesca y el peronismo.

La idea del gaucho como arquetipo nacional se había consolidado a partir de las conocidas conferencias centenarias de Leopoldo Lugones y el nacionalismo católico-hispanista de las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, lo que en la elite dominante había sido pensado en el contexto de la “desaparición del gaucho”, el genocidio indígena y la consolidación del modelo agroexportador –y más precisamente como un ideologema de conjuro frente al avance inmigratorio–, en el proceso histórico iniciado el 4 de junio de 1943 iba a sufrir una serie de modificaciones.

LOS MUCHACHOS GAUCHIPERONISTAS

Tanto desde el Estado como desde publicaciones periódicas de corte político, e incluso desde la iniciativa intelectual militante y sindical, el peronismo apeló al uso del imaginario criollista para dar cuenta de la pervivencia de una identidad gaucha, quizás transfigurada, pero aún vigente. Así, el cabecita negra y la clase trabajadora que se había insertado definitivamente en los destinos nacionales el 17 de octubre de 1945 aparecía en los textos gauchi-peronistas como una continuidad de la gesta de las montoneras decimonónicas, con el gaucho como un sujeto vivo, en las geografías rurales en las que el Estatuto del Peón iba a reparar las injusticias históricas que había sufrido Fierro.

Con la planificación estatal del fomento de la cultura tradicional y una constante producción de textos del género gauchesco, el período que aquí tratamos se caracterizó por una fuerte carga propagandística favorable al gobierno, pero también por una clara decisión de hacer de la vieja gauchesca un actualizado factor de la nueva Argentina, donde el carácter de manifiesto de los pobres del Martín Fierro de José Hernández fue la lectura más potente y acertada que el movimiento supo generar.

De este modo, importantes intelectuales, como Arturo Jauretche, Juan Oscar Ponferrada, Claudio Martínez Payva y Homero Manzi, entre otros, escribieron poesía peronista con los tropos del criollismo. Asimismo, lúcidos artículos y ensayos de exégesis de la temática, como en los casos de Carlos Astrada en El mito gaucho (1948) o de Horacio Rega Molina en Proyección social del Martín Fierro (1950), realizaron su aporte a esta olvidada veta del movimiento, que se completó con una considerable afichística de ilustradores, como Gaspar Besares-Soraire, y aportes audiovisuales, como en el caso del corto Payadas del tiempo nuevo (1950), de Ralph Pappier, con la actuación de Enrique Muiño interpretando a un viejo gaucho de contrapunto. En la misma sintonía, plumas menos reconocidas, como la de Enrique Olmedo en Mundo peronista, darían lugar a la creación de un personaje como Zoilo Laguna, gaucho de ficción que versificaba en el género los hitos del peronismo, destacándose entre ellos un poema llamado “Juncionario” (1953), en el que la crítica a los “funcionarios que no funcionan” ya se hacía tópico. Editado también por la Subsecretaría de Informaciones dirigida por Raúl Apold, muchos de estos poemas de Laguna circularon en la época bajo el formato de pequeños libros con ilustraciones, como una forma de continuar con la estética y factura de los antiguos folletos gauchescos que junto al circo criollo de los Podestá, unas cuantas décadas antes, popularizaron las historias de Juan Moreira, Pastor Luna, Hormiga Negra y matreros varios, como el propio Martín Fierro.

Luego del golpe militar que derrocó a Juan Domingo Perón, en septiembre de 1955, y durante los largos años de la proscripción, la impronta gauchiperonista se mostró insistente. Ya por fuera de los moldes del Estado y de la mano de la consolidación del revisionismo como acervo teórico, autores como Fermín Chávez, José María Castiñeira de Dios o Luis Eduardo Lescano resistieron en el estilo. Arribando a la década de los setenta, con la formación juvenil-guerrillera Montoneros como ineludible dato epocal, la gauchesca peronista obtuvo su creación definitiva con Los hijos de Fierro (1972), de Fernando “Pino” Solanas, película que en modo similar a El familiar (1972), de Octavio Getino, recurrió al reservorio mítico-folklórico para construir una alegoría del drama nacional, en este caso con un Perón que como Fierro se encontraba en la ruda ocasión del trasvasamiento generacional. Ese año además coincidía con el centenario de la primera edición de El gaucho Martín Fierro y con la provisoria vuelta del propio Perón al país. La efeméride le daría así al gauchiperonismo una última oportunidad y nuevos textos de la impronta se publicarían, como en el caso La güelta del Juancho, de Enrique Olmedo bajo el seudónimo de Facundo de los Llanos, o Martín Fierro y los trabajadores, del sanjuanino Miguel Tejada, con el auspicio del gremio de la sanidad (Fatsa).

La partida del conductor, el 1º de julio de 1974, quien habitualmente citaba las máximas hernandianas en sus textos y discursos públicos, se llevó consigo buena parte de esta impronta identitaria del movimiento. Muchos años más tarde, con el llamado conflicto de “la 125” –entre otros avatares–, después de mucho tiempo el peronismo sufrió el cimbronazo de otro capítulo de la disputa política por los símbolos patrios ligados al complejo constructo de la simbología criollista.

En el aniversario ciento cincuenta de nuestro gran poema nacional, el rumiar sobre estos históricos episodios de la ligazón entre la gauchesca y el peronismo quizás no sea al ñudo. Porque como Maradona, el peronismo nunca se olvidó del gaucho.

El autor es compilador y prologuista de Antología gauchiperonista (1945-1975).

Escrito por
Emiliano Ruiz Díaz
Ver todos los artículos
Escrito por Emiliano Ruiz Díaz

A %d blogueros les gusta esto: