• Buscar

Caras y Caretas

           

Inflación, la batalla continúa

El Gobierno busca dar pasos firmes en la lucha contra la inflación. Un paquete de medidas, implementadas gradualmente, apunta a desacelerar la suba de precios y evitar una espiralización.

El ministro de Economía, Sergio Massa, señaló recientemente que el objetivo del Gobierno es reducir gradualmente la inflación, a razón de un punto porcentual cada dos meses, con el objetivo de “llegar a abril con el 3 adelante”.

Tras el pico de 7,4 por ciento alcanzado en julio, y el 7 por ciento de agosto, el ex presidente de la Cámara de Diputados de la Nación y líder del Frente Renovador desembarcó el 3 agosto en el Palacio de Hacienda con una misión bien clara: estabilizar la economía.

Fue luego del cimbronazo cambiario que significaron primero la inesperada salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía, que ya no tenía respaldo de gran parte del Gobierno, y luego la fallida elección de Silvina Batakis, que no lograba generar confianza, por lo que el tipo de cambio paralelo se disparó hasta los 350 pesos durante su breve gestión.

Con su llegada, Massa puso en los primeros lugares de la agenda económica la estabilización del mercado cambiario, dar señales fuertes de que el Gobierno está verdaderamente comprometido con el programa acordado con el Fondo Monetario Internacional y tercero, que la coalición gobernante no tiene destino venturoso en las elecciones generales de 2023 si no se logra contener la inflación.

Se sabe que en la economía “no hay almuerzos gratis”, por lo que la larga historia de desmanejos de las principales variables económicas juega una mala pasada, aun cuando el Gobierno da muestras de querer dar vuelta la página y “acomodar” las variables para llegar a buen puerto.

En esa triple prioridad que se autoimpuso Sergio Massa, la estabilización sufrió marchas y contramarchas, pero finalmente tras casi cuatro meses de gestión, hoy recoge el consenso de la ciudadanía de que la situación no se desmadró y que va encontrando cierto cauce.

Con problemas, claro, pero en un clima de mayor estabilidad que a comienzos de agosto, cuando la economía argentina padecía el síndrome de la montaña rusa.

La palabra empeñada

En el segundo aspecto, el del cumplimiento de las metas acordadas con el FMI, el equipo económico insistió desde el primer momento en que se iba a respetar a rajatabla lo acordado. Esto es, bajar el déficit fiscal a 2,5 por ciento este año, a 1,9 en 2023 y a 0,9 por ciento en 2024, para manejarse con equilibrio de las cuentas públicas a partir de entonces.

En cuanto a la emisión monetaria, la meta de este año es de 1 por ciento el PIB, bajando a 0,6 en 2023. Esto además de eliminar la asistencia del Banco Central al Tesoro, una práctica habitual hasta el arribo de Massa a la conducción de la cartera económica.

La tercera meta es la más difícil de cumplir, pero Massa y su equipo están empeñados en alcanzarla, y para eso apelan a una notoria creatividad. Es la acumulación de reservas internacionales en el Banco Central, que este año debe llegar a 5.800 millones de dólares. Todavía no se alcanzó, pero en el Gobierno confían en que cuando se haga la evaluación, el checklist incluirá una tilde verde en este capítulo.

Hasta el momento, las metas fueron cumplidas en las revisiones de los dos primeros trimestres del año. La revisión del tercer trimestre tendrá lugar en diciembre y hay entusiasmo en el equipo económico de cara a este compromiso.

El asterisco está puesto en el nivel de acumulación de reservas, pero para eso el Gobierno ya instrumentó dos ediciones del llamado dólar soja. La primera entre el 5 y el 30 de septiembre, que dejó una liquidación de granos y derivados por 8.123 millones de dólares, de los cuales quedaron en las reservas unos 5.000 millones.

El resto es parte de lo se va mes a mes en atender los pedidos de importaciones de la industria, por turismo emisivo y compras en el exterior o cotizadas en dólares.

El dólar soja contempló un tipo de cambio diferencial de 200 pesos a los exportadores de la oleaginosa (grano, harina, aceite) que anticipen la liquidación de sus tenencias.

Dólar soja de regreso

El viernes 25 de noviembre Massa anticipó la instrumentación del dólar soja 2, que estará vigente desde el 28 de noviembre hasta el 31 de diciembre a un tipo de cambio de 230 pesos. El acuerdo con las aceiteras y exportadores de granos, contempla además la garantía de parte del Gobierno de acceso a dólares a los productores y exportadores, para pagar insumos y bienes intermedios importados.

Se calcula que por esa vía podrían liquidarse unos 3.000 millones de dólares que están almacenados en silobolsas a la espera de certidumbre y buenos precios.

Justamente este aspecto del dólar soja y la escasez de divisas en el Banco Central se relacionan con el tercer pilar de la gestión de Massa en Economía: ir reduciendo gradualmente la inflación.

Es que en la Argentina la variación del tipo de cambio es un factor esencial en la evolución de la inflación, teniendo en cuenta que la mayoría de los bienes y servicios tienen en su estructura de costos algunos renglones valuados en dólares, por lo que la disparada del tipo de cambio, así sea el blue o paralelo, o los dólares financieros (MEP o Bolsa, Contado con liquidación) termina incidiendo en la fijación de precios.

Así, estabilizar el mercado de cambios es condición sine qua non para contener la inflación.

Foto: NA

Tarifas y naftas

Hay otros dos factores que inciden y en los que está interviniendo el Ministerio de Economía. Por un lado, el costo de la energía eléctrica y el gas, usado tanto a nivel de los hogares como de las empresas, e incidiendo en todos los casos en los bolsillos de los consumidores.

En este plano, confluyen el reclamo del FMI de reducir los subsidios para bajar el déficit fiscal, con la necesidad de ir aumentando las tarifas de luz, gas y agua, en forma gradual.

En este sentido, cuando asumió Massa el 3 de agosto pasado, ya estaba en curso un programa de quita gradual de subsidios diseñado por el ex ministro Martín Guzmán. Massa y su nueva secretaria de Energía, Flavia Royón, rediseñaron el programa que debía entrar en vigencia primero en septiembre, luego en octubre y finalmente se pasó para noviembre.

Así, en la práctica, recién ahora están llegando las facturas con aumentos. La demora en la aplicación de las quitas de subsidios confluyó con el ingreso de divisas vía dólar soja.

También se dispuso el dólar Qatar, un tipo de cambio más caro para quienes viajen al exterior y, además, un tipo de cambio especial de unos 340 pesos para que los extranjeros que llegan al país no cambien sus dólares en las cuevas sino en entidades financieras formales.

El otro factor, en el que también está incidiendo el Gobierno, es el mercado de combustibles. En ese sentido, la semana pasada el Gobierno avanzó en un acuerdo de precios con las principales petroleras para sumarse al programa de Precios Justos.

Durante tres meses habrá aumentos con un tope de 4 por ciento mensual en los surtidores, y en marzo el límite será de 3,8 por ciento. El Gobierno busca así alinear las subas por debajo de lo que espera que sean los indicadores de inflación mensual para los meses de verano.

Escrito por
Carlos Boyadjian
Ver todos los artículos
Escrito por Carlos Boyadjian

A %d blogueros les gusta esto: