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Caras y Caretas

           

No tengo tiempo, la injusta distribución de un bien escaso

Basada en la novela de María Pia López, esta obra problematiza la noción de tiempo, que se manifiesta diferente en mujeres y en varones, y que carga con el madato capitalista de la productividad.

La noción del tiempo ha inquietado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Pero este “bien” inasible es diferente para el hombre que para la mujer. Las protagonistas de No tengo tiempo, lejos de victimizarse por esta tremenda injusticia existencial, están dispuestas a todo por saldar esa diferencia. Basada en la novela de María Pia López, con dirección de Cintia Miraglia, la obra se presenta los domingos en el Teatro El Extranjero. Caras y Caretas estuvo en la segunda función y conversó con la directora.

–¿Cómo surge trabajar sobre esta novela?

–Recibí un mail de María Pia López, donde me contaba sobre la inquietud de llevar No tengo tiempo, su primera novela escrita hace doce años atrás, al teatro. Leí la novela inmediatamente y acordamos un encuentro que nunca pudo realizarse físicamente ya que a los pocos días se declaró la cuarentena obligatoria. Pero finalmente concretamos ese encuentro de manera virtual y acordamos llevar adelante la adaptación de la novela a través de reuniones por Zoom, donde también se sumaría Carolina Guevara (actriz) todos los viernes por la noche y así lo hicimos durante varios meses.

–¿Cómo fue el proceso de la obra?

–Comenzamos a imaginar una posible traslación de ese universo literario al teatro, primero leyendo varias veces la novela, seleccionando los textos que a primera vista considerábamos más potentes para llevar a la acción. Luego hicimos un trabajo de ensamble entre todo lo seleccionado y así llegamos a una primera versión. Cuando finalmente logramos poner el cuerpo en los ensayos ya teníamos meses de trabajo en la adaptación y muchas conversaciones especulativas de por dónde iríamos con esas textualidades. Los primeros encuentros trabajamos probando y desechando, interviniendo esos textos hasta encontrar los resortes que nos posibilitaran entrar en su universo. Luego se sumó Victoria Balay con su música electrónica en vivo, y estuvimos a pocos días del estreno en 2021, pero diferentes circunstancias nos imposibilitaron llevar adelante el proyecto como lo habíamos imaginado, por lo que debimos reconfigurar la propuesta. En ese momento es que se suma Leticia Torres y la obra toma la forma que finalmente tiene hoy.

–¿Qué es lo que te motorizó a poner en escena esta novela?

–Principalmente la fuerza del texto. La incorrección con la que se anima a tratar ciertos temas tabú desde un lugar brutal y desprejuiciado. Es una obra incómoda, poco complaciente, pero que logra ironizar inteligentemente, y eso provoca un humor muy particular. Me gusta además que María Pia López, en No tengo tiempo, elige correrse de la victimización. Acá las protagonistas son capaces de casi todo en el camino de satisfacer sus deseos, y esa fuerza se convierte en actos que arrasan contra toda complacencia.

–¿Qué tiene de singular esta obra respecto de otras que hayas dirigido?

–Una de las cosas que la hace singular respecto de otros proyectos es que es la primera vez que hago una adaptación en forma colectiva y que, además, la misma autora es parte de ese proceso. Fueron largas reuniones donde compartimos lecturas, ideas y decisiones, donde pensamos colectivamente el destino de esas textualidades en función de ciertas ideas de puesta que fueron surgiendo durante la adaptación. Ese proceso creativo nunca lo había experimentado y fue para mí muy gratificante. También fue un trabajo muy particular por el contexto de pandemia que nos atravesó desde el primer día que empezamos a imaginar el proyecto, que nos llevó a pensar un trabajo de adaptación por Zoom y un proceso de ensayos interrumpidos en varias oportunidades, por los distintos vaivenes que tuvo la cuarentena.

–En nuestra sociedad se valoriza el no tener tiempo y se critica la disponibilidad, como falta de productividad. La obra también plantea esta realidad, que suele ser más feroz para las mujeres que para los varones.

–Efectivamente, en No tengo tiempo hay un cuestionamiento a los modos de posicionarnos frente al paso del tiempo y a las diferentes subjetividades que se construyen en esa relación. En los últimos tiempos, gracias a una militancia fuerte de los feminismos, hay una mayor concientización respecto del tiempo que implica para las mujeres y/o identidades que se reconocen en lo femenino llevar adelante las tareas domésticas, el cuidado, la crianza de les hijes, porque inevitablemente te posiciona de una manera muy particular frente al paso del tiempo. Por otro lado, existe una mayor demanda sobre los cuidados estéticos que deben asumir los cuerpos feminizados en relación con los modos de preservar los cánones impuestos de belleza. Pero la obra no se centra solo en esa crítica, sino que se expande hacia otros terrenos también conflictivos en la relación con el tiempo. Esto es justamente lo que me interesó del planteo de la novela, las múltiples aristas que ese paso tiene en nuestras existencias. El tiempo desde su costado acechante, ese que nos pone al galope para alcanzar metas, también su lado más perturbador cuando pasa y deja sus huellas en nuestros cuerpos, cuando el reloj biológico va marcando sus limitaciones, cuando tomamos conciencia ante el tiempo que se acaba. La obra pone en cuestión todas esas dimensiones sobre el tiempo, desde una mirada crítica y a la vez con un recurso que en lo personal celebro que es el humor, aunque no complaciente sino más bien incómodo y catártico.

Ficha técnica

Autoría: María Pia López
Sobre textos de María Pia López
Adaptación: Carolina Guevara, María Pia López, Cintia Miraglia
Actúan: Carolina Guevara, Leticia Torres
Vestuario: Paula Molina
Escenografía: Víctor Salvatore
Diseño sonoro: Vicky Balay
Diseño de iluminación: Matías Noval
Fotografía: Ximena Talento
Diseño gráfico: Cintia Miraglia
Entrenamiento en esgrima: Andrés D’Adamo
Asistencia de dirección: Rocío Solange Bari
Prensa: Daniel Franco
Coreografía: Andrés D’Adamo
Dirección: Cintia Miraglia
Composición sonora: Vicky Balay

Escrito por
Daniela Lozano
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