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Caras y Caretas

           

Los libros de la campaña

La euforia por el regreso de la democracia se tradujo, en los meses previos a las elecciones, en un boom editorial de temas políticos, que los candidatos aprovecharon para difundir sus programas de gobierno.

“Este libro es, sobre todo, la proyección de un deseo largo tiempo postergado: que la juventud de mi país descubra una parte de su gente, sus antiguas luchas y sus esforzados ideales.” Así, el candidato presidencial de la UCR, Raúl Alfonsín, sintetizaba las expectativas puestas en Qué es el radicalismo, un recorrido por la historia de su partido, que se completaba con un cuestionario de 35 preguntas que recogía las opiniones del futuro mandatario sobre los temas que más inquietaban al país. 

El libro, que comenzó a circular en septiembre de 1983, un mes antes de las elecciones generales, formaba parte de la Colección de los Partidos Políticos Nacionales, que la editorial Sudamericana lanzó durante ese año para rescatar los legados de las distintas tradiciones ideológicas. Sus autores eran figuras relevantes de cada corriente. Deolindo Bittel tuvo a su cargo Qué es el peronismo, Oscar Alende trazó el itinerario del Partido Intransigente (PI) y Arturo Frondizi se encargó del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID).

La lista de políticos-escritores se completaba de la siguiente manera: Alicia Moreau de Justo (socialismo), Emilio Hardoy (conservadurismo), Athos Fava (comunismo), Francisco Cerro (democracia cristiana), Rafael Martínez Raymonda (democracia progresista), Jorge Abelardo Ramos (Frente de Izquierda Popular), Francisco Manrique (Partido Federal) y Ricardo Balestra y Jorge Luis Ossona (partidos provinciales).

Casi en simultáneo con la salida de Qué es el radicalismo, la sociedad conoció Ahora, mi propuesta política, una serie de ensayos sobre la realidad nacional escritos por Alfonsín, en los que se vislumbraba su programa de gobierno. En el documento “La Justicia y el monopolio de la fuerza”, fechado el 12 de agosto de 1983, el candidato proyectó dos temas centrales en la política de derechos humanos que luego plasmó en su gestión: el rechazo a la ley de autoamnistía de la dictadura y el planteo de dividir en tres grados de responsabilidad las acciones de los militares durante la “lucha antiterrorista” (esa es la denominación que figura en el documento).

El libro, editado por Sudamericana-Planeta, finaliza con “El radicalismo es una ética”, el discurso que pronunció el 28 de julio de aquel año al asumir la presidencia de la UCR.

El triunfo en las elecciones del 30 de octubre llevó a que la obra se multiplicara con una rápida segunda edición de cinco mil ejemplares.

En nombre de la democracia

En la vereda de enfrente, el peronista Ítalo Lúder dio a conocer el libro de campaña Lúder. Ideas y propuestas cuando su figura se consolidaba como el candidato presidencial del PJ.

En agosto de 1983, la editorial Corregidor lanzó esta obra, que contenía una serie de conferencias, entrevistas y discursos del abogado constitucionalista, desde mayo de 1977 hasta aquella fecha. “Yo quisiera poder mostrarme más polémico, es más interesante. Pero en realidad mi característica es el equilibrio”, decía en una de las entrevistas el ex presidente interino durante un puñado de días en 1975.

El mercado editorial de ese año clave explotó con libros que recopilaban testimonios de personalidades de distintas disciplinas, muchas de ellas víctimas de la censura, la persecución, el exilio o el silencio. Una de esas obras fue Reportajes de Humor, que agrupaba más de cuarenta entrevistas que Mona Moncalvillo publicó desde 1979 en la revista dirigida por Andrés Cascioli.

Las opiniones de Alfonsín y Lúder se sumaron a las de otros hombres y mujeres de trascendencia pública acallados durante años que se reencontraban con su gente y volvían con sus cantos –Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, José Larralde–, sus prédicas –Adolfo Pérez Esquivel, Hebe de Bonafini y Jorge Novak– y sus interpretaciones –Héctor Alterio, Cecilia Rossetto, Carlos Carella, Cipe Lincovsky–.

Los principales rivales en los comicios también compartieron espacio en Apelación a la democracia, que reunió entrevistas de la periodista Emiliana López Saavedra para la revista Redacción entre 1978 y 1982. Allí coincidieron con las voces de los radicales Ricardo Balbín y Fernando de la Rúa; los peronistas Bittel, Antonio Cafiero y Ángel Federico Robledo; el militar Adel Vilas; los liberal-conservadores Manrique, Pablo González Bergez y Emilio Hardoy; los escritores Ernesto Sabato y María Elena Walsh; el físico Jorge Sabato y la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú.

En El tema es la democracia, el periodista Horacio de Dios realizó entrevistas a políticos a pedido de la editorial de la Universidad de Belgrano. En este caso, Alfonsín se codeó con Robledo, Alende, Manrique, Hardoy, el socialista Américo Ghioldi y el liberal Alberto Benegas Lynch (padre).

Reconstruir la biblioteca

La efervescencia por el esperado retorno de la democracia se vio reflejada en la industria editorial, que desplegó títulos que ahondaban en episodios y personalidades de la historia argentina y ensayos sobre la actualidad nacional, y reeditó obras olvidadas o prohibidas durante los años del terrorismo de Estado. Un hecho significativo fue el primer aniversario de la guerra de Malvinas, que impulsó la edición de una decena de libros sobre la contienda.

La sociedad, ansiosa por recuperar el tiempo perdido, acudió a las liberarías y los kioscos para buscar las palabras que reabrieran el pensamiento crítico. Fueron un éxito los “libritos negros” de la Biblioteca Política Argentina del Centro Editor de América Latina (CEAL). También tuvo una buena recepción la serie Sociedad y Cultura, de la Biblioteca Argentina Fundamental.

“Libros para la democracia” promocionaba su catálogo El Cid Editor, que difundía Las locas de Plaza de Mayo, del francés Jean-Pierre Bousquet; El proyecto nacional. Mi testamento político, de Juan Domingo Perón; ¿Puede Argentina pagar su deuda externa?, de Aldo Ferrer; y El caso Camps. Punto inicial, de Jacobo Timerman.

“Bruguera contribuyó a la democracia. Así lo demuestran los autores argentinos publicados”, afirmaba el sello de origen español. Lograron impacto Los años crueles, de Hipólito Solari Yrigoyen, y Todos somos subversivos, de Carlos Gabetta.

Dos argentinólogos alcanzaron una amplia difusión en la prensa escrita con obras que se convirtieron en clásicos: Poder militar y sociedad política en la Argentina, del francés Alain Rouquié, y El ejército y la política en la Argentina 1945-1962. De Perón a Frondizi, del estadounidense Robert Potash.

Entre “los libros del verano” recomendados a fines del año, la revista Siete Días incluyó Los deseos imaginarios del peronismo, de Juan José Sebreli; La república perdida, de Luis Gregorich; Indios, ejército y frontera, de David Viñas; y Seamos felices mientras estamos aquí, de Carlos Ulanovsky, entre otros. En 1983 también aparecieron El Estado terrorista argentino, de Eduardo Luis Duhalde, y Golpes militares y salidas electorales, de Félix Luna.

Como era de esperar, el movimiento fundado por Perón, su trayectoria y su devenir se consolidaron como atractivos objetos de análisis. En las estanterías convivían los libros de Lúder y Bittel –a este último hay que sumarle Peronismo y dictadura– y los de otros dirigentes del PJ con el ensayo de Sebreli y Estudios sobre el peronismo, de José Pablo Feinmann; La columna vertebral, de Álvaro Abós, y El peronismo de la victoria, de Jorge Luis Bernetti –los cuatro últimos publicados por Legasa–.

En aquel año, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires reflejó el estado de ebullición de una sociedad que ansiaba dejar atrás las atrocidades del régimen cívico-militar. Los 920 mil visitantes contrastaban con los 650 mil de la edición anterior, en plena guerra de Malvinas.

En la noche del sábado 9 de abril, Alfonsín recorrió los stands del Centro Municipal de Exposiciones y deslizó una frase ilusionada: “Que el año que viene pueda venir para comprar todos los libros que este año no podré adquirir. Y que eso nos pase a todos”.

Escrito por
Germán Ferrari
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