• Buscar

Caras y Caretas

           

Los enigmas que llegan a las PASO

Mientras el oficialismo tiene en contra el escenario de inflación, la derecha opositora se autofagocita en sus internas y los libertarios se enfrentan con la realidad de las urnas.

Son varios los enigmas que develarán las urnas en las PASO del próximo 13 de agosto. Hay 35.394.425 argentinos habilitados para votar. Dentro de ese total, algo más de un millón son jóvenes de entre 16 y 17 años que irán al cuarto oscuro por primera vez. Esta elección, además, se produce cuando la democracia cumple cuarenta años de estabilidad. Y, al mismo tiempo, en uno de sus momentos más críticos. El intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández coronó un proceso de estigmatización y persecución política a través del Poder Judicial que no tenía antecedentes en estas cuatro décadas.

El examen más complejo –como ocurre siempre en las presidenciales– es para el oficialismo. El peronismo y sus aliados bajo el paraguas de Unión por la Patria llegan en una situación complicada. Las elecciones legislativas de 2021 fueron una señal del retroceso en el respaldo electoral del entonces Frente de Todos. Esa contienda llegó en medio de la pandemia, que marcó por completo el destino del gobierno de Alberto Fernández. En ese período, no hubo manera de tomar decisiones que no fueran malas noticias. El presidente optó por cuidar la salud de la población. Pero eso implicó clausurar la vida social, las escuelas, el trabajo presencial, con todas las consecuencias económicas y emocionales que eso conlleva.

Una vez que el covid-19 pasó, reflotaron con más fuerzas las expectativas que la mayoría de la población había depositado al votar por el FdT en octubre de 2019, es decir, recuperar el empleo y el poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones. El recuerdo de los doce años de Néstor y Cristina había sido el faro que la mayoría de los votantes siguieron hacia las urnas.

Y es en este punto donde el asunto se complicó. Los últimos datos del Indec muestran con claridad el contraste: el empleo registrado privado es el más elevado desde 2009, cuando comenzó a medirse este indicador. Al mismo tiempo, la pobreza está en niveles similares a los del final del gobierno de Mauricio Macri. El nombre de esta paradoja es uno solo: inflación.

El aumento constante de los precios de la comida, la vivienda, los remedios, hace que los salarios queden por detrás. Entonces la pobreza se mantiene estable aunque crezca el empleo.

Cuando Sergio Massa asumió el Ministerio de Economía, la situación era crítica. Además del compromiso que mostró, Massa hizo también una apuesta política. No es fácil para el electorado valorar todo lo malo que se evitó, aunque sea cierto. La población estaba enterada del posible cataclismo financiero que se anunciaba en el horizonte cuando renunció Martín Guzmán, pero en el día a día lo que sentía eran los precios. Y eso es lo que por ahora no logró domesticar el ministro de Economía.

Aunque sea contrafáctico, es posible imaginar las chances electorales que tendría Massa si además de contener el cataclismo hubiese logrado bajar la inflación. El escenario sería menos incierto. 

Para botón de muestra está lo que logró en su momento Fernando Enrique Cardoso en Brasil. Asumió como ministro de Economía de Itamar Franco en 1993. Logró estabilizar la inflación con el Plan Real. Pasó de 2.400 por ciento en 1993, a 900 en 1994, y al 22 por ciento en 1995. Cardoso fue luego presidente durante ocho años. Massa no pudo lograr lo mismo en estos trece meses. Maniobró en la tormenta y consiguió que el país no cayera al barranco, pero la inflación alta sigue ahí.

¿Qué tan claro es para la mayoría de la sociedad que las dificultades del ministro se debieron a la bola de hierro atada al tobillo que implica la deuda que tomó Macri con el FMI? Este es uno de los interrogantes centrales que responderán las urnas el próximo 13 de agosto.

JxC: ¿tu pasado te condena?

La principal fuerza de oposición sigue siendo Juntos por el Cambio. Lo dejaron claro las elecciones de hace dos años. Sin embargo, no parece tan nítido que sea la expresión política que está capitalizando el descontento con la situación económica.

Hay amplios sectores de la población en los que está muy fresco el recuerdo del gobierno de Cambiemos y sus consecuencias. Este es uno de los datos que equilibra la cancha inclinada en contra del oficialismo.

Patricia Bullrich fue un miembro estelar del gabinete de Macri, y Horacio Rodríguez Larreta, su delfín de la ciudad de Buenos Aires. Son, además, políticos de carrera, que también formaron parte de la gestión de Fernando de la Rúa. 

Un elemento que ha funcionado como un arma de doble filo es que la coalición opositora planteó una primaria potente, con estos dos contendientes que disputan el liderazgo del antiperonismo. Desde 1983, hubo dos internas de la misma envergadura: la de Carlos Menem con Antonio Cafiero en 1989, y la de Fernando de la Rúa versus Graciela Fernández Meijide, una década después.

La primaria fuerte de JxC tiene dos efectos: el positivo para la coalición opositora es que estimula a su base a movilizarse para votar en las primarias. El negativo es que, al haberse vuelto tan virulenta, no será tan fácil contener al conjunto del voto del adversario una vez terminada la PASO.

Desde el punto de vista de la campaña, JxC se montó sobre el clima anti Estado que disparó en todo el mundo la pandemia. A diferencia de lo que hizo Macri en 2015, que se propuso como un post kirchnerista que no modificaría las bases del modelo económico y social que se había consolidado desde 2003, ahora la derecha es honesta con sus planes. Promete reforma laboral, ajuste del gasto público, es decir, de las jubilaciones, y el resto de las viejas recetas de la Argentina conservadora.

La estrategia parte de la base de que la mayoría de la población cree que es el Estado el responsable de la situación y que mientras más se lo descuartice mejor será la vida.

¿Hasta qué punto la pulsión antiestatal que se disparó a partir de las restricciones que impuso el covid sigue vigente? ¿Cuánto pesará el recuerdo del gobierno de Macri?

Son dos interrogantes que se suman al 13 de agosto.

Milei: ¿fenómeno mediático o político?

El tercer racimo de enigmas es cuál será el peso real de Javier Milei. En el mundo de las redes sociales y los estudios de opinión pública, el economista de extrema derecha aparecía hace unos meses como un fenómeno imparable. Era un meteorito que viajaba a miles de kilómetros por hora para chocar con el planeta de la política tradicional y hacerlo volar por los aires. Luego comenzaron a transcurrir las elecciones provinciales y se produjo un baño de realidad. La mayoría de los candidatos referenciados con Milei en las provincias sacaron entre el tres y el cinco por ciento.  Solo el empresario César Treffinger, que se postuló para gobernador de Chubut, sacó 19 por ciento de los votos, la cifra que supuestamente mide el diputado a nivel nacional.

Incluso en los momentos más complejos de enojo de la sociedad con la dirigencia política, como ocurrió en la crisis de 2001, que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa, las opciones surgieron del peronismo o del radicalismo.

¿Acaso Milei se va a transformar en un fenómeno hasta ahora desconocido para la cultura política argentina? ¿O se trató de un clima de opinión pública, centralmente en la zona del AMBA, que no tendrá traducción electoral?

Otros dos interrogantes que suman a la cuenta regresiva.     

Escrito por
Demián Verduga
Ver todos los artículos
Escrito por Demián Verduga

A %d blogueros les gusta esto: