Al siglo XIX del Río de la Plata le faltaba el José Hernández pensador, aunque estaba el poeta del Martín Fierro. La cultura argentina había incorporado decididamente a su historia intelectual el poema, pero había dejado de lado su pensamiento completo, su cosmovisión, su enfoque político, su constante militancia.
Así es que el siglo XIX, en el Río de la Plata, no estaba integralmente sin incorporar a Hernández (1834-1886). Tuvimos tempranamente la obra de Echeverría, recopilada por su amigo Juan María Gutiérrez. También las fundamentales de Sarmiento y la de Alberdi, completada por sus discípulos con su numerosos Escritos póstumos. Pero seguía faltando una que era en algunos aspectos superadora, dada la valoración que el poeta tenía del hombre de trabajo argentino y del hombre americano.
Se completó ahora una nueva edición de las Obras completas de José Hernández por la Editorial Docencia de Buenos Aires, que me tocó dirigir. Fue una tarea de la que participaron equipos de investigadores de las universidades nacionales de Córdoba, La Plata, Misiones y Buenos Aires, con el apoyo irrestricto de Eugenio Gómez de Mier, director de la Editorial Docencia. Son catorce volúmenes, de los cuales ocho corresponden a su obra periodística, desparramada en artículos escritos a lo largo de casi veinte años en periódicos de Paraná, Corrientes, Rosario, Buenos Aires y Montevideo. De esa actividad se derivan también su Vida del Chacho y su Vida de Mitre, escritos en el periodismo de la época que recogía no solo noticias y comentarios, sino también propuestas, proyectos de país y análisis históricos. Lo que hoy llamaríamos “ensayos”.

Tres volúmenes corresponden a su obra parlamentaria, como diputado primero y como senador más tarde, en las cámaras de la provincia de Buenos Aires (1879-1886). Otros dos corresponden a su obra poética, donde se publican en versión facsimilar los manuscritos existentes del Martín Fierro, y se rescata su periodismo gauchipolítico de 1859, tan injustamente olvidado. El volumen de la Instrucción del estanciero de 1881 completa el listado.
El primer artículo en prosa que publica, el 18 de enero de 1860 en La Reforma Pacífica de Buenos Aires –a los 26 años–, ya plantea un proyecto de país futuro. La Argentina, dice, se puede definir con tres palabras: sangre, sangre, sangre.
País ensangrentado
Sangre en la lucha de la Independencia, sangre en la lucha interna durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, y sangre en la etapa actual, y lo decía enmarcado entre la pasada batalla de Cepeda (1859) entre unitarios y federales y la próxima de Pavón, que ocurriría en 1861. Batallas en las cuales, y esto no es menor, participó como soldado. Tenemos que pasar, dice, de la etapa de sangre a la de la Patria, donde impere la ley, donde se imponga en todo el territorio la Constitución sancionada en 1853, que hoy es letra muerta. Y cuando las diferencian se diriman dentro de la Constitución y cuando la sociedad se desarrolle en orden, podremos pasar de la Patria a la Nación Argentina rica y poderosa del futuro.
Ese artículo fue publicado sin título, como simple “Correspondencia de las provincias”, y sin firma, puesto que asentó un seudónimo que usaría durante todo ese año: Vincha, vocablo en el que reaparece su juventud pasada en plena vida rural, donde indios y paisanos usaban esa tira de género o de cuero para sujetarse el cabello.
Hernández adhiere fervientemente al programa que levanta el general Justo José de Urquiza de organizar el país con una constitución federal donde cada provincia decida su gobierno y su vida interna, sin interferencia del poder central asentado en Buenos Aires. Y tan en serio adopta esas ideas que siendo él de la provincia de Buenos Aires se va a vivir a Paraná, que era un pequeño pueblo, pretendida ciudad donde Justo José de Urquiza, rechazado en Buenos Aires, había instalado la capital de la entonces llamada Confederación Argentina. Elige un lugar y también un destino, y allí se casará y tendrá sus primeros hijos.
Es notable su tarea periodística a lo largo de su vida y a lo largo y ancho del país, siempre en defensa de la causa federal enfrentando a Sarmiento y Mitre, a los que acusa con nombre y apellido. Tal en su Vida del Chacho, publicada en 1863 –colección de sus artículos en El Argentino de Paraná–, y 1875 donde señala que la responsabilidad del asesinato de caudillo es una orden de Sarmiento, jefe entonces de la tropa nacional en la zona del Noroeste. Sus críticos lo han llamado panfleto político, pero sorprende su carga semántica y su elegancia literaria en medio de la pelea. Es además un directo antecedente de un folleto muy posterior y hoy un clásico de la literatura latinoamericana: Operación Masacre de Rodolfo Walsh.



Hernández acompañará la política federal e irá señalando las desviaciones que observa en la jefatura de Urquiza, que causarán la rebelión de López Jordán contra el poderoso caudillo entrerriano. Ya en la Vida del Chacho en 1863 alertaba: “¡En guarda, General Urquiza! El puñal está levantado, el plan de asesinaros preconcebido; la mano que descargue el golpe la comprará el partido unitario con el oro que arrebata al sudor de los pueblos que esclaviza”. Pero las advertencias de Hernández eran inútiles, porque desde 1860, en que había cambiado visitas oficiales con Mitre en Buenos Aires y en su estancia San José en Entre Ríos, había un evidente entendimiento entre ambos líderes que los federales de las provincias no calibraban en su real importancia, o bien desconocían. La profecía de Hernández se cumplirá, pero serán los propios federales quienes tendrán que ajusticiarlo por su traición a las ideas federales.
Un pensador nacional y popular
Fue periodista en nueve diarios, dos de los cuales fueron creados por él. En Buenos Aires –donde había sido corresponsal de La Reforma Pacífica–, publicó El Río de la Plata, su gran diario. Diario exitoso e importante, que cerró para sumarse a la tropa de López Jordán cuando este se rebeló contra Urquiza, ya convertido en un nítido traidor al federalismo. Este comportamiento, esta ética confirma su condición de militante federal. Ese periodismo militante es el que fue ocultado al desconocerse su obra periodística, que llamo obra ensayística, puesto que sus artículos eran análisis acompañando la circunstancia del país que le iba tocando y dado que justamente el periódico era el ámbito de divulgación de los proyectos nacionales, como también así lo usaron Sarmiento y Alberdi, entre otros.
Justamente en la Instrucción del estanciero, un sencillo manual de usos rurales, modestamente, muy de pasada, expresa su filosofía de la historia. Valora y defiende al trabajador rural latinoamericano porque con su tarea completa la obra divina: “Como prosecutor de la creación –escribe– su misión es desarrollar las fuerzas que están a su servicio sorprendiendo secretos que la naturaleza parecía guardar en su impenetrable misterio”. “El ‘lepero’ de México –continúa Hernández–, el ‘llanero’ de Venezuela, el ‘montuvio’ del Ecuador, el ‘cholo’ del Perú, el ‘coya’ de Bolivia, y el ‘gaucho’ argentino no han saboreado todavía los beneficios de la independencia, no han participado de las ventajas del progreso, ni cosechado ninguno de los favores de la libertad y de la civilización.” Profundo pensamiento que está en la raíz de la posición nacional y popular, alejada del liberalismo iluminista de sus adversarios.
A Hernández le tocó interactuar con los grandes personajes de su época: con Urquiza, que fue su jefe político hasta 1870; con Sarmiento, al que acusó, con fundamento, de asesinar al Chacho Peñaloza; con Mitre, al que consideraba el jefe de la oligarquía porteña, responsable de la guerra del Paraguay, y al que analiza en artículos a lo largo de 1874 en el diario La Patria de Montevideo. Y con Juan Bautista Alberdi, con quien es coetáneo, aunque más joven, y frente al cual levanta el valor de los hombres de trabajo americanos, de los que Alberdi desconfiaba, si los comparaba con los obreros ingleses a los que admiraba.
Obras completas de José Hernández
Editadas por primera vez en 2005 y reeditadas en 2022, las Obras completas de José Hernández (con dirección de Ángel Núñez, por Editorial Docencia) están integradas por los siguientes volúmenes:
Tomo 1. Obra periodística
Volumen I (2013, 2ª edición ampliada 2014). La Reforma Pacífica, El Nacional Argentino, El Litoral.
Volumen II (2013). El Argentino.
Volumen III (2014). El Eco de Corrientes. La Capital.
Volumen IV (2017). El Río de la Plata (1869).
Volumen V (2017). El Río de la Plata (1869).
Volumen VI (2019). El Río de la Plata (1870).
Tomo 2 (2013). Vida del Chacho.
Tomo 3 (2014). Vida de Mitre. Rasgos biográficos de su política.
Tomo 4 (2014, 2ª edición ampliada 2016). Obra poética
Volumen I (2014). El gaucho Martín Fierro. La vuelta de Martín Fierro (ediciones facsimilares y los manuscritos de La Ida).
Volumen II (2016). Los manuscritos de La Vuelta, Poesía gauchipolítica, el “peritexto” de El gaucho Martín Fierro.
Tomo 5 (2013). Obra Parlamentaria
Volumen I. Hernández diputado (1879-1881)
Volumen II. Hernández senador (1881-1883)
Volumen III. Hernández senador (1883-1886)
Tomo 6 (2005, 2013). Instrucción del estanciero.