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Caras y Caretas

           

Tangos (y algo más) de la resistencia

La reconocida cantante Dolores Solá se presentó en el parque temático Perón Volvió con un repertorio cien por ciento militante.

El cuarto fin de semana en el predio porteño ubicado en Zapiola 50 comenzó a pura música. El gran escenario ubicado sobre la diseñada Avenida Juan Domingo Perón, entre el Pasaje La Grieta y la Avenida de los Trabajadores, se convirtió en un espacio de arrabal y resistencia. La cantautora, y voz de La Chicana, Dolores Solá, acompañada por Julián Caeiro en teclados y Lucas Marcelli en guitarra, interpretó una variada lista de “canciones compañeras”.

“Mi general, presente estoy. El más humilde soldadito suyo soy, para cantar con devoción, este destino que nos marca su visión”, comenzó a interpretar Dolores Solá las primeras estrofas de “La canción del soldadito” (1956), mientras el público buscaba un espacio para ver el espectáculo de pie, ya que las sillas se encontraban colmadas desde un tiempo antes que empezara a sonar el piano.

El segundo tema de la lista, ya con la conformación del trío sobre el escenario, fue el reconocido tango “Patio mío” (1953), del poeta y compositor Cátulo Castillo, popularizado por Aníbal Troilo. Esta versión se llevó los aplausos que retumbaban sobre el tinglado, con temperaturas que no daban tregua.

El singular tema “Oda a Perón” fue el tercero en sonar en Zapiola 50. Se trata, en realidad, de una readaptación del pasodoble original “Mis harapos”, compuesto en los años 30, cuya letra fue modificada por Alberto Marino, que en 1947 la transformó en una alabanza al líder popular.

El primer tema de la lista cuya composición no se relaciona de manera directa con el movimiento peronista fue “De barro” (1943). Aunque, como todos los caminos conducen al General, el pianista sobre el escenario aprovechó para destacar que su autor fue el poeta, político, guionista y periodista reconocido por su compromiso político y su lucha en la resistencia peronista Homero Manzi.

“Perón volverá, muchachos. Los debe encontrar unidos. Lo pide el pueblo argentino, el pueblo que tanto amó. Perón volverá, muchachos. La Patria lo necesita. Por él y la Santa Evita, lucharemos con honor”, cantaba y dejaba grabado en la clandestinidad Nelly Omar en 1956, durante los años más difíciles de la resistencia. Este tema también fue interpretado por Solá en el escenario de Perón Volvió para cerrar la primera parte del show.

Baile, compromiso y emoción

Promediando el espectáculo, la ciudadela peronista ya se había convertido en una pista de baile callejero. El lustrabotas ensayaba un paso algo fallido, el trabajador del Banco Productivo hacía pareja con la muchacha del almacén y el florista hizo lo propio con la joven que todos los días juega a las cartas en la vereda, mientras el público asistente elegía a quien físicamente tenía más cerca para bailar, o al menos intentar hacerlo.

El tango “Fangal” (1951-1953), inicialmente escrito por Enrique Santos Discépolo bajo el título de “Falsa escuadra” y finalizado por Homero Expósito luego de que Discépolo falleciera, fue el siguiente en la lista. Momento, también, para disfrutar de la calidad artística de Julián Caeiro en los teclados.

“Esta canción la escribí luego de salir de una visita que realicé a la ex ESMA. Ese lugar lleno de horrores, donde, por ejemplo, comían a metros del lugar de tortura, por lo que almozaban escuchando los gritos de sus compañeros. Pero, del otro lado, afuera, estaba la maravilla de la naturaleza, la vida. El cielo y el infierno en un mismo lugar”, relató Dolores Solá antes de comenzar a cantar “El jardín de atrás”.

Sin duda, fue ese el momento más emotivo de la tarde en el predio. La canción describe la historia de una militante detenida en el centro clandestino del barrio porteño de Núñez, sus recuerdos de la infancia, sus acercamientos hacia la muerte y sus escapadas mentales fuera de los muros impenetrables.

Tras una larga ovación, el público visiblemente emocionado pidió el clásico bis para cerrar el show. “Estoy orgulloso de mi General”, del cineasta, guionista, actor y músico Leonardo Favio, fue el tema elegido para despedirse del escenario. “Ese fue un artista que se la jugó y se puso la camiseta, no como otros”, sentenció la cantautora antes de dar comienzo al último tema.

Con la frase “a los laburantes de acá, de Perón Volvió, muchas gracias”, se cerraba una tarde marcada por el subibaja emocional. Sin grises se transitaba de las sonrisas distendidas, al profundo compromiso; del baile arrabalero, a las lágrimas sentidas; del relato del terror frío y oscuro, a la utopía constante de creer que siempre el sueño está más cerca.

Quizá, todos sentimientos y expresiones que Dolores Solá supo resumir en un pasaje de “El jardín de atrás”: “Me cargan en brazos los cumpas de entonces, y cantan los troskos la misma canción. Vamos a la Plaza, ella es la bandera. Hoy al fin tenemos la revolución”.

Escrito por
Damián Fresolone
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