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Caras y Caretas

           

“Siento más libertad en el teatro, una exigencia más liberadora”

Desde adolescente trabaja profesionalmente, cuando debutó en la exitosísima tira juvenil Montaña rusa. Transita con fluidez la TV, el teatro (en los circuitos comercial e independiente) y el cine. Incursionó en la dirección teatral en microteatro y en 2019 exploró conjuntamente la dirección y el género infantil en un espectáculo junto a La Bomba de Tiempo. En 2021 dirigirá una obra que está ensayando y preparando en este particular 2020 con Víctor Torres y Miguel de Olaso, y en enero próximo lanzará un proyecto virtual llamado Plataforma Prisma, junto con Valeria Kovadloff. Como si fuera poco, Malena Solda da clases de teatro para niños y adultos.

–¿Cómo aparece la actuación en tu vida?

–Empezó con las obras de Hugo Midón cuando me llevaban al teatro mi mamá y mi abuela. Mi mamá me llevaba al teatro y al cine. Mi abuela también. Y el mundo de Hugo Midón era muy especial, con el retorno de la democracia. Me gustaban mucho sus obras y al salir me compraban el cassette y yo lo actuaba en casa y lo bailaba y volvía loco a todo el mundo. Mi mamá se enteró de que Hugo tenía una escuela de teatro y me preguntó si quería ir y le dije que sí. Su idea no era que yo fuera actriz, sino que hiciera algo expresivo, como hacía en ese momento cerámica o flauta. Aparentemente, desde chiquita dije que quería ser actriz, ¡y lo logré! (risas).

–¿Cuántos años tenías cuando empezaste a estudiar?

–Nueve años.

–¿Cómo viviste eso de ser tan chica y ya tener un trabajo, independencia económica?

–Fue raro porque fue muy de golpe. No fue despacito. De golpe trabajar en Canal 13 y tener un sueldo y horarios de grabación muy exigentes. En esa época, los adolescentes no estábamos muy cubiertos. Trabajábamos de 13 a 23 de lunes a viernes, y el sábado grabábamos todo el día. A la mañana, en la semana, yo iba al colegio. La tele era otro mundo, un mundo muy diferente al que estaba acostumbrada, que era totalmente contenido. A la tele y a las telenovelas les dicen la máquina de picar carne, así que fue shockeante, pero al mismo tiempo muy lindo porque el primer grupo con el que trabajé que era el grupo de Montaña rusa, un grupo muy sano: éramos inocentes, no éramos competitivos, éramos todos chicos. Para la mayoría era nuestra primera experiencia en la TV, para todos, sin duda, era la primera experiencia con tanto éxito, nos hacíamos mucha compañía y eso lo hizo muy especial. Los pocos adultos que había en el elenco –Horacio Peña, Beatriz Spelzini, Edgardo Moreira– eran amorosos, con mucho prestigio y un carrerón, así que yo me les acercaba y les preguntaba todo, sobre todo a Horacio Peña. Lo volvía loco, pobre.

–¿Cómo se dio ese comienzo en Montaña rusa? ¿Hiciste un casting?

–En lo de Hugo Midón estuvimos seis años con unas amigas. Hugo nos dijo en un momento: “Ya está, chicas, no tengo más nada para darles, crezcan”. Así que nos fuimos a buscar otro taller y nos fuimos a estudiar con Cristina Banegas. Cristina nos llamaba “Las viudas de Hugo Midón”. En ese taller estaban Sebastián de Caro y Giselle Pessacq. Hicimos todo ese año y en la muestra de fin de año, Jorge Maestro, que era un autor, y Patricia Weber, que era productora de Canal 13, vinieron a buscar adolescentes para este nuevo programa. Yo hacía un personaje muy vistoso en la muestra, basado en un cuento de Fontanarrosa. En mi escena, él era un tanguero que me hacía un reproche larguísimo y yo era la mujer que le contesta. Muy gracioso, como si las mujeres respondieran a los reproches de los hombres en los tangos. Y tenía un vestido rojo muy femme fatal. Patricia Weber todavía se acuerda. Nos pidieron a Sebastián de Caro, a Gisi Pessacq y a mí si podíamos hacer un casting. Y fuimos a Canal 13, con toda la inocencia de esa edad, yo fui con la cara lavada, un vestido largo, como era yo. Y Patricia Weber me miró como diciendo: “Yo esperaba a la femme fatal” (risas) y me dijo: “¿Podés venirte un poco más maquillada?”. Empezamos a hacer etapas y quedé, quedamos los tres. Fue muy de golpe porque en diciembre hice el casting, en enero me fui de vacaciones y me llamaron y me dijeron “quedaste, volvé”, y me volví de las vacaciones y me explicaron sobre el proyecto. Yo dije que lo tenía que pensar. Me miraron como diciendo “¿qué tenés que pensar? Te estamos ofreciendo el éxito”, pero bueno yo estaba asustada. Tuve todo el apoyo familiar que necesitaba y pude hacerlo. En enero empezamos a grabar las promociones, en febrero las escenas y en marzo empezó la tira, quinto año y grabar. Muy intenso. Y además la tele tiene esto de que la devolución es muy inmediata. Al mes me subía al tren y me decían de todo. Y yo me moría de la vergüenza porque siempre fui tímida. A pesar de querer estar arriba del escenario, soy una persona discreta en la vida cotidiana, pero en los adolescentes no existe mucho la discreción, sobre todo si están en grupo. Ahora me río. En ese momento no.  

–Transitaste la TV, el cine y el teatro. ¿Qué te pasa en cada espacio? ¿Hay alguno que te haga sentir más “en casa”?

–Me gusta poder pasar de uno a otro porque cada uno implica diferentes rutinas. Entonces cuando me canso de la rutina de tener función todos los días, que implica una predisposición, una energía, no cansarse durante el día, dormir la siesta, tener bien las cuerdas vocales, tener el cuerpo disponible, poder pasar a una rutina de tele, más diurna, me gusta. Además de lo expresivo –en teatro tenés que proyectar la voz y trabajar con el cuerpo y en TV es más acotado, y en cine más acotado aún–, me gusta pasar de un formato al otro. Sí siento más libertad en el teatro porque esta exigencia es en un punto más liberadora cuando tenés que involucrar más el cuerpo y la voz en transmitir un personaje, las emociones.

–¿Qué proyectos tenés para 2021?

–Dar clases de teatro para niños y adultos en mi casa en Villa Urquiza. Dar clases de teatro por Zoom también para poder llegar a otros lugares. Este año lo hice y fue una experiencia hermosa. Otro proyecto es una obra de García Lorca junto a Víctor Torres y Miguel de Olaso, que este año hicimos por streaming. Y también un proyecto virtual que lanzaremos junto con Valeria Kovadloff que se llama Prisma. Proyecto Prisma es una plataforma web donde vamos a ir subiendo distintas producciones de ficción sonora (radioteatro, movidas interactivas, etc.), y también charlas y entrevistas. Y en lo regional, estamos trabajando con el Teatro del Puente de Chile. Este proyecto se lanza en enero de 2021, prontito.

Escrito por
Daniela Lozano
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