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Caras y Caretas

           

Cancelaciones y abucheos en la Feria de Frankfurt

La guerra en Medio Oriente marcó la inauguración del más importante evento del mundo editorial: se suspendió la participacion de la escritora palestina Adania Shibli, que iba a ser premiada, y el filósofo Slavoj Zizek fue abucheado.

La Feria del Libro de Frankfurt, la más importante del mundo editorial del planeta, cumplió 75 años. Se anunciaron grandes festejos. Pero los sucesos de Medio Oriente contaminaron el evento desde antes de la inauguración, al punto de que seguramente volverán inolvidable esta edición.

La “cancelación” de la participación de la palestina Adania Shibli y los abucheos y la explícita desautorización al filósofo esloveno Slavoj Zizek, que habló en la inauguración por Eslovenia, el país invitado, mostraron los límites de la libertad de expresión cuando de la defensa de los derechos de los palestinos se trata.

Adania Shibli es una prestigiosa escritora y dramaturga; nació en Palestina en 1974 y vive un poco en Jerusalén y un poco en Berlín. Este año, la asociación literaria Litprom la galardonó con el LiBeraturpreis 2023, que premia cada año obras de autores de Asia, África y América latina.

El premio fue por su novela Un detalle menor, que ya la había hecho merecedora de la inclusión en la lista corta del Booker Price, el más importante de Gran Bretaña.  Un detalle menor narra cómo los soldados de una unidad militar israelí encuentran en el desierto del Néguev a una joven beduina; la apresan, encierran en su campamento, violan en grupo, matan y entierran en la arena.

Litprom, una organización privada pero financiada por el gobierno alemán y la feria, anunció el viernes que no se efectuaría la ceremonia de entrega del premio y que cancelaría un panel en el que debían participar Shibli y su traductor de alemán, Günther Orth.

La explicación, online, fue escueta: “Debido a la guerra iniciada por Hamas, que sufren millones de personas en Israel y Palestina, el organizador Litprom ha decidido no celebrar la ceremonia de entrega del LiBeraturpreis en la Feria del Libro de Frankfurt (…) Litprom está buscando un formato y un escenario adecuados para el evento posterior”.

La respuesta no se hizo esperar: el lunes 16 se publicó una carta abierta, dirigida a la feria, que repudia la cancelación del homenaje a Shibli y de sus actividades en la feria.

La firman más de un millar de escritores y editores, incluidos tres Premios Nobel: Abdulrazak Gurnah, de Tanzania, la polaca Olga Tokarczuk y la francesa Annie Ernaux. También autores occidentales como Ian McEwan, Colm Toibin, Naomi Klein y Judith Butler. Por el lado de América latina están el boliviano Rodrigo Hasbún, la mexicana Valeria Luiselli, la chilena Faride Zerán, la ecuatoriana María Fernanda Ampuero. También editoriales asturianas, brasileñas, holandesas, inglesas, francesas, griegas, coreanas, italianas, noruegas, polacas, españolas, suecas y turcas, y una infinidad del mundo árabe.

Los firmantes piden que Litprom y la feria reconsideren su decisión y reivindican la novela: “El libro hace referencia a acontecimientos bien documentados relacionados con la violación de una niña beduina en 1949 por una unidad del ejército israelí”. Agregan: “La Feria del Libro de Frankfurt tiene la responsabilidad, como importante feria internacional del libro, de crear espacios para que los escritores palestinos compartan sus pensamientos, sentimientos y reflexiones sobre la literatura en estos tiempos terribles y crueles, sin cerrarlos”.

Litprom en principio dijo que la cancelación había sido acordada con la autora, lo que Shibli desmintió: “Si se hubiera realizado la ceremonia –dijo– habría aprovechado para reflexionar sobre el papel de la literatura en estos tiempos crueles y dolorosos.”

La editora estadounidense de Shibli, Barbara Epler, escribió una carta que publicó The New York Times: “Con el increíble dolor que ahora sufren todas las partes, de nadie sirve decir falsedades, especialmente sobre el autor de una novela sobre la Nakba que es tan históricamente cierta. Cancelar la ceremonia y así tratar de silenciar la voz de Adania Shibli –’debido a la guerra en Israel’– es una cobardía. Pero decir que Shibli estuvo de acuerdo (en medio de todo el sufrimiento en Gaza) es peor. En un momento en que la feria ha emitido una declaración diciendo que quiere hacer que las voces israelíes sean ‘especialmente visibles en la feria’ están cerrando el espacio para una voz palestina”.

La censura fue respaldada tajantemente por Jürgen Boos, el director de la Feria, que también es director de Litprom. Boos declaró que el evento “es completamente solidario con Israel” y confirmó que la Feria había decidido “crear espontáneamente un espacio adicional para las voces israelíes”.

En los días siguientes, numerosos autores y editores cancelaron su participación como protesta por la exclusión de las voces palestinas. Entre ellos, Malasia e Indonesia, que fue país invitado en 2015, y la Feria del Libro de Sharjah (Emiratos). “Teniendo en cuenta el reciente anuncio de los organizadores de la Feria del Libro de Frankfurt, hemos decidido retirar nuestra participación este año. Defendemos el papel de la cultura y los libros para fomentar el diálogo y el entendimiento entre las personas. Creemos que este papel es más importante ahora que nunca”, dijeron los emiratíes.

Muchos escritores y críticos se retiraron de las actividades. Yasmina Jraissati, la propietaria de RAYA, una agencia líder en traducción de literatura árabe, escribió: “¿Cuál es el punto de promover la literatura árabe traducida, si es silenciarla una vez traducida? Es precisamente en estas difíciles circunstancias que libros valientes como el de Adania Shibli deben ser honrados, no rechazados”.

La noche antes de la inauguración, la Feria emitió un comunicado que intentaba aplacar los ánimos: “La Feria del Libro siempre ha sido sobre la humanidad”, decía, y aseguraba que “es una plataforma para las voces tanto israelíes como palestinas”. Para entonces, no quedaba claro que algún palestino quedara en el programa.

Inauguración

Unas horas después, en el acto de inauguración, la controversia volvía a colocarse al rojo vivo a partir del discurso del filósofo esloveno Slavoj Zizek, ciudadano y autor del país invitado.

Zizek arrancó contundente: “No aplaudan ahora, esperen a lo que voy a decir, tal vez después nadie aplauda. Quiero que quede claro –prosiguió–, condeno los atentados de Hamas sin atenuantes y doy el derecho a Israel a defenderse. Pero tengo la sensación de que si uno habla del trasfondo de este conflicto, queda de inmediato bajo sospecha de defender a Hamas”.

El discurso de Zizek transcurrió con el acompañamiento de abucheos y gritos que lo acusaban de comparar al gobierno israelí con “el terror de Hamas”. “No relativizo nada, no comparo nada –respondió Zizek–. La víctima tiene derecho a definir por quién se siente discriminada. Pero, ¿ese principio no es válido también para los palestinos?”, se preguntó.

“No puede haber paz en el Medio Oriente sin resolver la cuestión de Palestina. Los palestinos solo son vistos como un problema”, reforzó, y no pocos optaron por abandonar la sala, entre ellos, el alcalde de Frankfurt, Mike Josef.

El filósofo también criticó “la escandalosa” exclusión de Adania Shibli: “Estamos ante las paradojas de la cultura de la cancelación”, lamentó.

Tras el discurso de Zizek, tomó la palabra Boos, quien dijo: “Es la libertad de expresión y está bien que así sea. También está bien que el discurso haya sido interrumpido varias veces por el público y me alegro de que haya podido llegar al final. Gracias, Slavoj, por mostrarnos los abismos que hay en todos nosotros”.

El cierre estuvo a cargo de la presidenta de la Asociación de Libreros Alemana, Karin Schmidt-Friedrich, que se describió “consternada” por las palabras de Zizek: “Las rechazo y pensando en la solidaridad con Israel, declaro inaugurada la Feria de Frankfurt”.

No es la primera vez que la censura acalla a los palestinos. El año pasado, uno de los relevantes certámenes de arte contemporáneo, Documenta de Kassel, decidió cubrir con tela negra un mural que contenía “figuras ofensivas para los judíos”, y censuró la obra Tokyo Reels Film Festival (TRFF), basada en una selección de viejos films propalestinos.

También el año pasado, un teatro alemán retiró un premio a la dramaturga británica Caryl Churchill porque apoya a organizaciones que defienden los derechos de los palestinos.

En julio de este año, la banda española de rock Ska-P denunció que la policía alemana puso como condición que no tocaran su tema “Intifada” para que pudieran participar de un festival en Munich.

Durante la última semana, Alemania promulgó una serie de medidas que ilegalizan por antisemitas las manifestaciones de solidaridad con las víctimas de la guerra en Gaza y las expresiones de la identidad cultural palestina. Entre estas, el uso en las escuelas de las kufiyas, un pañuelo tradicional a cuadros usado en todo el Medio Oriente.

Escrito por
Olga Viglieca
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