Los miembros de la Corte Suprema de Justicia quedaron reducidos al ser la Corte de los Cuatro en un país con 47 millones de habitantes en pleno 2023. Es una concentración de poder insoportable para cualquier democracia: impartir justicia es una misión imposible si, además, aparece una metodología política usada para mentir. Pensándolo bien, el cuatro de copas es la carta de menor valor del truco. Un juego que consiste en general en engañar al otro para ganar. En mentir para seguir en el juego. Lograr que el contrincante se asuste, abandone la partida por miedo excepto que tenga las mejores cartas con las que no puede perder. Es imposible no vincular los trucos del truco con el lawfare o, dicho en criollo, con la guerra judicial, que consiste en el uso del derecho con fines políticos para derrotar al enemigo con mentiras que lo saquen del juego, sobre todo teniendo una Corte de Cuatro que, a la luz de la historia, parecen jugar como fulleros. Pero cuando se trata de la vida, la libertad, el honor de las personas y, a gran escala, de los líderes políticos, cuando se dice lawfare o guerra judicial se habla de fascismo, que usa códigos muy parecidos a la mafia, a los fulleros, tramposos a gran escala que si no pueden exterminar a sus señalados enemigos intentan neutralizarlos, es decir, disciplinarlos. La eliminación física del adversario no parece posible en pleno siglo XXI, como ocurrió con las dictaduras militares. Luego de la tragedia argentina, es difícil garantizar la impunidad de los crímenes de Estado. El Nunca Más es aún una barrera civilizatoria que también intentan, con el negacionismo, barrer. Ergo, en tanto, se recurre a otra forma de desaparición del adversario devenido enemigo con la complicidad de una Justicia cuya terminal más vergonzosa en la historia argentina se despliega hoy. En la guerra judicial se recurre al desprestigio constante o al encarcelamiento del adversario sobre la base de acusaciones falsas o de su bloqueo mediático como actor político y social. La idea es la misma, neutralizar al oponente y sacarlo del camino, transformando al adversario en enemigo. El caso más estremecedor de guerra judicial –desplegada por la Justicia federal argentina, que habita en los tribunales de Comodoro Py, con su terminal suprema en la Corte de los Cuatro– es el de la líder política más importante de las últimas décadas, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por supuesto que, en este caso, hubo además el intento extremo de la eliminación física: el 10 de septiembre de 2022, a las 20.52, una banda cuya etiología la Justicia no investiga intentó un magnicidio. La pistola Bersa 22 de un tal Fernando Sabag Montiel apuntó a la cara de CFK, pero el disparo no salió. La Corte de los Cuatro –que venía de convalidar prisiones preventivas a granel de funcionarios del gobierno popular de CFK– no consideró nunca de gravedad institucional este acto criminal. CFK ya estaba procesada en más de doce causas, en casi todas ellas con la intervención de los mismos fiscales y jueces, con probados vínculos con el anterior presidente, Mauricio Macri. Hay evidencia de operativos de vigilancia e inteligencia contra ella, así como de escuchas ilegales que fueron convenientemente filtradas a los medios. Se trató de una constante persecución judicial y de las agencias de inteligencia hacia ella y a sus hijos desde la toma del poder de Macri. En la causa llamada Vialidad –una de las más escandalosas de la guerra judicial–, CFK está siendo acusada por supuestas irregularidades que habrían ocurrido hace más de quince años y que nunca fueron probadas, pero con la intención de inhabilitarla de por vida para cargos públicos y enviarla a la cárcel por doce años. Los jueces y fiscales del tribunal que la juzga frecuentemente visitaban a Macri en su residencia presidencial y en la privada, y jugaban al tenis y al fútbol juntos. Una verdadera camaradería política que une a jueces y fiscales con el poder político conservador más retrógrado de los últimos años en la Argentina, señaló con certeza el periodista Luis Bruschtein. Es bastante evidente que en los tribunales federales de Comodoro Py hay un sector muy afín a la derecha, al gobierno de Macri y al que le dio sostén la Corte de los Cuatro. Es el momento en que se transforma la ley en una partida de truco con naipes marcados.
Cuatro de copas
