Hay ecos “walshianos” en el azar de esa frase captada en el enredo de conversaciones de la confitería Casablanca, tradicional paradero de legisladores, periodistas y comedidos, además del público en general que discurre por la zona de Congreso en horas del mediodía.
“Cuando la maten voy a estar camino a la costa”, escucha alguien que no debe, de boca del diputado Gerardo Milman (Juntos por el Cambio) a sus colaboradoras. De ahí en más, se suceden las suspicacias, los pedidos de explicaciones y la recurrente negativa de la jueza María Eugenia Capuchetti, quien obra en la investigación por el frustrado magnicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, de profundizar en esa dirección, según desarrolla José Manuel Ubeira, su letrado en la causa.
–¿Cuál es el estado actual de la causa por el intento de asesinato de la vicepresidenta?
–La causa se encuentra con traslado a las partes para elevar a juicio oral a Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo. Nosotros nos hemos opuesto en razón de considerar que la etapa de instrucción no ha sido agotada. Es más, consideramos que la “línea Milman” de investigación no ha sido iniciada y existen todavía incógnitas no resueltas, como es el caso del papel secuestrado en la casa de Uliarte que dice “regla Tueller” –una forma eficiente de usar armamento para detener agresiones, absolutamente novedosa en nuestro medio– y que no sabemos a quién le corresponde la autoría caligráfica, ya que la jueza se negó a hacer la pericia de estilo. En fin, una absoluta negación a investigar, como queda demostrado en la negativa del secuestro de los teléfonos de las colaboradoras que trabajaban con Milman y, recientemente, su negativa a secuestrarle el teléfono al diputado que ahora está interpelado en la Cámara.
–La primera versión de los hechos indicaba que Sabag Montiel era prácticamente un desquiciado que había actuado motu proprio, luego comienzan a aparecer vinculaciones personales y políticas. ¿Qué nos dicen los peritajes psicológicos acerca de su personalidad?
–Los peritajes psicológicos determinan que es narcisista, que se compara con Nelson Mandela, que es pedante, vanidoso. Su discurso es extravagante, engorroso y tedioso. En fin, nada muy distinto a personas que tratamos diariamente. Lo importante es que nada de esto compromete su conocimiento de la criminalidad del acto.
–Llegados a este punto, ¿qué responsabilidad y/o participación le cabe a la agrupación Revolución Federal? ¿Están implicados directa o indirectamente en la causa?
–Creemos que Revolución Federal es parte de la misma organización que ha cumplido a través de sus integrantes diferentes roles pero que es transversal en ideología y métodos. La división de la causa es una decisión judicial artificial y dañosa para la investigación.
–También es sugestiva la falta de seguridad en el domicilio de una ex presidenta y actual vice cuando se produce el hecho.
–Lo que es llamativo es el comportamiento de la policía de CABA en la previa al atentado. Insultan a Máximo Kirchner, aparecen camiones con cascotes, hay una felicitación de la policía al personaje que insultaba frente al Instituto Patria, y la ausencia de respuesta del ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, al pedido de informes del fiscal Leonel Gómez Barbella frente a este hecho. Claro que es imposible avanzar en esa línea de investigación cuando la jueza cobra un sueldo del Ministerio de Seguridad de CABA, lo que originó su segunda recusación.
–¿Cuál es el rol de Gerardo Milman en esta trama? ¿Hay elementos como para incluirlo en la causa o abrir una causa paralela?
–Creemos que el borrado del teléfono de Milman junto al de sus secretarias en una dependencia de una fundación de Bullrich, contratando a un perito para esa tarea, es motivo suficiente para una investigación profunda. Aunque eso no va a pasar con estos jueces. Sí creemos que detrás de la mano del tirador hay, como casi siempre, una motivación y organización política para atentar. El caso Morel con su carpintería y los hermanos Caputo financiando una compra en condiciones sumamente extrañas merece profundizarse.
UN PROCESO KAFKIANO
Para Ubeira, vale la comparación con la clásica obra de Franz Kafka sobre un proceso que nunca concluye, “al igual que la investigación del intento de homicidio de CFK, que nunca termina porque no avanza, pero la disimulan con movimientos simbólicos. Porque se atomizó la investigación en distintos juzgados para no mostrar la verdadera matriz de ocurrencia, intentando demostrar que hay avances, pero en realidad son la muestra más evidente de la propia inacción”.
–¿Cómo se interpretan las flagrantes contradicciones, idas y venidas, de una de las asesoras de Milman, que en un principio no recordaba haber estado en la confitería Casablanca con su jefe, y, más recientemente, denunció que la obligaron a borrar los archivos de su celular?
–Es la demostración más clara de cómo se ha gestado todo el cuadro de encubrimiento que todavía está en progreso. Esta persona fue mudando a medida que sintió el abandono y la desprotección. Aunque más tarde, más que pronto, la trama se irá desarmando. Buda decía que hay tres cosas que el hombre no puede tapar: el sol, la luna y la verdad. Nos sujetamos a esa línea de sabiduría.
–¿De qué manera pueden vincularse un supuesto desquiciado con un diputado nacional que “profetiza” un atentado?
–Siempre hubo un “loco” para exhibir en un atentado. Sin embargo, los magnicidios de la historia demuestran que detrás había un factor político para impulsar o para encubrir. Los chats que se vinculan al entorno de Sabag señalan que cuando salga de la cárcel “va a estar hecho”. Con lo cual no descartamos la figura del sicario.
–¿En qué se fundamenta la jueza Capuchetti para desestimar los dichos/denuncias del asesor Jorge Abello referidos a Milman?
–No hay ningún sustento jurídico. Es un testigo que declaró bajo juramento, y sus dichos se han corroborado por el viaje a la costa y el borrado de los teléfonos. Hemos pedido, en reiteradas oportunidades, que se amplíe su testimonio sin suerte. Sin embargo, Abello sí tuvo una denuncia por falso testimonio, y a estas alturas pensamos que fue una acción disciplinaria para que nadie más se atreva a denunciar en esta oscura trama.
–Al final del túnel aparece Patricia Bullrich. ¿Cómo llegan hasta ella las vinculaciones con el caso?
–Sabemos que hasta este momento no repudió el atentado, Milman fue su segundo en Seguridad y jefe de campaña, y el borrado de los teléfonos se produjo en dependencias de su fundación.