Dos naciones, una tierra. Así podría definirse la génesis casi bíblica del conflicto palestino-israelí que lleva más de 70 años. El ataque terrorista de la organización Hamas el pasado 7 de octubre culminó con más de 1.400 muertos y al menos 220 secuestrados, entre los que hay 21 argentinos. La respuesta militar de Israel fue devastadora y varias de sus acciones han comenzado a despertar la crítica de la comunidad internacional. ¿Cuál ha sido el recorrido de este conflicto en estas siete décadas? ¿Por qué parece cada vez más un laberinto sin salida?
“Este conflicto está dentro de uno más amplio, que es el árabe-israelí”, dice Rubén Paredes, doctor en Relaciones Internacionales y director adjunto del Instituto Rosario de Estudios del Mundo Árabe e Islámico. “Desde 2020 se aceleró un proceso de normalización de la relación de Israel con varios países, Emiratos Árabes, Baréin, Sudán y Marruecos, pero sigue habiendo muchos de la región que no lo reconocen como Estado.”
–A grandes rasgos, ¿cuándo empezó este conflicto?
–En 1948, las tropas británicas abandonaron territorio palestino. La ONU se había creado tres años antes. Gran Bretaña no tenía control de la zona y le traslada el territorio a la ONU. Se promulgó la resolución 181 de la ONU en la que se decidió la partición del territorio que estaba bajo mandato británico y se propuso la creación de dos Estados que debían convivir. Se proponía un 52 por ciento del territorio para Israel y un 48 para el futuro Estado palestino. Jerusalén tendría un estatuto especial como capital internacional. Además, se proponía el establecimiento de una unión aduanera, lo que implicaba generar un vínculo. Israel aceptó la resolución; no así los palestinos ni el resto de los países del mundo árabe.
–Luego llegó el 14 de mayo.
–Se retiraron las tropas británicas y las fuerzas armadas israelíes tomaron control del territorio. La llamarán luego Guerra de la Independencia, y los palestinos, el Día de la Catástrofe. Israel tomó posesión del 77 por ciento del territorio. Eso provocó una situación que sigue hasta el día de hoy. La Franja de Gaza quedó en un extremo totalmente desconectada de Cisjordania. Luego, en 1956, se produjo una segunda guerra y, en 1967, la tercera, denominada Guerra de los Seis Días. Israel aumentó su territorio incorporando la Península del Sinaí (Egipto), los Altos del Golán (Siria), la Franja de Gaza y partes de Cisjordania. Además tomó el control de Jerusalén. Este avance le dio poder de negociación con el resto de los países árabes y marcó las fronteras que el mundo le reconocerá al Estado de Israel y al futuro Estado palestino, con la resolución 242.
–¿Qué pasaba dentro de esas fronteras?
–Se inició un proceso de fractura de los territorios para romper con la homogeneidad árabe. Israel puso colonias en estos territorios. Es una política que se mantiene hasta el día de hoy.
–Hubo una cuarta guerra.
–La del Yom Kipur, iniciada por Siria y Egipto para intentar recuperar la Península del Sinaí y los Altos del Golán. Israel pudo repeler el ataque. La búsqueda de soluciones diplomáticas vino con las fronteras que quedaron luego de la Guerra de los Seis Días. El contexto fue cambiando. Israel negoció con Egipto la devolución de la Península del Sinaí a cambio de un acuerdo de paz y el reconocimiento de Israel como Estado. Ese es el acuerdo que se firmó en Camp David, Estados Unidos, en 1979.
–¿Cuándo apareció Hamas en escena?
–La Guerra Fría llegó a su fin y en 1987 se produjo la primera Intifada, en la que los jóvenes palestinos salieron a pelear con piedras contra las fuerzas armadas israelíes. Ese movimiento recibió el respaldo de Yasser Arafat, que dirigirá la Organización por la Liberación de Palestina (OLP). Ese mismo año surgió el movimiento de resistencia islámico Hamas. Era un desprendimiento de la Hermandad Musulmana egipcia, que busca la creación de un Estado islámico en ese territorio. Era una agrupación que venía a rivalizar con la OLP. Arafat había logrado recibir apoyo a nivel internacional contra ciertas políticas de discriminación. Hamas comenzó a crecer. Pasó algo parecido a lo que ocurrió con los talibanes o Al Qaeda, que fueron apoyados por Estados Unidos cuando luchaban contra la Unión Soviética, pero luego se volvieron contra EE.UU. Hamas fue fomentado por Israel porque rivalizaba con la OLP.
–Hay un hito importante en el camino de Arafat, que son los Acuerdos de Oslo.
–En 1993, de manera secreta, se comenzó a negociar en Oslo, Noruega, un acercamiento entre Israel y la OLP. Ese proceso desembocó en que Israel reconoció a la OLP como la representante de los palestinos, y la OLP, a Israel como Estado. El segundo punto era paz por territorio. Israel planteó la devolución de Gaza y parte de Cisjordania.
–¿Qué paso entonces?
–La implementación de los acuerdos no avanzó del todo, aunque sí la devolución de los territorios, en parte. El proceso había establecido que para la creación del Estado palestino eran necesarias negociaciones entre Israel y la OLP. Es una cuestión jurídica que sigue. En 2010, la Autoridad Nacional Palestina buscó modificar este principio. Negoció reconocimiento bilateral con varios países, lo logró con 132, incluida la Argentina, pero el Estado palestino no ingresó a la ONU. Fue vetado por Estados Unidos basado en lo que establecían los acuerdos de Oslo.
–¿Cómo llegamos al momento actual?
–El siglo XXI comenzó con una segunda Intifada, que fue más violenta y terminó con una Gaza bloqueada y Cisjordania con varias partes de su territorio ocupadas. Y en 2004 murió Arafat. Hubo un hecho clave: en 2006 se convocó a elecciones de la Autoridad Nacional Palestina, y para sorpresa de la comunidad internacional ganó Hamas. No fue aceptado ni por Israel ni por la comunidad internacional, que la considera una organización terrorista. La Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania no cedió el gobierno y ese enfrentamiento dio como resultado que los territorios divididos, Gaza y Cisjodania, tuvieran gobiernos distintos. Hamas en Gaza y otro en Cisjordania. Esto desembocó en 16 años de bloqueo de Gaza por parte de Israel y la ocupación de otras zonas de Cisjordania. En la segunda década del siglo XXI hubo una serie de operaciones militares, 2012, 2014, 2021, en las que hubo ataques muy fuertes por parte de Israel apelando a la legítima defensa contra los ataques de Hamas.
–¿No hubo diferencias dentro del propio Israel a lo largo de estos años?
–Por supuesto que sí. Por eso es que en ciertas etapas se avanzó en acuerdos de paz. El punto es que desde 1996, con la llegada de Benjamín Netanyahu al poder, cambió la fórmula: ya no es paz por territorio sino paz por seguridad. Y los sucesores de Netanyahu fueron del mismo partido. Además de que él retomó al poder en varias ocasiones y a fines de 2022 ganó con una coalición de ultraderecha. Eso implicó que si antes no estaba dispuesto a ceder territorio, ahora menos.