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Caras y Caretas

           

“Néstor era un tipo que quería al pueblo”

Hermana, compañera de militancia y una de las colaboradoras más estrechas del presidente oriundo de Santa Cruz, Alicia Kirchner cuenta los entretelones del trabajo en su provincia, la llegada a la intendencia y luego a la gobernación y la misión del Grupo Calafate para instalar su figura a nivel nacional.

Alicia, su hermana, recuerda a Néstor Kirchner adolescente. Están en la fría y ventosa Patagonia de fines de los 60, cuando él era presidente del centro de estudiantes de la escuela a la que iban juntos en Río Gallegos. Era un colegio nacional, por lo tanto, la rectora de ese momento, Ana Flores de López, respondía a las órdenes que enviaban desde Buenos Aires. Un día la quisieron echar sin argumentos y los alumnos lo consideraron una injusticia. El joven Kirchner organizó una “gran movida” y la rectora se quedó. “Siempre, desde muy chico, Néstor estuvo preparado para la construcción”, dice la actual gobernadora de Santa Cruz y exministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. Repasa los inicios de su hermano en la política con mucho detalle, emoción y también con algo de nostalgia. Y agrega: “Algunos dicen que hay que mirar al niño que tenemos dentro. Néstor todo el tiempo miraba al joven que tenía en su corazón”. Según Alicia, la política era para Néstor el instrumento central para la transformación de las realidades: “Él era un líder en serio, pero fundamentalmente quería a la gente. Quería al pueblo y amaba todo lo que hacía”, reflexiona.

–¿Cómo fue el regreso de Néstor Kirchner a Santa Cruz tras haber estudiado en La Plata? ¿Entonces empezaron a militar en el Ateneo Juan Domingo Perón?

–Ya recibido quiso ser intendente. El Ateneo comenzó en el 82, todavía en dictadura, y éramos muy pocos. A veces pienso en el convencimiento que tenía todo el grupo que empezó a trabajar ahí. Sentíamos que podíamos conducir porque teníamos ganas y pasión por transformar la realidad. La primera vez que nos presentamos a la intendencia, en el 83, perdimos. Recién en el segundo intento, en 1987, pudimos ganar, con una diferencia de 139 votos.

–¿Cómo era la construcción política desde el Ateneo? ¿Cómo era hacer política en dictadura?

–Aprendimos a llevarla. Cuando llegamos a la intendencia trabajamos con los compañeros de los distintos barrios. Construimos la primera plataforma que se llamó “Municipio y comunidad para una ciudad con identidad”. Ahí decíamos qué íbamos a hacer, trabajamos mucho con compañeros como Carlos Zannini, pero hago mal en mencionar porque eran un montón. Era ateneo porque no podíamos hacer un partido por la dictadura. Primero lo condujo el compañero Hugo Peralta y después Néstor, y dábamos charlas. Yo estaba encargada de la política social, otro hablaba de crecimiento urbano; íbamos cubriendo todas las áreas, además de hacer análisis político. A partir del 83 ya teníamos unidades básicas en todos los barrios. Trabajamos muy fuerte con los que pensaban como nosotros y con los que no.

–¿Cómo fue el lanzamiento a nivel provincial?

–Empezamos a viajar al interior de la provincia. Estábamos fortalecidos y fuimos coordinando con otros compañeros hasta lanzar el Proyecto de Santa Cruz (Prosac), una construcción hecha desde cada pueblo. Eso fue lo más importante: escuchar a cada santacruceño y elaborar una plataforma en esa línea.

–¿Cuándo empiezan a construir desde el Grupo Calafate?

–Se crea en el 88. Empieza a surgir de una manera casi paralela a lo que estoy contando. Después nos dividimos y había un grupo que seguía más la parte provincial, y la conducción más fuerte del Grupo Calafate la empezaron a llevar Néstor y Cristina.

–También estaba Duhalde en la conducción de ese espacio, ¿no?

–Sí. Estuvieron muchos de los compañeros que estaban en distintas líneas. El Grupo Calafate tuvo un largo camino de consolidación para lo que, sin saberlo, fue después el proyecto nacional.

–El Grupo Calafate tenía el principal objetivo de, dentro del peronismo, oponerse a la línea política de Menem, ¿cierto?

–Nos oponíamos al modelo neoliberal. Siempre fue esa la línea. Menem no representaba lo que nosotros entendíamos que debía ser el proyecto nacional. Era una manifestación del peronismo con la que no estábamos de acuerdo.

–¿Qué otras figuras lo conformaron? Alberto Fernández, Carlos Kunkel, Carlos Tomada…

–Claro, ahí empezaron a aparecer todas las figuras que después acompañaron a Néstor en su presidencia. Muchos fueron sus ministros y compañeros muy fuertes en la primera gestión. También hubo otros que no estaban y se sumaron. Así es el peronismo, no discrimina, tiene apertura.

–¿Cuál era el rol de CFK en esos años? Ella tenía un perfil más legislativo, ¿no?

–CFK siempre fue y es una gran compañera. Lo acompañó de una manera incondicional. Más allá de decirlo como cuñada, lo digo como militante. Siempre fue su complemento y su fuerza, sin quedar subsumida ni mucho menos. Una característica muy importante que tenía Néstor es que escuchaba. A veces discutíamos fuerte, pero él siempre escuchaba a Cristina y también a los distintos compañeros. Obviamente que a ella la escucharía un poquito más porque estaban juntos 24/7.

–En la campaña de 2003 ustedes no creían que Néstor pudiera ganar, pero les parecía que podía ser una oportunidad para instalarlo para 2007, ¿verdad?

–Los compañeros decían eso. Pero yo decía: “Así no se milita. Tenemos que tener la convicción de que vamos a ganar”. Siempre supe el dirigente que era él. En 2003 lo sentí, lo vi. Lo acompañamos, recorrimos todo el país. Nos quedábamos hasta las cuatro de la mañana haciendo los videos que íbamos a presentar en cada provincia. Ahora la tecnología ha avanzado mucho, pero era muy distinto hacer campaña hace veinte años.

–¿Qué se acuerda del día que Néstor ganó la presidencia?

–En lo personal me acuerdo de algo que no habíamos pensado en medio de la vorágine, que es que en una semana tuvimos que preparar todo y dejar Río Gallegos. “Bueno, te venís conmigo”, me dijo. Tuve que dejar la casa, mis cosas, pero le dije: “Vamos”. Y fuimos. Fue hacerse cargo de un país devastado donde la gente estaba muy mal y empezar a caminar los barrios, las provincias.
No tengo idea de la cantidad de kilómetros que recorrimos. Néstor pasaba por una provincia, volvía y decía: “Está este problema. Vayan a solucionarlo”. En el Impenetrable cruzábamos con botecitos para poder entrar en algunos parajes. Había una voluntad de transformación enorme. Se trataba de volver a creer para hacer crecer al país. Había que transmitir que podíamos salir juntos de esta. Eso tiene que ver con el convencimiento militante. Cuando estás convencido no hay obstáculo que no se pueda superar.

–¿Qué importancia tenía para Néstor Kirchner la juventud?

–Algunos dicen que hay que mirar al niño que uno tiene dentro. Néstor miraba todo el tiempo al joven que tenía en su corazón. No incorporaba a los jóvenes porque sí. Había una comunión, una complicidad con ellos.

–Si lo tuviese que describir en pocas palabras, ¿cómo lo haría?

–Fue un líder en serio. Amaba lo que hacía. La política era para él el instrumento de transformación de las realidades y lo sentía desde el corazón. Era un tipo que quería al pueblo. Si nos equivocamos, nos equivocamos como seres humanos, pero siempre haciendo, no quedándonos para ver qué pasaba.

Escrito por
Melisa Molina
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