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Caras y Caretas

           

CHILE, EL EJEMPLO DE LA REGIÓN

El país trasandino se encuentra a la vanguardia en implementación de políticas públicas contra el hambre y a favor de la promoción de una alimentación saludable.

La agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible implican alcanzar un mundo sin hambre, inseguridad alimentaria ni malnutrición. América latina y el Caribe habían reducido la subalimentación a la mitad durante los primeros quince años de este siglo. Sin embargo, el actual período de desaceleración y debilitamiento de la economía ha puesto en riesgo los resultados alcanzados.

Según cifras del “Estado de la seguridad alimentaria y nutrición en el mundo 2019”, realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el hambre en la región volvió a crecer en los últimos años: si en 2014 la subalimentación afectaba a 38 millones de personas, en 2018 alcanzó a 42,5 millones.

Pero por cada persona que sufre hambre, más de seis tienen sobrepeso u obesidad. En la actualidad, casi un cuarto de la población adulta en la región sufre obesidad, mientras que el sobrepeso afecta a 18 millones de niños y niñas mayores de cinco años y a 32 millones de adolescentes.

Los gobiernos enfrentan un gran reto de responder a la preocupante alza de la malnutrición con políticas públicas multisectoriales. Esto requiere coordinación y compromiso desde el sistema político hasta el individuo. La FAO trabaja con los gobiernos, el sector privado, el académico, las ONG y la sociedad civil para diseñar programas que permitan implementar políticas multisectoriales.

Hoy las personas consumen una gran cantidad de productos con un alto grado de procesamiento, algunos de los cuales presentan altas proporciones de sal, grasas y azúcar que en un consumo elevado son perjudiciales para la salud. Pero América latina y el Caribe no se han quedado de brazos cruzados: muchos países han innovado en materia normativa y hoy la región es reconocida como una de las más avanzadas por sus iniciativas para combatir las múltiples formas de la malnutrición, como la modificación en los impuestos vinculados con ciertos tipos de alimentos.

ETIQUETAS EN LOS ALIMENTOS

Los Estados están desarrollando políticas que promuevan la alimentación adecuada, ampliando el acceso a opciones saludables y proveyendo información para que los ciudadanos ejerzan su derecho a la alimentación saludable, mediante iniciativas como el etiquetado de alimentos.

El etiquetado nutricional da a los consumidores datos sobre los ingredientes que contienen los alimentos que compran. En países como la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, las etiquetas de alimentos preenvasados deben, por ley, incluir el contenido de grasas trans. Sin embargo, muchas veces son difíciles de interpretar. Necesitamos etiquetados que sean fáciles y rápidamente entendibles por toda la población, y que entre sus objetivos esté el de informar sobre sus posibles consecuencias en el sobrepeso y la obesidad. Diversos países de la región han adoptado sistemas de etiquetados frontales para ayudar a los consumidores a identificar de forma fácil y rápida lo que consumen. El ejemplo emblemático de la región es Chile. En 2016 implementó una serie de regulaciones para enfrentar la obesidad. El reglamento de la Ley 20.606 sobre la Composición de los Alimentos y su Publicidad establece límites de calorías, sodio, azúcares y grasas saturadas. Si su contenido sobrepasa los límites establecidos, debe incluir un sello octagonal de advertencia en blanco y negro en la parte frontal con el texto “Alto en (calorías, sodio, azúcares o grasas saturadas)”. Además, se debe incluir en el símbolo el texto “Ministerio de Salud”.

Un estudio realizado por Teresa Correa y otros, en 2019, titulado “Responses to the Chilean law of food labeling and advertising: exploring knowledge, perceptions and behaviors of mothers of young children”, examinó las percepciones y los comportamientos de las madres asociados a ese etiquetado un año después de su implementación. Entre los resultados señala que los compradores eran conscientes de la relación entre etiqueta y calidad del producto, por lo que las utilizaban como guías. Asimismo, menciona que permitieron detectar aquellos alimentos que se vendían como saludables y no lo eran (por ejemplo, algunos cereales, galletitas y yogures).

Tras la regulación, los kioscos escolares tuvieron que cambiar su oferta ya que por ley no pue- den vender productos que contengan sellos. Las madres encuestadas destacaron que las instituciones educativas se convirtieron en actores clave para el cambio de hábitos. En los primeros meses de vigencia de la ley, un estudio realizado en la región metropolitana de Santiago concluyó que el sistema de etiquetado influyó en la decisión de compra (de manera positiva) de un 91,6 por ciento de sus encuestados.

PUBLICIDAD Y PROMOCIÓN

La publicidad influye directamente en las decisiones de los consumidores, y muchas veces puede ocultar información relevante evitando que las personas tomen decisiones informadas y conscientes. Así, cierto tipo de publicidad puede promover el consumo de productos poco saludables que se publicitan como sanos.

La exposición de niñas y niños a mensajes publicitarios es un punto que necesita especial atención, ya que pueden establecer relaciones o vínculos emocionales al asociar el producto a sus personajes animados favoritos o a sus poderes y características. En Chile, en el marco de la Ley de Etiquetas, se prohibió la publicidad y promoción de alimentos ricos en calorías, grasas, azúcares o sal dirigida a menores de 14 años, así como su venta en instituciones educativas. Además, la ley 20.869 sobre publicidad de los alimentos impide la promoción de los sustitutos de la leche materna para menores de un año y veda la publicidad de cualquier alimento “alto en” entre las 6 y las 22 en la televisión.

Este tipo de políticas es fundamental para orientar la mirada hacia un sistema de alimentos que proteja al consumidor a la vez que lo mantiene informado y alerta para identificar aquellos productos que contienen cantidades excesivas de nutrientes asociados a enfermedades no transmisibles.

Estos son sólo algunos ejemplos de las políticas implementadas en la región con impacto positivo en la población respecto de su visión y conocimiento sobre los alimentos. Además, en materia de regulación se pueden mencionar otras áreas en las que es importante trabajar, como los programas de alimentación escolar y los sistemas de protección social que tienen como fin permitir el acceso de todas las personas a alimentos de calidad. Sin embargo, para avanzar de forma efectiva es necesario realizar cambios estructurales coherentes en los otros elementos del sistema alimentario, incluyendo los nodos de producción, de procesamiento y de abastecimiento, y en los hábitos de consumo, en un marco de sostenibilidad y equidad social.

Por ello es importante que todos los actores involucrados sean conscientes de la situación y de las consecuencias en materia de sobrepeso y obesidad que está generando el funcionamiento actual del sistema alimentario. Allí, el rol principal corre por cuenta de los Estados. Los consumidores, cada vez más activos en la búsqueda de alimentos nutritivos, también deben de tener un rol más activo en cuanto al momento de comprar, pero también de exigir información real de lo que consumen. Las empresas que se adapten a esa demanda serán, en gran medida, parte de la solución.

Escrito por
Francisco Yofre
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