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Caras y Caretas

           

“Con el gobierno de Kirchner nos sentimos escuchadas”

Nora Cortiñas cumplió 93 años el 22 de marzo, pero sigue presente en todas las luchas que atraviesan nuestras calles. Recuerda que Néstor Kirchner solía preguntarle: “Norita, ¿no te cansás nunca vos?”.

Nora Cortiñas siempre fue menudita. Y siempre incansable. Desde que se sumó al colectivo de mamás de pañuelo blanco aunadas por la tragedia de tener a sus hijos o hijas desaparecidos, no paró de andar, de caminar las calles del país, los pasillos del poder, de golpear puertas y de exigir no solo por las víctimas de la última dictadura cívico-militar sino también por las de las violaciones a los derechos humanos de estos 40 años de democracia. “Norita, ¿no te cansás nunca vos?”, recuerda que solía decirle Néstor Kirchner cuando la encontraba en alguna de sus cruzadas. En esta entrevista, la integrante de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo recuerda que el de Kirchner, a 20 años de su inicio y “a pesar de las cosas que siguen siendo deudas”, fue “el mejor gobierno que tuvimos desde la vuelta de la democracia”.

–¿Qué esperaban de Néstor Kirchner en 2003, cuando asumió la presidencia?

–Nos asombró un poco, la verdad. Las Madres hacíamos lo que hicimos siempre: estar en la calle. Teníamos nuestras rondas en la Plaza de Mayo en las que reclamábamos no solo por nuestros desaparecidos y los bebés apropiados, por la impunidad de los genocidas, sino por el hambre y la pobreza de esos años, y la falta de trabajo, y la violencia, como lo hacemos ahora también. Y, bueno, ahí estaba este nuevo gobierno del que no esperábamos más que de los que habían estado antes. Y nos sorprendió.

–¿Qué las sorprendió?

–Y… de repente empezó a hablar de los desaparecidos. Empezó a hablar de nosotras, a convocarnos desde sus discursos, a tratarnos con calidez. Kirchner era un hombre muy cálido. Nosotras no esperábamos que hiciera lo que decía que iba a hacer, pero sí. Se ocupó de los derechos humanos. Desde luego, con las fallas que uno puede presumir que desde la cúpula de un gobierno puede pasar, porque no todo puede ser perfecto. Pero en el caso de Néstor Kirchner, de todos los presidentes que tuvimos después del terrorismo de Estado, realmente fue el mejor. Hizo todo lo posible, lo intentó y, empujado por nosotras, las Madres y las Abuelas, los H.I.J.O.S., los organismos, hizo muchas cosas que dejaron una huella en la historia de la memoria, la verdad y la justicia. La desaparición de un hijo, de una hija, es terrible, el arrojo de personas de aviones al mar es terrible, el robo de bebitos es terrible. Eso pasó en la Argentina. No lo inventó nadie, no lo inventamos nosotras, ojalá fuera un invento. Pero sufrimos todas verdades. Y Kirchner miró esa realidad de frente, no la despreció, le dio el lugar que se merece.

–¿Por qué creés que lo hizo?

–Creo que un poco fue la presión de los organismos de derechos humanos, la presencia de décadas en las calles. Pasó el menemismo con sus indultos y su insistencia en una reconciliación que no íbamos a permitir. Pasó el rechazo de todo el arco político que tuvimos que soportar. Y luego vino Kirchner, que se animó. Nosotras, las Madres y las Abuelas, los H.I.J.O.S., le dimos la fuerza. Nos sentimos escuchadas y respondimos con más fuerza en las calles, no nos corrimos, no dejamos la lucha en manos del presidente ni de un gobierno. Destacamos la fuerza de voluntad que tuvo para levantar nuestras banderas, pero siempre supimos que no debíamos abandonar la lucha. Si nos hubiéramos corrido, ¿qué hubiera pasado con el 2×1?

–Dijiste que algunos pasos que dio dejaron huella en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. ¿Cuáles considerás que fueron?

–Los pasos que fue dando, los anuncios que fue haciendo y que nos demostraron que la cosa venía distinta. La vez que se llamó “hijo de las Madres de Plaza de Mayo”, la anulación de las leyes de impunidad, esa cercanía que sentíamos sin tenerlo al lado. Ahora seguramente los recuerdos se me escapen, pero se sentía cerca. Lo sentíamos cerca. Aquella vez del No al ALCA, junto a todos los otros presidentes latinoamericanos, eso fue muy bueno. De ahí me quedó una anécdota muy simpática con Kirchner. En esos días del encuentro en Mar del Plata (N. de la R.: el 4 y 5 de noviembre de 2005 se llevó a cabo la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, en la que Estados Unidos intentó imponer el ALCA a los países de América del Sur, y, en rechazo y en paralelo, organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos respondieron con la III Cumbre de los Pueblos) andábamos todos con las consignas “No al ALCA, no a la militarización, no al pago de la deuda externa”. Y cada vez que me cruzaba, Kirchner por ahí me decía: “Sí, sí, Norita, ya sé, no al ALCA, no a la militarización, no al pago de la deuda externa”, y nos reíamos. Me decía: “Norita, ¿no te cansás nunca vos?”. Y yo le respondía que no. Costó con Kirchner mantenernos ajenas al partidismo político.

–¿Por qué?

–Siempre sostuvimos el no hacer partidismo político, es algo que nos legó Azucena [Villaflor, fundadora de Madres de Plaza de Mayo, secuestrada en 1977 y asesinada en un vuelo de la muerte]. Con Kirchner costó, a algunas de nosotras más que a otras. A mí me parece que debemos sostenerlo por respeto a nuestros 30 mil desaparecidos, por respeto a los derechos humanos, porque ningún gobierno termina de respetar y de recomponer los derechos humanos de toda sociedad por completo. Entonces, es necesario mantenerse al margen. Pero la simpatía por Kirchner fue marcada y era entendible. Aun así, hay cosas que no hizo y que le reclamamos, como lo seguimos haciendo hoy.

–¿Cuáles son esas deudas?

–La apertura general de los archivos. Sentimos que cada madre y padre de un desaparecido que fallece se va sin saber lo que reclamó durante tantos años: qué pasó con su hijo o hija, dónde están sus restos. Se abrieron los de la Policía Bonaerense, se abrieron algunos de las fuerzas militares, la Iglesia ahora dice que abrió sus archivos, aunque no sé qué aportó, porque lo que mostró hasta ahora no sirvió de mucho, es lo que nosotros le fuimos a decir. Pero está todo desperdigado y sabemos que una apertura masiva de archivos podría servir. Kirchner no avanzó en eso; avanzó en muchas otras cosas, pero no en eso. Después hubo algunas cuestiones muy complicadas, como la desaparición de Julio López, que nunca se resolvió. Y hay cosas que no cambiaron en absoluto durante su gobierno, como la pobreza, que sigue habiendo, como las injusticias.

–¿Considerás que el gobierno de Kirchner cambió la historia de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia?

–Todavía le falta mucho por recorrer a esa lucha, nos falta mucho por hacer. Sí puedo decir que Kirchner me esperanzó. Sobre todo en Mar del Plata, junto a [Hugo] Chávez y el presidente de Brasil, Lula da Silva, tuvo un excelente papel en ese momento. Hizo cosas que fueron muy importantes y que nos quedan en la memoria de lucha. Confirmó lo que desde siempre las Madres sabemos: que poner el cuerpo para cambiar las cosas sirve. La gesta nuestra parió a Néstor Kirchner, y Néstor Kirchner quedará para la historia. Seguiremos en ese mismo camino, con él ahora junto a nuestras mayores conquistas.

Escrito por
Ailín Bullentini
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