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Caras y Caretas

           

“La masacre de Trelew movilizó a la juventud como lo hizo la muerte de Néstor”

Ilustración: Jung!
Ilustración: Jung!

Fernando Vaca Narvaja es el único sobreviviente de la fuga. El ex jefe montonero repasa cómo se organizó, qué falló y las motivaciones de la brutal venganza de la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse.

Junto con los jefes guerrilleros Mario Santucho, Marcos Osatinsky, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna, Fernando Vaca Narvaja logró escapar del penal de Rawson y subirse a un avión de Austral rumbo a Chile. Mientras organiza homenajes por el 50º aniversario, accedió a brindar su testimonio invalorable como único testigo directo de la fuga que aún vive.

–¿Cuál fue el proceso que terminó con el encarcelamiento en Rawson?

–Yo caigo en septiembre del 71, en Buenos Aires. Con otros compañeros nos trasladan de Devoto y luego a un buque de granaderos que estaba fondeado en la dársena. Cuando ven que tienen un nivel numérico importante de miembros de las organizaciones guerrilleras y de dirigentes sindicales –tales como Agustín Tosco, Ongaro, los compañeros de la Fotia en Tucumán, la Sitram de Córdoba–, la dictadura empieza a concentrar la idea de cárceles de máxima seguridad. Por la acción de los familiares y las condenas a nivel internacional, los militares no pueden sostener lo del buque y dispersan la población carcelaria a los penales de máxima seguridad: Resistencia y Rawson.

–¿Cuál era la estrategia de la dictadura?

–El objetivo de las cárceles de máxima seguridad era aislar política y geográficamente. También empoderar la concentración militar en la zona: reforzaron Gendarmería, el grupo de tareas de la Base Almirante Zar, la Marina, la Policía Federal.

–¿Cuáles eran las fortalezas para imaginar una fuga posible en ese contexto adverso?

–La principal fortaleza es que se generó el proceso inverso al aislamiento político buscado. El nivel de politización de las poblaciones locales a partir de la presencia de los familiares y de los abogados fue impresionante. Cuando llegaban a Rawson antes de visitarnos, los abogados hacían reuniones con la juventud local, con vecinos y con las estructuras políticas para saber qué pasaba. Había debates profundos. Por eso, luego del asesinato de los compañeros hubo un levantamiento popular: la Asamblea de Trelew, con la participación de todos los sectores políticos.

–¿Cómo fue el proceso de solidaridad y unión de grupos guerrilleros con distintas tendencias, como el ERP, FAR y Montoneros?

–Lo más rescatable de la fuga es el significado de la unidad: participan más de 120 compañeros. Sin ese armado colectivo, hubiera sido prácticamente imposible. Se mezclaron los grupos, las organizaciones. El objetivo no era solo la fuga, sino que se compartían discusiones y formación política entre los grupos.

–¿Cómo se daba el diálogo entre compañeras y compañeros dentro del penal?

–Nosotros estábamos en el pabellón cinco; las compañeras estaban arriba. Se había establecido una comunicación a partir de esos vidrios térmicos que permiten pasar la luz. Había algunos compañeros que se pusieron de novios, se fueron conociendo. Había turnos muy rigurosos para poder hablar, con charlas en clave. Robi Santucho y yo teníamos nuestras compañeras. Todas tenían apoderados, que era otra posibilidad de comunicación, aparte de con los abogados.

–¿Cuándo comienzan los planes de fuga?

–Todos los penales tenían planes de fuga. A la semana, con los Uturuncos, guerrilleros rurales peronistas, como grupo de apoyo se planea la fuga de la cárcel de Villa Urquiza. Simultáneamente, en Córdoba se da la fuga de la cárcel de mujeres. Creo que poco tiempo después cae Robi Santucho. El plan de fuga inicial de Rawson era un túnel. Terminó frustrado por la humedad y por la característica del terreno, muy pedregoso y con derrumbes cotidianos.

–¿Cuál era el efecto político buscado con la fuga?

–En Rawson estaban casi completas la conducción del ERP y de la FAR, no de Montoneros. Por eso, para estas organizaciones era tan importante. Además de desestabilizar a la dictadura que afirmaba haber controlado movimientos populares muy fuertes, tales como el Cordobazo, el Chipoletazo, el Mendozazo, el Víborazo y otras acciones militares trascendentes de los grupos armados.

–¿Cómo se organiza la fuga?

–El plan fue simular una inspección militar. En el pabellón cinco estaba el grupo inicial de fuga de los seis compañeros que se denominaba “la topadora”, porque es el que va tomando los pabellones y las salas de guardia. Cuando se arma la operación, yo llevo uniforme militar porque tenía cinco años de Liceo Militar en General Paz, Córdoba, y sabía cómo hacer la voz de mando, como comportarme en una inspección: eran muy agresivos hacia la policía provincial y los guardiacárceles. Se organizaron tres grupos: el primero era de seis; el segundo grupo, de 19, y el tercero, de 120 compañeros.

–¿Cuál es tu evaluación del plan?

–La operación de fuga es un éxito. Se tomó un penal de máxima seguridad. Esperaban que fuera de afuera hacia adentro. El plan es desde adentro hacia afuera. Se reduce una guardia interna de no menos de dieciocho hombres, una guardia externa armada de no menos de veinticinco y una segunda guardia de reserva de ochenta hombres. Hay un solo inconveniente que es la salida, el primer puesto que tenía la entrada y salida de los vehículos. El guardiacárcel reconoce a algunos de los tres compañeros que van a tomar ese puesto y se arma el único tiroteo, con la baja del guardiacárcel.

–¿Qué es lo que fracasó en la toma del penal?

–Lo que falla es la entrada de los vehículos, porque se interpreta mal la señal, que era izar un pañuelo, y se cree que la operación se frustró. Los vehículos se vuelven para Buenos Aires. Pero un joven compañero de la FAR, Carlos Goldemberg, escucha el tiroteo, no acata la orden de su responsable y se mete con su Ford Falcon (para seguir con el esquema de la inspección militar) dentro de la cárcel. Es el vehículo que nosotros utilizamos para la fuga. Había un plan B, que era utilizar los vehículos del personal de administración. Por el horario no eran muchos y nosotros tuvimos que adecuar la operación a la llegada del avión de Austral.

–¿Cuál fue el último contacto con tu compañera Susana Lesgart?

–Cuando reducimos nuestro pabellón, subimos y reducimos el pabellón de las mujeres, y solo tengo tiempo de darle un beso entre rejas. Teníamos veinte minutos para dominar la cárcel y había que tomar cuatro pabellones y la sala de guardia interna y desplazarnos hasta el aeropuerto. Consigo despedirme, no la volví a ver.

–¿Por qué creés que la dictadura reacciona con un hecho sangriento e ilegal?

–Porque fue un reto. Ellos estaban planteando un triunfo sobre la resistencia. Por eso desarrolla el GAN, con la participación activa del radicalismo, el mismo partícipe del golpe de Aramburu/Rojas, de la dictadura militar de Lanusse, donde ocupa cargos políticos centrales, y que pactó con Cambiemos. La dictadura reaccionó con una venganza. Si vas a la historia argentina, esos hechos, esas acciones represivas e intentos de aniquilamiento, ocurrieron sistemática y permanentemente.

–¿Qué significó la masacre de Trelew para la historia argentina?

–Un hecho determinante para el ingreso masivo a la política de muchos jóvenes. Son hechos que conmocionan a muchos pibes y rompen con el “no te metas”. La masacre de Trelew movilizó a la juventud como lo hizo la muerte de Néstor Kirchner.

Escrito por
Adrián Melo
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