• Buscar

Caras y Caretas

           

“La música surgió en mi vida sin que tenga un principio”

Foto: Gentileza Niran Ganir

Su último disco fue pensado desde el niño que escucha con curiosidad. El próximo, que se encuentra en etapa de producción, propone la mirada ávida del adolescente. Patricio Villarejo, chelista y músico de amplia trayectoria, habla de su derrotero y de Playlist, que tendrá una larga lista de invitados.

Patricio Villarejo es chelista, compositor, director de orquesta, arreglador y productor. Fue parte de la orquesta de Osvaldo Pugliese, y compartió escenario con Astor Piazzolla, Mercedes Sosa, Charly García, Pedro Aznar, Fito Páez, León Gieco, Peter Gabriel, Patti Smith y la lista continúa. Este tremendo músico, integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional, siempre está dispuesto a colgarse el chelo y acercarse a un teatro independiente a compartir con músicos o actores que están iniciando su camino.

–¿A qué edad empezó a tocar el chelo?

–La música surgió en mi vida sin que tenga un principio. No sé cómo ni cuándo escuché la música y la entendí. Lo que sé es que era tan natural para mí inventarla y hacerla como cualquier otra actividad infantil. Aprendí a leerla y escribirla solo. Mi primer recuerdo es que quería tocar el violonchelo. Nunca pensé que mi instrumento, el único, el que se une a mí, fuera otro. Aunque podía tocar guitarra, bajo, teclados, nunca los sentí mi instrumento. En mi casa molestaba constantemente, hasta que mi mamá cedió y me compró un chelo. Era lo que necesitaba, lo tomé e inmediatamente le empecé a sacar sonido. Luego me di cuenta de que este tipo de instrumentos necesitan una guía, un maestro, y fui en busca de uno. El primero que encontré no me quiso tomar de alumno, sin siquiera escucharme, porque le parecía que ya era muy grande. ¡Estamos hablando de 13 años! El segundo sí me escuchó, era un maestro muy piola que entendió que yo vivía para el arte y no sólo me dio clases, sino que se convirtió en una especie de padre para mí. Leo Viola era su nombre, fue solista de orquestas y director del Conservatorio. Él entendió que yo no era sólo un intérprete, sino alguien que quería crear música, y así fue que me orientó hacia el mejor lugar musical que pueda haber. Y siempre le estaré agradecido. A mí me gustaba la música popular: el rock, el folklore, el tango, y el chelo no parecía el instrumento ideal para transitar estos caminos. Sin embargo, para mí lo fue.

–¿Cómo fue su camino como músico?

–Cuando me encontré con mi instrumento comenzó mi carrera realmente. Al poco tiempo ya incursionaba en orquestas juveniles y otras haciendo prácticas. En un tiempo más estaba tocando a nivel profesional y viviendo de eso. Mi primer trabajo fijo fue en la orquesta de Osvaldo Pugliese, lo que me llevó en no mucho tiempo a tener una trayectoria importante en el tango. Al tiempo entré en la Sinfónica Nacional, luego de pasar por muchas orquestas, y me quedé allí hasta hoy. En un principio me “echaron” del Conservatorio porque la regente de ese momento consideraba que si uno no quería ser profesor de escuela, sino ejecutante de un instrumento, compositor o arreglador, debía irse. Con el tiempo, completé una carrera mayor como licenciado y hasta estudié en la Universidad de Florida, pero, más allá de mi instrumento, mis principales estudios fueron autodidactas, leyendo y escuchando a los que sabían. Con los años inicié trayectorias en otros estilos de la música popular, como el folklore, el rock, el jazz, donde estuve con los principales referentes locales y varios extranjeros.

–¿Qué momentos atesora de su derrotero en la música?

–Tengo momentos imborrables, como haber compartido un escenario con un grande como Astor Piazzolla. Mientras hacíamos una gira con Pugliese, pasamos por Holanda y allí tuvimos algunos conciertos con el entonces sexteto de Astor. Imposible olvidarlo, y tengo una partitura de “Adiós Nonino” firmada por Piazzolla con una dedicatoria que me lo recuerda. Tocar con Mercedes Sosa: la había escuchado desde chico y fue hermoso estar tocando detrás de su inmensa voz. Trabajar con Charly García, un admirado por mí desde siempre, y poder estar codo a codo con él escribiendo arreglos para su música y charlando de arte. No puedo olvidar cuando apareció en un ensayo con un libro y me lo regaló: eran los scores de los temas de los Beatles. Un amor musical que compartimos con él desde siempre. Y tengo montones más: tocar con Peter Gabriel y hacer un tour con él, arreglar mis partes de chelo para Patti Smith, y que le guste tanto que me invite a tocar más temas con ella, etc.

Foto: Gentileza Niran Ganir

–¿Cómo surgió Identidad (2018), su último trabajo?

Identidad es un disco que apareció con una premisa: volver a ser un chico sentado frente a un tocadiscos (un antediluviano aparato que reunía discos de vinilo y radio) y escuchar música. Lo que sea, de cualquier estilo, y los que me gustaban pasaban a un lado donde se repetirían hasta gastarlos. Con esa ingenuidad en mente, nos reunimos con Alejandro Pont Lezica y le dimos forma a la lista de temas. Tomamos muchos y los acotamos, por lo cual se quedó corto, pero de alguna manera representa la idea. Más tarde, convoqué a Franco Jorge, que es un joven productor con creatividad, y le propuse darme otras visiones de esos temas para que yo pudiera arreglar mis partes y algunas de otros instrumentos. A la hora de invitar, aparecieron Pedro Aznar y Franco Luciani, el primero cantando en italiano un tema de un grupo de rock sinfónico de los 70, el segundo haciendo un seudo acordeón con su armónica en un chamamé de mi autoría, y como ya venía haciendo, convoqué a un rapero, Locurón, que puso sus rimas en un tema de cierto contenido social, donde también invité a Gillespi, periodista musical y trompetista de Sumo. Destaco también que vino desde Bolivia uno de los más creativos y personales pianistas que tenemos en Latinoamérica, Freddy Mendizábal. De aquí, mi amigo de toda la vida Rubén Ferrero entró en piano y teclados también. Quedó una mezcla de cosas y estilos tal como lo soy yo y mis composiciones. Me di el gusto de rescatar un motivo de Jorge Pinchevski, pionero del violín en el rock argentino, y crear un tema con él en un estilo que no suelo transitar mucho, el blues.

–¿Y Playlist, el próximo?

Playlist es en cierta forma un Identidad II, un set de canciones visto desde más adelante en mi camino musical, ya no con la ingenuidad del niño, sino con la avidez y crítica del adolescente. Buscando esos temas que me marcaron en algún momento y dando mi versión propia. Aún no está la lista terminada, la estoy armando día a día, pero voy a invitar a grandes figuras de aquí y del exterior. La primera invitada fue Elena Roger, con quien hicimos un tema que no voy a revelar todavía, pero que tiene mucho que ver con mis comienzos y pertenece a alguien que es un faro, un modelo a seguir en muchos aspectos musicales. Me daré muchos gustos en este trabajo. Quizá no salga como disco físico, pero la idea es pensarlo con esa coherencia, con una tapa, una gráfica, una línea de producción. Aquí me está ayudando Santiago Bruno, productor de figuras locales, y está siendo producido ejecutivamente por Daniel Arias. Todo será filmado y saldrá en distintos momentos. Sabemos que esta época es complicada y atípica, pero trataremos de cuidarnos y ocuparnos de tareas creativas, de preparar un material para que, cuando todo se abra, podamos hacer una buena presentación a todo nivel.

Foto: Gentileza Niran Ganir
Escrito por
Daniela Lozano
Ver todos los artículos
Escrito por Daniela Lozano

Descubre más desde Caras y Caretas

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo