La producción de ficción teatral y audiovisual se vio paralizada a escala mundial por la irrupción de la pandemia del covid-19. El caso argentino no fue la excepción y la actividad se debió suspender de manera abrupta cuando se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio por parte del Poder Ejecutivo Nacional en marzo de 2020. Al no estar contemplada dentro de las actividades esenciales permitidas, las apuestas que aparecen en este tiempo se asientan en el debido aislamiento social y el recurso de las tecnologías digitales. En ese contexto, asistimos a la producción urgente de algunas ficciones realizadas de manera integral durante la pandemia y que de diferentes modos tematizan el momento histórico.
El universo de las series web es el más permeable a incorporar novedades narrativas y en correr el umbral de la agenda temática. “Historias virales”, “Terapia en cuarentena” y “Adentro”, se configuran como tres realizaciones que comparten algunas lógicas de producción y circulación. “Historias virales” está dirigida por Federico Frágola y Juan Baranchuk, protagonizada por Hugo Arana y Julieta Zylberberg, entre otros, y el 5 de mayo estrenó en YouTube dos de los ocho capítulos previstos. Conversaciones interpersonales entre una hija y un padre o entre dos amigas, activan relatos que apelan a la cotidianidad y la identificación. “Terapia en cuarentena” fue creada por Marcelo Camaño en conjunto con la plataforma estatal Contar y la productora Nos. Se estrenó el 14 de mayo y cuenta con ocho episodios que se publicaron cada jueves. La serie se desarrolla bajo la forma de tira donde el hilo conductor es el personaje de una psicóloga personificada por Carola Reyna, que atiende a sus pacientes, Mercedes Funes, Roly Serrano, Luciano Cáceres, Violeta Urtizberea, mediante videollamadas durante el aislamiento. “Adentro”, por su parte, trata de un grupo de amigos que se encuentran periódicamente para dialogar sobre el amor, el trabajo, el sexo y las inseguridades, mediante Zoom, como lo harían en la presencialidad. Creada por Santiago Ramundo, Santiago Talledo y Diego Vago y con la participación de más de 20 actores y actrices, entre los cuales están Darío Barassi, Adriana Salonia y Matías Mayer, se estrenó con siete capítulos los primeros días de abril por YouTube y fue realizada a beneficio de Cruz Roja Argentina.
En el terreno del cine, “Murciélagos” es el primer largometraje de ficción filmado, producido y dirigido a distancia durante la cuarentena. Con guión de Virginia Martínez y producido por Baltazar Tokman, Barbara Factorovich y Luiggi Guidotti en asociación con Amnistía Internacional, trata de ocho historias que, de algún modo, hablan de situaciones íntimas y de la falta de libertad. Protagonizada por Oscar Martínez, Peto Menahem, Juan Pablo Geretto, Carlos Belloso, Maida Andrenacci, Luis Ziembrowski, Julieta Vallina, entre otros, y bajo nueve directores diferentes, la buena calidad de la producción intercala tomas panorámicas y escenas de cámara fija en interiores de casas con miradas a cámara en videollamadas. Desde allí se busca una atmósfera intimista con un resultado estético notable. La directora de fotografía, Connie Martín, que cumple un rol clave en la producción, trabajó desde París. La película se estrenó el 2 de julio por la plataforma de Amnistía Internacional, con la particularidad de que tanto el trabajo de los actores y directores como la recaudación de las entradas con valor voluntario, son donados al Banco de Alimentos de Buenos Aires.
El teatro también recurre a diversas estrategias que sortean las imposibilidades para acercarse a su público. “Amor de cuarentena” es una apuesta que mediante la dramaturgia apela a la imaginación y a la fantasía. A quien adquiere una entrada por Alternativa Teatral se le solicita el número de Whatsapp, desde allí durante 15 días recibe mensajes de audio de una expareja que lo vuelve a buscar para hablarle al oído en este momento extraño. Las voces entre las que se puede elegir son nada menos que las de Cecilia Roth, Leonardo Sbaraglia, Camila Sosa Villada, Dolores Fonzi y Jorge Marrale, entre otros. Las historias comienzan con frases como “hoy me acordé de vos” y desde allí abren el juego a fantasear con esas voces reconocidas, como también rememorar un viejo amor que vuelve a buscarnos. El guion pertenece al dramaturgo Santiago Loza y la dirección corre por cuenta de Guillermo Cacace. Un proyecto que también se lleva adelante otros países, y que juega con la dinámica de la mensajería instantánea pero sin la posibilidad de responder, advirtiendo que lo viejo y lo nuevo se intercalan en esta propuesta con reminiscencia al radioteatro pero con la potencia de la personalización del envío.
También en el ámbito teatral está en cartel “Sex virtual. Una experiencia privada”, de José María Muscari, adaptación de la estrenada en el Gorriti Art Center en 2019. Promocionada como una experiencia de tres días de estímulos por Whatsapp, Instagram, Twitter y otras plataformas privadas, tuvo su última función el 3 de julio. Está protagonizada por Diego Ramos, Gloria Carrá, Noelia Marzol y Darío Sztajnszrajber, entre otros 25 artistas, y está destinada a mayores de 18 años porque juega con temas ligados al sexo de manera explícita. La propuesta explota la virtualidad también desde la dimensión del on demand porque no hay un horario de función sino que se puede tener acceso cuando uno quiera.
Como respuesta alternativa también se dieron dinámicas de producciones previas que aparecieron en la web como guiños a sus seguidores. “Casados con hijos”, que vio truncado su esperado estreno teatral, o la serie web “Eléctrica”, tuvieron algunos episodios improvisados en las redes de sus protagonistas.
En este contexto, la pregunta se focaliza en la coyuntura político sanitaria que permite y prohíbe algunas actividades laborales, observando en específico el sector cultural. Por lo pronto, el cine, la televisión y el teatro se encuentran buscando formas de reconstruir sus puentes con las audiencias. En torno a la producción, se despliega una minuciosa labor de relevamiento de las condiciones de las viviendas de los actores que deben transformarse en locaciones, y en las indicaciones técnicas vía llamadas telefónicas. Se advierten instancias de resignificación donde los directores, guionistas, actores y actrices crean historias que no solamente incorporan la pandemia y el aislamiento, sino que también trastocan las estéticas apelando a la videollamada, el ruido de la interferencia en la imagen y el sonido, las pantallas verticales de teléfonos móviles y la impronta selfie en la construcción de su narrativa, estéticas cercanas a prácticas que las audiencias pueden reconocer como propias.
Se trata finalmente de ficciones sobre conversaciones interpersonales, introspecciones y una atmósfera intimista en los relatos, donde tiene lugar la comedia, el drama y diferentes impresiones subjetivas que interpelan a los públicos desde la complicidad y la condición humana. Por eso hay que leerlos como intentos de expresión y de generar vínculos con los públicos más que ensayos de modelos de negocios. Aunque algunas de estas apuestas incluyen la monetización, no interpelan a audiencias acostumbradas a este tipo de dinámicas, y desde allí que en principio no generen ganancias sustentables.
El tiempo dirá si las limitaciones de la coyuntura excepcional se convertirán en oportunidad de innovación, de transformación de los lenguajes de la nueva cotidianidad en lenguajes artísticos y de ensayo de nuevos géneros, para una industria cultural vanguardista que ostenta la creatividad como uno de sus más importantes valores.