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Caras y Caretas

           

Una melodía triste de despedida

El 12 de junio de 1974 Perón dio su último discurso al pueblo. “Llevo en mis oídos la más maravillosa música”, dijo. Por entonces, el gobierno peleaba por sostener el Pacto Social.

Está de espaldas. Se protege de la tarde fría con un sobretodo cuadrillé con cuello de piel. Inclina la cabeza hacia su izquierda. Parece hablarle a su esposa, parada junto a una de las columnas del balcón de la Casa Rosada. Los separa un enjambre de micrófonos. No hay ningún vidrio blindado como en otras oportunidades. A ambos costados y detrás, funcionarios de distinto rango. Abajo, la multitud colma la Plaza de Mayo. Es la protagonista del miércoles 12 de junio de 1974, en el último acto público del presidente Juan Domingo Perón, el de la despedida: “Llevo en mis oídos la más maravillosas música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino”.

El diario Noticias (sobre todo lo que pasa en el mundo) eligió aquella imagen para ilustrar su portada del viernes 14 de junio, dos días después del histórico acontecimiento. El paro nacional dispuesto por la CGT, al que se sumaron la Asociación de Periodistas y la Federación Gráfica Bonaerense, impidió la impresión en esa jornada del matutino que respondía a Montoneros. Lo mismo sucedió con La Prensa y El Cronista Comercial; Clarín, La Nación, Crónica y Mayoría salieron, pero con ediciones reducidas realizadas por personal jerárquico.

“Movilizar al pueblo contra la oligarquía y el imperialismo.” Más que una realidad, el título de tapa encerraba un deseo, alentado por el discurso del Presidente. Tres dimensiones de letras jugaban en la página inicial. Allí sobresalían la primera y la última palabra. “Movilizar” era de tamaño catástrofe. Después de la foto, una bajada: “El general Perón denunció anteayer la maniobra de los ‘aprovechados’ que pretenden que su gobierno consolide la dependencia y no la liberación, destacando que ‘sin fobia’ proseguirá el proceso de recuperación para la Nación de sus recursos económicos. La respuesta popular fue inmediata. Con la generosa espontaneidad con que siempre ha procedido en los momentos clave de nuestra historia, los sectores populares poblaron la Plaza de Mayo. El hecho es promisorio, pero los peligros y las asechanzas subsisten y solo serán conjurados con la movilización y organización permanente del pueblo”.

Cuatro páginas estaban dedicadas al mensaje presidencial (cinco, si se suman los espacios de dos solicitadas referidas al tema). En verdad, no fue solo un mensaje, sino dos: el primero, a las 11.30, por cadena nacional; el segundo, seis horas más tarde, desde la Casa de Gobierno. Luego de la alocución del mediodía, en la que Perón no descartó renunciar, la CGT y 62 Organizaciones llamaron a un paro con movilización a la Plaza de Mayo para esa misma jornada.

El hostigamiento al Pacto Social, impulsado por el Gobierno y ejecutado por el ministro José Ber Gelbard, era el eje discursivo, aunque la preocupación oficial había comenzado el lunes con un mensaje de la vicepresidenta, María Estela Martínez, sobre el desabastecimiento y el mercado negro de algunos productos de primera necesidad. Al día siguiente, el superministro José López Rega había deslizado la posibilidad de que Perón renunciara si la situación se tornaba incontrolable.

El tortuoso camino de la “revolución en paz”

“De 60 (mil) a 100 mil personas vivaron al General Perón”, decía Noticias en la nota principal (páginas 8 y 9), ilustrada con siete fotografías, entre ellas, la del mandatario en su clásico gesto con los brazos elevados, una imagen icónica. En otros artículos, el matutino dirigido por Miguel Bonasso destacaba: “El enemigo, la oligarquía” (“Hubo respuesta popular al llamado del Presidente”) y “Confirman al gabinete” (“Gelbard se pronunció en defensa del Pacto Social”).

En la página 10, al reproducir los dos discursos de Perón, Noticias resaltaba que “a la mañana, por televisión, atacó a la prensa oligárquica y dijo que se nacionalizará la economía”. Y del mensaje ante la multitud resaltó la embestida contra “los especuladores (que) no medrarán con la desgracia del pueblo”.

Un sindicato y una cámara empresarial mostraban su apoyo a la política gubernamental. La Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires rescataba una frase de Perón en el discurso del 12 de junio para encabezar su texto: “Los enemigos están preocupados por nuestras conquistas y no por nuestros problemas”. Allí subrayaba los logros alcanzados por la “revolución en paz” encarada por el tercer gobierno peronista, con una “defensa activa de la reconstrucción y la liberación nacional”.

Por su parte, UPCN exponía el vocabulario de la burocracia sindical y la ortodoxia partidaria. Advertía la necesidad de “evitar la infiltración dentro de nuestra organización” y de “trabajar incansablemente para el logro de la Argentina Potencia por todos anhelada”. El sindicato de empleados estatales “no sacó, no saca, ni sacará los pies del plato”, graficaba.

La contratapa de la edición quedó reservada para “el apoyo de Montoneros” a las palabras de Perón. Junto a una foto del líder de la organización armada, Mario Firmenich, el diario reprodujo completo el documento “Apoyamos la organización del pueblo contra la oligarquía y el imperialismo”. Firmenich lo había leído en una conferencia de prensa el mismo día de los mensajes presidenciales. El gesto era significativo: pocas semanas atrás, durante los festejos del Día del Trabajador, Perón había despotricado contra la izquierda peronista.

El terror que no cesa

Tres notas daban cuenta del estado de represión que padecía el país por esos días. “Una ola de violencia contra la Juventud Peronista”, afirmaba uno de los artículos, en el que se detallaba que “dos militantes fueron torturados y vejados en Lanús”, mientras que “otros siete fueron detenidos en San Miguel”. El restante denunciaba la detención de “numerosos militantes de la JP”. Y una foto-epígrafe retrataba el sepelio del obrero Francisco Omar Martínez, militante de la JP, asesinado el lunes anterior.

El enfrentamiento entre izquierdas y derechas –dentro y fuera del peronismo­– sumaba otro capítulo con las declaraciones del decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, Mario Kestelboim, que sufría la persecución de sectores académicos reaccionarios, a los que luego se agregarían las amenazas del grupo parapolicial Triple A. Permaneció en su cargo hasta septiembre de 1974, cuando decidió renunciar ante la intervención dispuesta por el ministro de Educación, Oscar Ivanissevich.

Las tensiones ideológicas se trasladaban al plano sindical. Una muestra era el conflicto entre el SOMU y los pescadores de Mar del Plata, quienes llevaban dos semanas de huelga en reclamo de su personería gremial.

En el ámbito político-económico, el diario destacaba que el Senado trataría ese viernes 14 el proyecto del Poder Ejecutivo conocido como “Ley de abastecimiento y represión del agio y la especulación”, que ya había aprobado Diputados. “Habrá mano dura”, advertía el matutino, en consonancia con los mensajes presidenciales (nota al pie: medio siglo después, el presidente Javier Milei derogó la ley mediante un DNU firmado ni bien asumió).

“Homenaje secreto al general Valle”, señalaba la crónica (“Noticias tuvo la primicia”) que reflejaba el acto en el que “el Ejército reivindicó al jefe fusilado” por el alzamiento de 1956 contra la dictadura de Aramburu-Rojas, “n una ceremonia de cuatro minutos” celebrada en el cementerio de Olivos.

El diario le dio espacio al general retirado Jorge Leal –en 1965 se había convertido en el primer argentino en llegar al Polo Sur por tierra con la “Operación 90″– para que analizara la relación entre “la Antártida, el problema nuclear y nuestra seguridad”.

Y en la página 6 confluían la crónica de la celebración de Corpus Christi en la Catedral Metropolitana con misa y procesión y la noticia de la ola de frío que padecían no solo la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, sino también el resto del país. El jueves 13 hubo 0 grado a las 8.10 en la capital y 1,5 grados bajo cero en Morón. En tanto, en la ciudad salteña de Socompa murió un ferroviario de bronconeumonía en medio de una tormenta de nieve producida con 20 grados bajo cero.

Chile, Oriente Medio y la Patagonia

Como era habitual en los diarios de la época, las primeras páginas de cada edición estaban dedicadas a las noticias internacionales. El conflicto palestino-israelí y los pasos de la dictadura del general Augusto Pinochet en Chile atraían la atención. Al detalle de la gira del presidente estadounidense, Richard Nixon, a Egipto, Noticias aportaba una serie de notas sobre “la Revolución palestina”: “En medio siglo el sionismo reemplazó la población árabe de Palestina por inmigrantes europeos”.

Sobre la situación en el país trasandino, el matutino señalaba que el régimen militar privatizaba “107 empresas chilenas expropiadas por el gobierno de Allende”. Además, informaba sobre la presentación en Barcelona del libro Chile: mil días entre la revolución y el fascismo, del historiador uruguayo Carlos Rama. Su definición sobre la dictadura chilena era elocuente: “fascismo colonial”.

La actualidad del país latinoamericano aparecía también en un pequeño aviso publicitario: la salida del libro Chile no, del periodista boliviano Ted Córdova-Claure, que contenía un apéndice escrito por el fundador del Partido Intransigente, Oscar Alende. La obra daba continuidad a la investigación que Córdova-Claure había iniciado con ¿Chile, sí? Los primeros 800 días.

El conflicto gremial en el diario La Opinión y la exhibición de la película La Patagonia rebelde concentraban el interés de Noticias. Siete diputados de diferentes bancadas habían presentado un proyecto de resolución para que el Poder Ejecutivo informara sobre las actividades de la empresa editora de La Opinión. Alertaban sobre un posible “cierre intencional de la fuente de trabajo”. El medio fundado y dirigido por Jacobo Timerman no salía desde el 1º de junio, cuando los 130 trabajadores comenzaron una huelga por tiempo indeterminado en reclamo del pago del sueldo de mayo, entre otras peticiones salariales.

En la edición del viernes 14, Noticias continuaba con la difusión de escenas de La Patagonia rebelde, complementadas con textos explicativos que seguían la historia de la masacre de obreros ocurrida durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen. Dirigido por Héctor Olivera, sobre una investigación de Osvaldo Bayer, el film había sido estrenado el día anterior, después de varios meses de postergación por la naturalizada censura de la época. “¡Ya se estrenó!”, clamaba un aviso de casi media página que acompañaba la publicación.

Brazaletes negros en Alemania Occidental

Noticias contaba con un cuerpo principal de 16 páginas y el suplemento “Noticias en el Mundial”, de 8, con información del certamen internacional de fútbol organizado por Alemania Federal, que había comenzado el día anterior con el empate sin goles entre Brasil y Yugoslavia.

Además de la ceremonia inaugural y la presentación del último campeón del mundo, el suplemento destacaba el atentado con una bomba contra el consulado chileno en Berlín.

Al día siguiente, sábado 15, Argentina iba a debutar frente a Polonia. “Se terminaron las ‘nanas'”, advertía el enviado especial desde Stuttgart, tras la recuperación de Enrique Wolff y Héctor Yazalde. Y especulaba con que Ramón Heredia “iría a la cueva” y Ángel Bargas al mediocampo.

“Un cordobés camino a la gloria”, se titulaba la nota en que se presentaba al delantero de Rosario Central Mario Kempes, de 19 años. “Los empresarios tienen puestos sus ojos en el goleador”, señalaba.

El panorama sobre la selección nacional se completaba con una entrevista al técnico argentino, Vladislao Cap. “La confianza nació ayer”, decía Cap después de presenciar el partido inaugural y considerar que el conjunto albiceleste “está al nivel de todos”.

Las ediciones siguientes reflejaron el pobre papel que tuvo Argentina en el Mundial, al perder 3 a 2 frente a Polonia, empatar en un gol con Italia, derrotar 4 a 1 a Haití, caer 4 a 0 frente a Países Bajos y 2 a 1 frente a Brasil, y despedirse con un empate en un tanto con Alemania Democrática.

Ese último partido se disputó el 3 de julio, dos días después de la muerte de Perón. Sobre la manga izquierda de la casaca azul de los jugadores de campo argentinos –y del buzo amarillo del arquero Ubaldo Fillol–, un brazalete negro rindió homenaje al líder fallecido.

Escrito por
Germán Ferrari
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