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Caras y Caretas

           

Muerte soñada

Dramaturgo, actor y maestro de actores, Raúl Serrano falleció el 21 de junio. Ingrid Pelicori, Horacio Peña, Irina Alonso y Santiago Ceresetto, que se formaron con él, lo recuerdan con emoción.

“En mi tumba va a decir ‘No le gustaba el teatro’.” Raúl Serrano solía decir ese chiste cuando le preguntábamos si había ido a ver una obra. Respondía: “No la vi, no voy al teatro, no me gusta el teatro”. El humor siempre. Sus clases eran maravillosas y las dictó hasta el último día que transcurrió en este plano de la tierra. “Ponga el cuerpo”, pedía. Yo no entendía qué era poner el cuerpo, ¡y más tarde sí! Con sus observaciones y palabras, sucedía.

Gran parte de los actores y actrices de la Argentina, de diferentes clases y procedencias, se formaron con él. Siempre te daba esa posibilidad. Si no tenías dinero suficiente para pagar la cuota, te ofrecía trabajo en su escuela y hospedaba también a aquellos alumnos y alumnas que venían del interior y tenían dificultades para afrontar un alquiler y el costo de las clases. Era inmensamente generoso con su saber.  Como ocurre con las personas que marcaron mi vida, se me vienen sus palabras: “No ponga carita”, me gritaba enojado cuando actuaba, ¡y tenía razón!

Raúl Serrano falleció el 21 de junio último a los 89 años. A modo de homenaje, Caras y Caretas conversó con actores y actrices de diferentes generaciones y recorridos que atravesaron su formación de la mano de este gran maestro.

Irina Alonso. Actriz, directora y docente de teatro

“Raúl Serrano fue y es un maestro en el sentido más noble y total de la palabra. Alguien con capacidad para volver tangible lo intangible, un maquinista capaz de hacer entrelazar los cuerpos con palabras y las palabras a su vez con otros cuerpos, un hombre decidido a poner en movimiento nuestro conglomerado de músculos y emociones, que nos sacó del ensimismamiento y nos puso a buscar todo en esa maravillosa fuente que es el compañero de escena. Un hombre que nos ayudó a confiar en nuestro impulso, en nuestro cuerpo, en el cuerpo de los otros. Un hombre político, trazando siempre puentes entre el teatro y la realidad social, elevadísimo pensador, incansable estudioso.  Alguien que sembró intensidades que ya habitan dentro nuestro, que se esparcen en los escenarios, que se multiplican cuando damos clases. Porque es imposible no recordar una palabra suya antes de dar una clase, de salir a actuar, de dirigir una escena. Palabras que suenan dentro nuestro y debe ser que ya están en nuestra sangre. Raúl Serrano fue un hombre que nos hizo mejores, más inteligentes, más animales, más atentos, más colaboradores, más dichosos. Toda mi admiración y mi agradecimiento.”

Santiago Ceresetto. Actor, director, dueño  y coordinador del Teatro Inboccalupo

“Raúl para mí es, sin duda, uno de los maestros que más me marcó. Lo que recuerdo de mi paso por su estudio fue la enorme libertad que nos daba para expresarnos, independientemente del autor que estuviéramos encarando, desde Shakespeare hasta Chéjov, nos alentaba a explorar sin límites. Con enorme generosidad, dejaba a nuestro alcance todo lo que necesitábamos para experimentar a nuestras anchas. Su inolvidable ‘aquí y ahora’ para transmitirnos la importancia de transitar con verdad hasta el más mínimo instante. Comprometido enormemente con el teatro, Raúl Serrano es el nombre que me va a acompañar siempre con el más profundo de mis afectos.”.

Horacio Peña. Actor

“Conocí a Raúl Serrano hace muchos años. Yo ya era un actor profesional, trabajaba en televisión, vivía de este trabajo. Fui a verlo al estudio que él tenía en Diagonal Norte, a la salida de Diagonal Norte del Cine Arte. Tenía un estudio en el sótano, donde daba sus clases. Fui a verlo para tomar clases con él y me dijo que él no tomaba actores profesionales, que en realidad formaba a alumnos desde la nada. Le dije que estaba dispuesto a empezar de cero, a empezar como si no supiera nada; de hecho, uno nunca sabe nada alrededor de esta profesión, así que empecé de cero y fue muy bueno para mí empezar de cero con Raúl. Tuve muchos maestros buenos, respetados y queridos por mí. Raúl fue el que le dio la coda a mi formación. Abrió para mí un mundo de comprensión de todo lo que hacía sin comprenderlo, me dio, para decirlo de modo exagerado, una forma científica para mirar la profesión. Él ya estaba trabajando con el método de la acciones físicas de Stanislavski, lo que también ayudó a mi formación. A lo largo del tiempo, cuando miro para atrás, me doy cuenta de todo lo que significó haberme terminado de formar con él. Tuve la fortuna de poder decírselo y que se emocionara. Le agradecí el actor que yo era gracias a él. Un gran dolor haberlo perdido. Fue maravilloso conocerlo y muy doloroso haberlo perdido físicamente, pero por suerte no solo en mí sino en tantos otros que se formaron con él seguirá vivo.” 

Ingrid Pelicori. Actriz

“Empecé a estudiar con Raúl cuando tenía 19 años. No fue mi primer profe de teatro. Tampoco el último. Pero me marcó para siempre con sus enseñanzas, su presión, su rigor como docente, su integridad como persona. Después perdimos contacto durante muchos años, si bien nos cruzamos cada tanto, y también leí sus imprescindibles libros. Este último año nos volvimos a vincular por un proyecto en común junto a Manuel Callau y Mariano Saba. Lamento terriblemente su partida, también porque no pudimos seguir adelante con este proyecto. Pero agradezco muchísimo que la vida me dio esta oportunidad de frecuentarlo nuevamente, de estar cerca de su enorme sabiduría, su pudoroso afecto, su incansable curiosidad, su asombrosa lucidez y todas esas cualidades que han hecho de su persona un gran referente para los que amamos el teatro, y un ejemplo conmovedor, inolvidable. Fue un gran privilegio estar cerca de él, allá lejos en el tiempo, y también en estos últimos momentos de su vida. Me siento muy agradecida. Pero también, inevitablemente huérfana y desconsolada por su ausencia.”

Escrito por
Daniela Lozano
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