Dice Daniel Herrendorf que cuando escribió Sexo nazi no pensaba en publicarlo. Porque entiende que una cosa es escribir y otra es publicar; no todo lo que se escribe tiene necesariamente ese destino. Afortunadamente este libro salió a luz como retrato de un siglo espantoso, en palabras del autor, que es narrador, poeta y filósofo.
Editada por Planeta, la novela se presentó el martes 15 de noviembre, en un restaurante de San Telmo, con lecturas en vivo y con un repertorio para la ocasión interpretado por los violinistas Tatiana Glava y Luis Sava, integrantes de la Orquesta Estable del Teatro Colón.



Lecturas, música y vino en el restaurante del Casal de Catalunya, San Telmo, donde tuvo lugar la presentación del libro.
La novela
El título apareció y, literalmente, emergió del texto. En referencia al título afirma que “vincular amor y violencia es difícil pero no es raro, ya que hay un componente erótico en la violencia”. Y lo vincula en estas historias, escritas en una prosa poética, que enlaza las vidas de seis personajes que transcurren entre el amor, el sexo, el erotismo, el horror, la violencia. Personajes que asumen “ser el arma violenta de otros”, “amor voraz”, “dolor”, “desolación”, “culpa”, “humillación”, “persecución”, “abandono” que habitan las trescientas dieciséis páginas del libro.
Sexo nazi cuenta tres historias. La primera trata sobre dos parejas que con sesenta años de diferencia transitan penosamente la ciudad de Varsovia. La segunda es la historia de la iniciación amorosa de un joven lector de Oscar Wilde con una anciana, en los últimos años de reinado de la burguesía del siglo XX. La tercera reúne a una joven judía que vive con un nazi finalizado el horror de la guerra, pero no el de la vida que vino a continuación.

El autor
Herrendorf, que se considera un biógrafo, es hijo de padre judío y nieto de abuelos muy influyentes en su vida y que atravesaron múltiples violencias. Filósofo, politólogo, ensayista además de escritor, también preside el Capítulo para las Américas del Instituto Internacional de Derechos Humanos que es, en sus palabras, “un capítulo de mi vida. Es el primero que se creó en 1953 cuando terminó la Segunda Guerra Mundial y los derechos humanos surgen como un elemento esencial”. Traído de Europa para las Américas, se realizan allí actividades de docencia, investigación, promoción y difusión en reacción a temas tan heterogéneos y urgentes como tráfico de niños, cambio climático, las migraciones, que considera “escandalosas y terribles y por las cuales hay una cantidad enorme de gente que está padeciendo”.

Su familia ocupó un lugar significativo en la construcción de los personajes de la trilogía: “Historias de mi familia, matanzas, asesinatos, encierros en campos de exterminio, torturas. Familias escondidas, desintegradas. Todo eso me fue inculcado; lo escuchaba desde muy chico y no podía creerlo. En la Argentina no habíamos tenido semejante violencia salvo durante el proceso militar. Uno vivía en un entorno muy distinto. Para mí todo eso era casi ficción pero de alguna manera me sublevaba”.
Finalmente fue ficción, a través de la cual, afirma, “logré resolver el conflicto familiar”.
Literatura, pasado y presente
Un siglo XX que, en palabras del historiador Eric Hobsbawm, nos ha marcado a todos. Herrendorf dice que “no existe un átomo de verdad en la típica pero errónea expresión francesa ‘comprenderlo todo es perdonarlo todo’. Comprender la época nazi en la historia de Alemania y encajarla en su contexto histórico no significa perdonar el genocidio. En cualquier caso, no parece probable que quien haya vivido durante este siglo extraordinario pueda abstenerse de expresar un juicio. La dificultad estriba en comprender”.
Y a propósito de ello, al consultarle acerca de ideas que aún persisten, como las expresadas recientemente por parte de un senador en el sentido de que democracia no le mejoró la vida a nadie, o un ex presidente, que se refirió a los alemanes como una raza superior, ¿qué tiene de actual la novela?
“Hay mucho de actual. El 25 por ciento del parlamento europeo está compuesto por neonazis declarados y asumidos. Quiere decir que hay un 25 por ciento de europeos que son nazis. Nazis abiertamente. Con esa postura. La historia del antisemitismo que empezó en el siglo XI no terminó nunca. Es un elemento inherente a la cultura de Occidente”, respondió el escritor.
–¿Qué de lo vivido no debe olvidarse ni omitirse? ¿Qué nos recuerda este libro que no puede quedar atrás?
–El fascismo se encuentra en los procesos antidemocráticos. Se busca la pata civil de los procesos dictatoriales y no a las dictaduras como el brazo armado de esa parte civil que tiene esas ideas. La reflexión a la inversa. El brazo armado de estas ideas en la sociedad. Pasa eso. Todos los gobiernos militares que hubo en la Argentina fueron impulsados por civiles. Normalmente los grandes poderes económicos y políticos usan a los militares para sus propósitos oscuros. Eso ha construido a América latina en una especie de casa de fuerzas poderosas. Es un subcontinente rico con la mayor cantidad de pobres. Es incomprensible.
El autor recala en el transcurso y la prolongación de la vida y así, el libro recorre tiempo y espacio, lenguas, generaciones y logra, como lo hace un personaje, por momentos, “detener el tiempo y clavar a las horas un puñal”.
La trama lleva al lector a Lòdz, ciudad de donde proviene parte de la familia materna de este cronista, y así el relato parece ir enlazando y trenzando a cada lector con su propia historia.
“Vivimos en un vértigo, una vorágine que no nos dejan pensar”, asegura Daniel Herrendorf, quien sostiene un Facebook personal que funciona como una suerte de blog de poesía cuyos versos y reflexiones permanecen en el ciberespacio y se ofrecen con las manos abiertas a los lectores que lo visiten: “Escribo para mí, mis amigos y para mitigar la tristeza”.