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Caras y Caretas

           

Juan Cantafio y una colección con valor arqueológico

Tiene la mayor colección de revistas de América latina, cuidadosamente guardada y alimentada desde hace 52 años. Ahora expone una parte de ella en la muestra “Faces”, en el Centro Cultural San Martín. En esta entrevista, Juan Cantafio revela aspectos pocos conocidos de su curioso oficio.

Así como hay gente que colecciona figuritas o estampillas, Juan Cantafio desde hace 52 años dedica gran parte de su tiempo a reunir parte del patrimonio periodístico de toda la historia. “Tengo casi 500 mil revistas”, afirma el mayor coleccionista de revistas de Latinoamérica y al respecto, el Centro Cultural San Martín, de la ciudad de Buenos Aires, exhibe la muestra “Faces”, que incluye una exclusiva selección de portadas de rostros humanos.

Hasta el 14 de mayo en la Sala Vertical de ese centro cultural podrá verse lo que su autor define enfáticamente como “una muestra de arte”. Parte de su colección “Arte de Tapa de Revistas Colección Cantafio” se expone de jueves a domingos de 15 a 21 y se presenta como “un viaje en el tiempo”. La propuesta incluye un recorrido con homenajes a figuras como Gustavo Cerati y Diego Maradona, y recuerda momentos históricos de la humanidad, como la elección del primer presidente de origen afroamericano en los Estados Unidos o “la niña afgana” que fue tapa de la revista National Geographic en junio de 1985, en el marco de la Guerra de Afganistán.

Con experiencia en medios de comunicación, diseño, producción de espectáculos, publicidad, teatro y cine, Juan Cantafio es un entrañable personaje que se abre a mostrar una pequeña parte de lo que define como su “gran pasión, distracción e inversión”.

–Tiene casi 500 mil revistas en su casa, ¿cómo hace para guardarlas?

–Mi colección conforma una hemeroteca enorme dividida por temas y géneros específicos. Vivo en un departamento grande y antiguo, de esos con techos altos, del cual yo utilizo para vivir solo un espacio muy reducido, la gran parte se dedica a lugares de guardado y cuidado de las revistas. Mi colección ya tiene 52 años, a lo largo de este tiempo he tenido la posibilidad de clasificarlas, guardarlas y protegerlas. Para ello varios ambientes tienen instaladas repisas muy fuertes hechas a la medida de cajas contenedoras que van del piso al techo y de punta a punta con todo el material.

–¿Cuál es el criterio para clasificarlas?

–Por tamaño. Lo del tamaño es algo muy importante porque si no se ajan. Cuando se apoya revistas de un tamaño sobre otras más chicas o más grandes, el papel se daña muy fácilmente. El paso del tiempo, el polvo y la humedad pueden deteriorarlas, por eso deben estar bien protegidas.

–¿Cómo empezó todo esto? ¿Cuál fue el disparador para iniciar esta colección?

–Tengo 60 años. Mi primera revista la recibí a los 8, en 1970, por eso la colección tiene 52 años. Me iba bien en el colegio y era muy curioso. Provengo de una familia muy humilde, mi abuelo era analfabeto y trabajaba como jardinero. Para él era muy importante que sus hijos y sus nietos estudiaran y la forma de promover eso era comprando la revista Anteojito, que salía los jueves. Con lo poco que ganaba, me la traía de regalo. Mientras lo más común era recortarlas para realizar tareas escolares, yo las conservaba. Todavía las tengo, las atesoro y las amo. Están intactas.

Juan Cantafio muestra una de las Anteojito que su abuelo le regaló, y que disparó su pulsión coleccionista.

–¿Qué tiene que tener un coleccionista? ¿Dónde nace el interés, la pasión y el deseo de poner tanto de uno en cada colección?

–Con los años la lectura y mi trabajo vinculado a lo visual hizo que yo las conserve y las cuide. Me parece que el rol de un coleccionista no es solamente reunir las piezas sino proteger eso que tanto quiere.

–¿Se autodefine como un especialista de lo visual?

–Sí, puedo hablar sobre la imagen con mucho fundamento de años de experiencia. Es algo que me abarca y me ocupa y que queda expresado en esta muestra. Lo de coleccionista es algo que siempre reservé para el ámbito de lo privado.

–En línea con lo visual la muestra propone pararse “face to face” ante estos cuadros, ¿qué rol cumple esa suerte de espejo?

–Hay lenguajes en las imágenes que interactúan allí y no importa que las personas sean famosas o no, importa lo que nos pasa con eso. Son valiosos todos los personajes por distintos motivos. Uno puede verse reflejado en un antes, en un ahora o en un futuro. Hay una empatía o un rechazo inmediato con las imágenes, algunas te pueden conmover e incluso captar en milésimas de segundos. Si a uno le pasa algo se cumplió la función del espejo de la que hablamos en esta muestra.

–¿Qué tienen las tapas que seleccionó para haber sido elegidas entre tantas otras?

–Aunque acá se ven 97 físicas y 550 en formato video reel, son una ínfima parte de mi colección. Nunca dejaría de elegir una tapa que no tenga autenticidad expresiva. Lo que se vería en ese caso no emocionaría, no conmovería ni llamaría la atención. No se cumpliría el espejo que proponemos en la muestra. De hecho, muchas personas que están en estas tapas son desconocidas.

–¿Y para tener expresión auténtica qué hay que tener? ¿Destacaría la imagen de algún político?

–Más que personalizar yo soy creativo. Sé poco de política, lo que veo en referentes políticos importantes es cuando saben manejar su imagen.

–¿Y eso cómo se construye?

–Siendo auténtico. Le podés sacar mil fotos a alguien pero solo cuando hay verdad la imagen refleja a las personas y pasa de ser una construcción real a una construcción simbólica. Cuando nos encontramos con la contraposición, alguien que falsea o dibuja una situación, su imagen no se puede sostener, ni la real ni la simbólica.

–¿Cuál es el argentino con más tapas en el mundo?

–Hay varias figuras argentinas que son tapa en el mundo en gran cantidad y son muy diversas entre sí: Maradona, Messi, Gardel, Valeria Mazza, Evita, Vilas. El Che Guevara la primera vez que fue tapa fue en una revista de fotografía de Canadá. Son argentinos que se vuelven populares e interesantes internacionalmente.

–¿Sigue creciendo su colección?

–Por supuesto. Todas las semanas entran cosas. Mucha gente me regala y yo también compro. No tengo apoyo económico de nadie y nunca lo tuve. Por mi trabajo tuve la posibilidad de viajar al exterior y siempre me he traído las valijas llenas de material. Volvía con dos pares de medias, dos calzoncillos y todo lo demás eran revistas.

–¿Tiene alguna que diga “esta no la debe tener nadie, solo yo”?

–Hay dos piezas muy especiales más allá de la muestra. La más antigua que tengo es de El Mosquito, una revista satírica de 1890, y es significativa por haberla encontrado impecable. Otra es de una revista que tiene a Evita con la camiseta y el short de Boca. De esa, según me han comentado, quedan cinco ejemplares, y yo tengo uno de ellos. Es valiosa por el significado, por el hecho histórico que representa y también económicamente.

Una de las rarezas de la colección Cantafio. Solo hay cinco ejemplares de esta revista, y él tiene uno.

–¿Qué piensa de la actualidad del formato revista?

–Cuando estábamos montando la muestra, un periodista de España me dijo que tenía un valor muy especial, ya que es como si fuera una muestra arqueológica porque las revistas están en vías de extinción. Del cien por ciento de revistas que existían previo a la pandemia, el 70 por ciento desapareció, se dejó de editar o se fundieron las empresas. Algunas de las que desaparecieron físicamente se transformaron en versiones digitales. La revista en papel tiende a desaparecer y pueden pasar como mucho diez años hasta que todo migre a lo digital. Seguir teniendo en mano revistas papel, que podamos pasar las páginas y leerlas, es único. Yo tengo una colección de algo que va a dejar de existir en breve. Aprovecho la pregunta para destacar a Caras y Caretas, porque son una revista de nicho, masiva y elaborada, siempre con notas estudiadas e investigadas. Muchas revistas existen por el valor del contenido más que por el negocio y Caras y Caretas tiene una historia impresionante detrás. En la muestra hay mucha valorización del trabajo histórico de toda la editorial a la que pertenece la revista.

Edición de Caras y Caretas dedicada a Roberto Fontanarrosa, una de las tapas favoritas del coleccionista.

Para Cantafio, “mirarnos en un espejo es en uno mismo y en todas las personas posibles. Rostros, gestos, rasgos, fragmentos y miradas percibidas u observadas. Todas caben en un punto, en un espacio, en un espejo de nosotros y de los otros”.

Cien años de “faces”

La exposición da cuenta de portadas de revistas nacionales e internacionales publicadas entre 1920 y 2020. Es una pequeña selección de la gran hemeroteca que conforma la colección “Arte de Tapa” de Juan Cantafio, con el foco puesto en el rostro humano y lo que transmite cada una de las diferentes formas de mostrarlo a lo largo del tiempo.

La muestra puede visitarse hasta el 14 de mayo en la Sala Vertical del Centro Cultural San Martín, e incluye revistas muy diversas. “Cada portada de ‘Faces’ te interpela e identifica, algo sucede en uno cuando se observa esas caras”, cuenta Juan Cantafio, propietario de la colección.

“Estamos elevando el arte gráfico editorial a la categoría de arte superior, como en el mundo hace mucho tiempo se lo califica”, manifiesta el coleccionista. Para la muestra se eligieron revistas comerciales, de nicho, independientes, con precio de tapa, gratuitas, de infinidad de países y épocas diferentes. Cada segmento es una pequeña parte de millones de revistas, por lo que cada eje temático debía ser “hiperexpresivo y representativo”. Para lograr este objetivo, la muestra cuenta con dos importantes colaboraciones curatoriales, por parte del fotógrafo Gabriel Rocca y del vicedirector de la revista Caras, Héctor Maugeri.

La muestra estará en exhibición hasta el 14 de mayo.

Se trata de obras de arte en un ámbito como el Centro Cultural San Martín en el que predominan la danza, el teatro, el cine o la fotografía. “Estoy muy honrado y orgulloso, celebro mucho poder mostrar algo que está guardado en mi casa y poder compartirlo con todas las personas que muestran curiosidad”, dice Cantafio con orgullo acerca de su colección de 52 años que a base de un trabajo minucioso de clasificación y cuidado lo ha convertido en el coleccionista de revistas más grande de Latinoamérica.

Si bien el orden de la exposición no es cronológico, se propone pensar el recorrido como un viaje en el tiempo. Cantafio considera que “la muestra sirve para identificar avances técnicos, muestra el pasaje de la ilustración al dibujo, del dibujo a la fotografía y de la fotografía al Photoshop”. Hay tapas con intervenciones de texto e imágenes totalmente modificadas. También hay un segmento llamado “Los artificios”, donde esta transformación es tan fuerte que desaparece la característica humana y se percibe como totalmente artificial. “Entre el principio y la actualidad pasó de todo”, reflexiona el coleccionista.

Los 28 segmentos que dividen la muestra se refieren siempre a las tapas en sus nominaciones, ya que son ellas las grandes protagonistas del recorrido. Se transmiten ideas, la relevancia de una persona o diferentes conceptos asociados con cuestiones sociales. Por ejemplo, hay segmentos llamados “Las Políticas”, “Los Diegos”, “Los Cerati”, “Las Bocas”, “Las Manos”, “Las Icónicas”, entre otros. En todos estos espacios hay muchos aspectos que hacen singular a la exposición: se puede ver la única tapa de Playboy en la que no hay una mujer desnuda, o un espacio que el autor define como “segmento del corazón” referido a los excluidos, ya que “es difícil que se le dé tapa a la pobreza, al hambre, la injusticia y la insatisfacción”.

Una de las tapas más particulares que encuentra la muestra, en la sección dedicada a “Los Terrores”, tiene detrás una historia muy particular. Así lo recuerda Cantafio: “Mientras trabajaba en Estados Unidos, en mis días libres me acercaba a pequeños ‘San Telmo’ para revolver entre antigüedades. Allí vi una revista en la que me pareció ver una obra estilo Picasso con un lindo dibujo, la cual compré y guardé. Ya en Buenos Aires me di cuenta de que se trataba de una revista de Colombia, propiamente de las FARC. Se trataba del órgano informativo con técnicas de guerrilla y dirigida a sus seguidores, una revista que no es de venta masiva ni con precio de tapa”. Como esta, muchas otras tapas tienen una historia significativa para el autor y muchas de ellas son rarezas difíciles de encontrar.

Fiesta de despedida de “Faces”

Por la repercusión que está teniendo la muestra, su impulsor, quien desde 2003 ocupa el cargo de director artístico de IDEA2 Espectáculos, organiza un evento con artistas plásticos y shows musicales en el espacio para el desarrollo comunitario de la comunidad LGBTQ+, llamado Jungla Hábitat Cultural. El próximo 20 de mayo, con entrada libre y gratuita, se mostrará una pequeña selección de “Faces” con otras cuarenta tapas enmarcadas en homenaje a figuras de esa comunidad.

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Teo Helman
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