Quienes lideraban el Ministerio de Educación de la Nación bajo la gestión de Alberto Sileoni en el último gobierno de Cristina Fernández, recuerdan una anécdota: habían realizado un acto por motivo de la entrega un millón de las netbooks de Conectar Igualdad (CI). El diario Clarín decidió no cubrirlo. En lugar de esa noticia, publicó en tapa un texto que hablaba de los peligros que generaba en niñes la alta exposición a las computadoras. El ejemplo sirve de referencia para dimensionar cómo fue tratado en medios y políticos opositores uno de los programas icónicos del kirchnerismo que buscaba reducir la brecha digital y educativa. Dicho programa, se sabe, luego fue desmantelado por el macrismo y, tras una pandemia que expuso su ausencia, transita actualmente un momento de resurrección.
El derrotero se explica en los números: se habían repartido 611.397 netbooks en 2015; en 2016 (primer año macrista, y con 750 mil en stock, compradas por la gestión K) bajaron a 313.691, en 2017 fueron 274 mil, en 2018 apenas 50.000, y en 2019 ninguna. Conectar Igualdad fue el primer programa en ser recortado en enero de 2016. No sólo en los equipamientos, sino sobre todo en los grupos de trabajo, donde había programadores, elaboradores de contenido, reparadores de hardware, ingenieros y pedagogos/as. El programa era mucho más que la computadora. Sólo entre 2016 y 2017, el Ejecutivo le quitó al programa de Educación Digital y Formación Tecnológica unos 5900 millones de pesos.
En pandemia la brecha digital y la falta de CI se expuso como nunca. La importancia de tener un programa que acerque dispositivos y conectividad a los chicos de familias más vulnerables se volvió vital. Pero Conectar Igualdad era una cáscara vacía. La falta de presupuesto con la que se encontró la gestión de Alberto Fernández, sumada a trabas burocráticas e internas ministeriales entre el ministro de ese entonces, Nicolás Trotta, y su vice Adriana Puiggrós, ralentizaron más un proceso de digitalización que demandaba urgencia.
Consumidores inteligentes
Tras 121.839 dispositivos entregados en 2020, este año fue el del relanzamiento, y el nuevo ministro de Educación, Jaime Perczyk (que era vice en los tiempos de Sileoni) lo tomó como uno de sus emblemas. Terminarán 2021 entregando 633 mil netbooks, y serán 1 millón en 2022, para “recuperar y valorizar la escuela pública con el fin de reducir las brechas digitales, educativas y sociales”, según manifestaron desde la cartera educativa.
“El programa no se agota en la entrega de la computadora, pero es condición necesaria. Sin ella no podés alfabetizar digitalmente. Cuentan con aplicaciones para trabajar en el aula y en casa, que hacen más didácticas las clases, por ejemplo Avogadro, Stellarium, o Geogebra para matemáticas. O aplicaciones para programar; queremos que no solo los chicos sean nativos digitales sino consumidores inteligentes y productores de nueva tecnología. Muchos no saben lo que es un software libre o la big data. Y eso viene de la mano con la formación docente, sino el contenido específico no alcanza”, relata la secretaria de Educación, Silvina Gvirtz, ex directora ejecutiva de CI entre 2012 y 2015. Nombra cuatro líneas de acción: contenidos pedagógicos y abiertos; formación docente; producción y entrega de los dispositivos; y la conexión.
Tener computadoras pero no conexión deja endeble el objetivo. Según anunció Gvirtz, “se acaba de firmar una licitación para garantizar que 20 mil escuelas más estén conectadas. Hay 30 mil que ya están terminando de conectarse, y se trabaja con Arsat para conectar por satélite a aquellas más difíciles de llegar”.
El modelo de Conectar Igualdad es de 1 a 1. Una computadora por cada chico. Hasta el momento la idea es seguir con este tipo de dispositivos, aunque las autoridades no descartan que con los avances tecnológicos se cambie la infraestructura, a la que tienen que actualizar todos los años. Por eso las que quedaron en stock del período de Cristina, que la administración de Macri no usó, ya no sirven. El programa cede en comodato una computadora a cada chico y docente de primer año de secundaria y educación especial. Los padres se hacen responsables. Cuando se gradúan las y los alumnos, la netbook les queda a ellos. Con una población aproximada de 650 mil estudiantes de primer año de secundaria, el millón que planean dar el año que viene alcanzará y sobrará. En ese caso, como los que este año están en primero también fueron cubiertos en su mayoría, aspirarán a cubrir en 2022 a parte de los de 3° y 4° año que no recibieron su computadora entre el macrismo y el primer año de pandemia.

Un derecho
Falta poco para terminar el año y la escena se desarrolla en la Escuela Secundaria N°3 de la localidad de Vieytes, Magdalena. Más de 60 chicas y chicos reciben su computadora de manos del ministro. Las maestras le van relatando cómo hicieron el año pasado para organizar la tarea con chicos que no contaban con los dispositivos o el contexto familiar adecuado. Algunas utilizaban comercios esenciales del barrio, como por ejemplo panaderías, para llevar y traer tareas. Otras iban casa por casa, o mandaban mensajes a los padres. “Las computadoras nos hubiesen servido un montón”, le dicen. Hubo muchísimos chicos que no siguieron.
Según el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), en el primer trimestre del 2020, al momento de dictarse la cuarentena, solo el 62,8 por ciento de los hogares del país contaba con un acceso fijo a Internet, “una de las tres condiciones tecnológicas necesarias para poder seguir aprendiendo a la distancia”, planteó Diego Rosemberg, en una publicación de la Universidad Pedagógica (Unipe). Y acotó: “Las otras dos, la velocidad de acceso y la cantidad de dispositivos disponibles en cada casa, tampoco garantizan de manera masiva la continuidad pedagógica. La pandemia desnaturalizó tanto la desigualdad social preexistente como la heterogeneidad del sistema educativo”.
Apenas el 20 por ciento del alumnado el año pasado siguió las clases de manera sincrónica, por Zoom o Meet. La brecha social, educativa y digital se amplió. “Conectar Igualdad siempre fue una necesidad, desde 2010 por la alfabetización digital que necesita la sociedad y los niños y jóvenes en particular, y hoy con la pandemia se incrementó. Si no se hubiera discontinuado y hubiésemos tenido el programa durante la pandemia seguramente los chicos más vulnerables hubieran tenido otras oportunidades de aprendizajes”, apunta Gvirtz. Y completa: “Con las sociedades cada vez más digitalizadas, donde desde la alarma hasta ver el clima o crear relaciones sociales pasan por la tecnología y la informática, el programa se vuelve indispensable”.
Más de un millón de pibes abandonaron la escuela, total o parcialmente, en el último año y medio, según estima Educación. Para ellos lanzaron el programa Volvé a la Escuela, donde Conectar Igualdad juega un rol esencial. Fortalecer gracias a la computadora los procesos de aprendizaje, revincularse con el colegio, y poder retomar los estudios que dejaron, ya sea en la escuela, en los recreos, en casa, o en lo de amigos.
“Estas computadoras son un derecho que tienen ustedes, una apuesta por la educación pública y un elemento de igualación social. El acceso a la tecnología es fundamental para que las chicas y los chicos puedan aprender en las mismas condiciones, pero también capacitarse, formarse, expresarse, divertirse, conocer, hacer música y jugar con otros. Es un derecho que tienen ustedes, en un gobierno que quiere que ustedes tengan derechos”, aseguró Perczyk durante el acto en Magdalena.
Javier Castrillo, licenciado en Historia y docente en la UNPAZ y UNAHUR, creó el sistema de software libre de construcción federal Huayra, que históricamente comandó las computadoras de Conectar Igualdad y que ahora volvió a través de la plataforma Juana Manso, que busca la “soberanía digital”, con software libre, cuidado de datos y el desarrollo de la industria nacional de software. “Conectar Igualdad nació con el objetivo de cerrar una tremenda brecha digital con la entrega de las computadoras, después formar en el verdadero uso computacional de la herramienta, y también desarrollar la industria nacional. La política macrista fue totalmente la contraria, pensando a la educación como gerentes de recursos humanos de empresas”.
Conectar Igualdad cuenta con más de 100 aplicaciones y 1000 recursos educativos, junto a módulos de seguimiento e investigación a través de la producción de datos abiertos; 120 cursos para docentes, 1000 libros digitales, 37 mil aulas virtuales y repositorio federal de contenidos abiertos. Ninguna plataforma educativa oficial consume datos del celular. Más allá del software, otra pata importante del programa fue el desarrollo de la industria nacional. La producción de computadoras y otros equipamientos para CI genera 2000 puestos de trabajo, casi la mitad de lo que demanda el rubro.