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Caras y Caretas

           

CON EL BANDONEÓN A CUESTAS

Desde Estados Unidos hasta Cuba y desde Alemania hasta la región de Siberia se encuentran grabaciones, interpretaciones y artistas influenciados por Astor Piazzolla. Su éxito de ayer y de hoy en otras partes del globo.

 “Ahora me espera componer la música para tres cuentos de Borges y actuar en los teatros más importantes de Estados Unidos. El sueño de toda mi vida. […] Escribiré mi ópera, después mi ballet, y después me moriré feliz”, detallaba Astor Piazzolla en una carta destinada a él mismo, escrita en los años setenta. El compositor argentino, que repartió su infancia entre Mar del Plata y Nueva York y que en más de una oportunidad escondió su bandoneón por temor a las burlas ajenas, nunca vivió como impedimento para llevar sus composiciones al resto del mundo el más que tardío reconocimiento en su país natal.

María Susana Azzi, licenciada en Ciencias Antropológicas y autora de Astor Piazzolla (editorial El Ateneo, 2018), dimensiona lo ocurrido con Piazzolla dentro de un marco más amplio en línea con el género tanguero: “El tango fue siempre aceptado en la Argentina después del reconocimiento en Europa. En la primera mitad de la década de 1910, el género empieza a tener una amplia difusión internacional. Comienza una nueva era. A su vez, el éxito del tango en París hizo que la clase alta argentina lo aceptara. Con Piazzolla ocurre lo mismo. Fue admirado por grandes músicos en Europa, Canadá, Estados Unidos, y después de eso fue aceptado en nuestro país. Y ni siquiera en ese momento por los tangueros, sino por amantes del jazz, de la música brasileña y de la música clásica”.

En sus últimos años, el compositor marplatense comenzó a ser una influencia, una marca, una huella para reconocidos músicos internacionales de diversos géneros. Quizás uno de los casos más emblemáticos sea el del violinista y director de orquesta Gidon Kremer. Nacido en la ex Unión Soviética (hoy Letonia) y formado en el Conservatorio de Moscú, el músico ha incluido en sus repertorios piezas de Antonio Vivaldi, Johann Sebastian Bach, George Enescu y el propio Astor Piazzolla, del cual, además, dejó dos grabaciones lanzadas en 1995 y en 2000. Otros que dentro del mismo género han reconocido su influencia son los brasileños Sérgio y Odair Assad, guitarristas clásicos y ganadores de un Grammy Latino en 2002 por la placa en honor a Astor.

Por otro lado, se encuentran aquellos con vínculos cercanos al jazz. Aquí resalta la figura del estadounidense Al Di Meola, quien en 1996 lanzó Di Meola Plays Piazzolla, un disco con nueve composiciones del bandoneonista argentino y un décimo tema, llamado “Last Tango for Astor” (“Último tango para Astor”), compuesto por el guitarrista. De las mismas tierras es oriundo el compositor Gary Burton, con quien Piazzolla compartió una pequeña gira en 1986, para la cual escribió especialmente diversas piezas que hoy pueden reproducirse en el disco The New Tango (1988). Seis años después de la muerte de Astor, Burton produjo y grabó una recordada placa de trece temas instrumentales llamada Astor Piazzolla Reunion. A Tango Excursion. Para 2000, lanzaría un nuevo homenaje titulado Libertango.

Otros artistas influenciados por las composiciones de Piazzolla: el acordeonista franco-italiano Richard Galliano, el bandoneonista neerlandés Carel Kraayenhof, las cantantes alemana Ute Lemper e italiana Milva IIva Biolcati, el compositor y saxofonista cubano Paquito D’Rivera y el pianista y director uruguayo Pablo Zinger, entre otros.

INTERPRETADOS POR TODOS

Más allá de los artistas influenciados por el compositor argentino, existen a lo largo y ancho del mundo una enorme cantidad de músicos que ejecutaron y grabaron sus obras en una amplia variedad de instrumentos. En más de una oportunidad, Piazzolla declaró que su verdadero amor era la música de cámara (composiciones de un pequeño número de intérpretes), y desde allí surge una destacada grabación del conjunto G-String Quartet, con integrantes alemanes, que en mayo de 1996 publicó un notable CD de diez temas de Piazzolla.

Según describe minuciosamente Azzi, luego de su fallecimiento se produjeron una serie de grabaciones destacadas que vale la pena mencionar: “Mstislav Rostropovich (violonchelista ruso) grabó en San Petersburgo a fines de 1996 ‘Le Grand Tango’, con Igor Uriash como pianista. Meses después, Yo-Yo Ma, otro virtuoso violonchelista, grabó un disco dedicado a Piazzolla con Antonio Agri, Horacio Malvicino, Héctor Console, Gerardo Gandini y nuevamente los hermanos Assad. Así, podría hacerse una extensa enumeración. Al año siguiente, Jon Pareles, periodista y crítico de The New York Times, afirmó que la música de Piazzolla se estaba convirtiendo en una materia prima internacional”.

La lista podría seguir con singularidades, como la del trombonista griego Achilles Liarmakopoulos, quien en 2011 grabó Tango distinto, la primera producción completa tocada solo por trombón, o con la placa del compositor noruego Per Arne Glorvigen lanzada en 2008 titulada Virgin and Whore – Bach and Piazzolla, o con la producción del pianista clásico brasileño Arthur Moreira Lima, interpretando de manera solista al argentino. Pero el espacio es finito y las ejecuciones originadas por Piazzolla parecieran no serlo.

Pipi Piazzolla, nieto de Astor y baterista del sexteto de jazz Escalandrum, contó alguna vez sorprendido que en diversos jardines de infantes y escuelas primarias de la región de Siberia, los chicos jugaban en los recreos al ritmo de “Libertango”.

Este incompleto recorrido por artistas internacionales que ejecutaron, grabaron y públicamente se reconocieron influenciados por el centenario compositor sirve para demostrar –con creces– que cumplió sus objetivos en la vida terrenal, según declaraba en la carta “De Astor para Astor”. “Es lo que siempre soñé: llegar con mi tango, con mi música de Buenos Aires, a tipos geniales que jamás se hubieran interesado por nuestra música”.

Escrito por
Damián Fresolone
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