Los crímenes políticos contra los principales dirigentes de la Argentina fueron algo habitual en los tiempos. Sorprende la cantidad de intentos y asesinatos contra los primeros mandatarios o principales figuras de la oposición. Sobre todo, en la etapa de formación de la Nación y, claro, de las guerras civiles. Muchos sostienen que la grieta en la Argentina se inició con el fusilamiento del gobernador bonaerense de 1828, en Navarro, por orden del general unitario Juan Lavalle sin proceso ni juicio previo. Como cuenta la edición de Caras y Caretas del 26 de diciembre de 1936, por esos tiempos se decidió el levantamiento de un monumento a Manuel Dorrego en el mismo lugar de su fusilamiento. Esa cruz de madera hoy se encuentra dentro del edificio que en ese lugar funciona como museo.
Dentro de la guerra fratricida entre unitarios y federales, otra víctima fue el general Facundo Quiroga, asesinado en Barranca Yaco, el 16 de febrero de 1835. En la edición que salió en el aniversario de su muerte, en 1919, la revista recordó la efemérides mostrando imágenes de la galera en la que viajaba el caudillo cuando fue asesinado. Otro líder federal asesinado fue el entonces gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza. El 22 de diciembre de 1923, la revista hizo una prolija reconstrucción del crimen con base en el testimonio de un ayudante del militar que logró escapar de la masacre en el Palacio San José, ocurrida el 11 de abril de 1870.
Más acá en el tiempo, ya sin reconstrucciones y como cronista del hecho, la revista registró en su edición del 14 de marzo de 1908 la detención de Francisco Solano Regis, un joven de 21 años, anarcocomunista, que el 28 de febrero había atentado contra el presidente José Figueroa Alcorta. También fue testigo del intento de magnicidio contra el presidente Hipólito Yrigoyen. En la edición del 4 de enero de 1930, da cuenta y reproduce el momento exacto en que Gualtierio Marinelli disparó contra el vehículo presidencial cuando el caudillo radical salía de su domicilio.
Y el 3 de agosto de 1935, la revista reconstruye el asesinato del senador Enzo Bordabehere, cuando se interpuso en el disparo dirigido a su líder, Lisandro de la Torre, en pleno salón de sesiones del Senado nacional.