ROYAL BLOOD
En 2014, Mike Kerr (bajo y voz) y Ben Thatcher (batería) sorprendieron a propios y ajenos con el álbum debut de Royal Blood, el cual llevaba el nombre de la banda. Es cierto que la formación parecía evocar la tradición popularizada en las últimas décadas por The White Stripes y extendida por The Black Keys y The Kills, entre otros. Se trataba de una banda de solo dos miembros, pero tenían poco y nada de garageros. Kerr se las arreglaba para construir monumentales paredes de sonido que fundían bajos y guitarras en riffs poderosísimos, capaces de coquetear entre el rock alternativo y el metal. Y los coronaba con buenas melodías y una voz a la altura. Los álbumes posteriores, How Did We Get So Dark? y Typhoons estiraron la presencia y difusión del dúo, pero fallaron a la hora de consolidar todas las expectativas creativas que la banda había generado. La sorpresa ya no estaba y la puntería en la composición había declinado. Back to the Water Below carga con la pesada herencia de confirmar que aquel primer álbum no fue casualidad y que Royal Blood ya está listo para dominar el mundo. ¿Lo logra? El dúo abandona su experimento más bailable (Typhoons) e intenta volver a las raíces y sumar variantes. Acierta desde la fuerza de “Mountains at Midnight” –muy influenciado por Queens of the Stone Age–, la más groovera “Shiner in the Dark” o la ganchera “High Waters”. Pero el álbum va perdiendo atractivo a medida que avanza, más allá de los matices que ofrecen la casi beatlesca “The Firing Line” y la psicodélica “There Goes my Cool –con solo a la
Brian May–. Los Royal Blood siguen sacando discos con momentos interesantes, pero no logran encontrar el brillo que los deje definitivamente en la historia.