Hay cosas que la cotidianidad puede ocultar. AC/DC es una de las bandas más originales y potentes de la historia del rock. Estar a un clic de obras maestras como Highway to Hell (1979) o Back in Black (1980) puede hacer perder algo de perspectiva. Nada sonó igual antes y nada sonará así después. Hoy AC/DC tiene más de 45 años de carrera y sus miembros promedian las 70 primaveras. En el último tiempo murió Malcolm Young (cofundador de la banda, hoy reemplazado por su sobrino Stevie Young), Brian Johnson casi se quedó sordo y el baterista Phil Rudd se enredó en una maraña de problemas legales. Pero Angus Young decidió no detenerse y logró poner otra vez en marcha a la implacable maquinaria australiana. Como era de esperarse, Power Up no ofrece grandes novedades –AC/DC creó un estilo y, más allá de matices, nunca se corrió de él–, carece de la pimienta de los mejores momentos del grupo –nadie está en el cenit creativo toda su vida–, pero funciona como un gran reencuentro y una infalible dosis de hard rock. El nuevo hit “Shot in the Dark” –con Brian Johnson volviendo a ser Brian Johnson–, la convicción de “Witch’s Spell”, el mayor vértigo de “Demon Fire” y la cadencia de “Through the Mists of Time” –casi una canción de medio tiempo– son apenas algunos de los puntos fuertes de un disco que cumple sin prometer nada de más. Pasan los años, los “artistas” van y vienen, pero AC/DC siempre queda.
POWER UP / AC/DC
