Durante la primera etapa de nuestra revista, iniciada en 1898, la Argentina debió padecer dos grandes pandemias. La primera fue la de la peste bubónica. En 1855 se había desatado en China, pero recién llegó a nuestra región en 1899. En septiembre de ese año, La Nación informó: “Ha causado general sorpresa entre los médicos y en el público la aparición de la peste bubónica en Paraguay. Una de las primeras medidas adoptadas por el departamento de higiene ha sido clausurar los puertos del Litoral a las procedencias del Paraguay, mientras se resuelve el tratamiento que deberá aplicarse”. Los barcos que llegaban eran desviados a la isla Martín García, donde se montó un lazareto para que los viajantes realizaran la cuarentena. Finalmente, una niña paraguaya que se encontraba en Formosa fue el primer caso que ingresó a nuestro país. El segundo foco apareció en Rosario, y su primera víctima fue una mujer de mediana edad. El presidente Julio Argentino Roca decretó el aislamiento total de Rosario del resto del país. El final de la pandemia de peste bubónica en el mundo recién llegaría en 1959. Habían pasado algo más de cien años y millones de muertos en el planeta.
La segunda pandemia fue la llamada “gripe española”. Sucedió en 1918 y no era española, sino que tuvo su origen en Estados Unidos. La pandemia fue causada por un brote del virus influenza A del subtipo H1N1. A diferencia de otras epidemias de gripe, que afectan principalmente a niños y ancianos, sus víctimas fueron también jóvenes y adultos saludables, y animales. Se considera la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en sólo un año mató entre 20 y 40 millones de personas. La enfermedad ingresó al país en 1918 por el puerto de Buenos Aires y se extendió por todo el territorio, causando casi 15 mil muertes.