Leonardo Favio fue el locutor del fallido escenario que aguardaba el regreso del general Juan Perón, el 20 de junio de 1973. Allí conoció a un integrante de la Triple A que supo salvar la vida de su ex mujer, María Vaner.
Además de escritor, Manuel J. Castilla era periodista. En cierta ocasión, acompañado por su socio Leguizamón, se vieron obligados a resolver un crimen.
El temible José López Rega le hizo una oferta que no podía rechazar. Ante esta situación, Quino se “exilió” en Italia.
Antes de convertirse en un famoso cantante de tangos, Gardel solía ganarse la vida con artilugios non sanctos. Sus contactos políticos le permitieron borrar su prontuario.
En la Década Infame, Atahualpa Yupanqui participó de una sublevación contra las autoridades. Uno de sus correligionarios terminó en la banda del bandido Segundo David Peralta.
El capitán Pedro Giachino fue el primer soldado argentino caído en combate en la guerra de Malvinas. Fue considerado un patriota. Sin embargo, cargaba con la condena de su oscuro pasado.
Después de huir del penal de Trelew, en 1972, un grupo de guerrilleros tomó un avión hacia Chile. Salvador Allende les dio el salvoconducto para escapar a Cuba.
En diciembre de 1975, Luis Alberto Spinetta fue a tocar a Rosario con su banda Invisible. Lo que nunca supo es que estuvo a punto de ser víctima de la persecución política.
El autor integró un equipo periodístico que investigó a la fuerza de seguridad de la provincia de Buenos Aires y logró descifrar sus conexiones con el crimen organizado y sus prácticas represivas. De esa misma institución emanaron los asesinos de...
Enrique Santos Discépolo y el caudillo Carlos “Gauchito” Lencinas se hicieron amigos por su afinidad política. Una historia que tuvo un trágico pero anunciado final.