Gerardo Gandini fue un artista y un personaje maravilloso. Referente de la música clásica contemporánea, pianista y compositor audaz, ocasional excursionista del jazz y, casi por casualidad, una referencia del tango. Cuenta la leyenda que cuando Astor Piazzolla lo convocó para su sexteto a finales de los 80 –su última formación–, Gandini había tocado poco y nada de tango en su vida. Pero su gran formación y capacidad, sumadas a los consejos de Piazzolla, le permitieron enriquecer notablemente la música de Astor y generar un vínculo con el género que luego profundizaría, muy a su manera. Ya como solista y bastante después, Gandini comenzó a acuñar el concepto “postangos”, interpretaciones improvisadas en las que desarrollaba una aproximación vertiginosa y deconstruía –antes de que la palabra estuviera de moda– las estructuras de clásicos y no tanto. Verano porteño es una suerte de grabaciones encontradas que reúne material registrado en 1991, 1999 y 2002. Son siete tracks que, de alguna manera, expresan diferentes aproximaciones. Gandini sólo se luce en “Desde el alma/ Nunca tuvo novio”, “Verano porteño”,“Silbando” y “Cristal”; en “La cumparsita” toca a cuatro manos con el pianista de jazz Ernesto Jodos, y ejecuta “La casita de mis viejos” y “Los mareados” con Fito Páez y sus icónicos giros vocales. Una oportunidad única de volver a asomarse al universo abismal de Gandini.