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Vaca Muerta, todas las fichas al oro negro

Luego de más de seis meses de freno forzado en la actividad petrolera por la pandemia de covid-19 y el congelamiento en volúmenes mínimos de la demanda de hidrocarburos, Vaca Muerta vuelve a operar cerca de los niveles prepandemia.

En verdad, en números finos todavía se ubica algunos escalones por debajo de febrero pero con un cambio de perspectiva en ciernes. Al menos esa es la foto a comienzos de octubre.

En las últimas semanas se observaron tres hechos relevantes en torno a la emblemática formación de hidrocarburos no convencionales de la Cuenca Neuquina, que vuelven a colocar a Vaca Muerta entre las prioridades de la economía argentina para el día después de la pandemia.

En primer lugar, en septiembre se incrementaron fuertemente las etapas de fractura, el principal indicador de actividad en los reservorios de shale. Se llegó a 325 punciones en la roca madre o generadora frente a las 98 realizadas en agosto. Así surge del relevamiento mensual que realiza Luciano Fucello, country manager de NCS Multistage.

Con 431 etapas de fractura en los primeros 19 días de marzo, cuando se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), el tercer mes del año ya superaba el desempeño del mes anterior, en el que se registraron 402 fracturas. Todo indicaba que allí empezaría un fuerte dinamismo en la explotación de shale pero la pandemia cambió los planes.

En segundo término, vale recordar que a principios de septiembre YPF comenzó a operar por primera vez en Vaca Muerta desde que se decretó la cuarentena. Sumó 48 etapas de fractura y fue un factor que contribuyó a mejorar la actividad en la formación el mes pasado, aunque todavía falta mucho.

Además, la petrolera estatal confirmó que en octubre sumará tres nuevos equipos de perforación, tras un acuerdo con el sindicato petrolero de Neuquén, lo que permitirá “relanzar la actividad”, indicó Sergio Affronti, CEO de YPF.

La petrolera estatal busca retomar su posición de liderazgo en Vaca Muerta y será vital para ejecutar la política energética que el Gobierno piensa para la post pandemia. Mayor producción y exportaciones están en los primeros renglones de la agenda. Incluso la misión del Fondo Monetario Internacional que visita el país le preguntó al ministro Martín Guzmán por la actualidad de Vaca Muerta.

Por último, están los precios del petróleo y el gas. El barril criollo para el petróleo y el lanzamiento de la cuarta versión del Plan Gas o Esquema de Gas 2020-2023 como lo llama el Gobierno, que anunciará el presidente Alberto Fernández en Vaca Muerta en los próximos días, intentan ser un imán de inversiones.

No es un dato menor. A diferencia de la explotación convencional de hidrocarburos, el shale requiere inversiones continuas y de magnitud, y además, la declinación (productividad) de los pozos es mucho más rápida.

EL POZO NEGRO

En el caso del crudo, los distintos actores del sector comenzaron a manifestarse en las últimas semanas en torno al llamado “barril criollo”, fijado en 45 dólares.

Es un precio sostén pero que en la práctica casi no se aplicó porque en un contexto de fuerte caída de la demanda, las refinadoras se rehusaron a convalidar valores por encima del crudo Brent, el de referencia en el país. Así que los contratos se cancelaron a valores entre 40 y 42 dólares.

Además, el barril criollo entró a regir en mayo pero quedó sin vigencia el 30 de agosto, al registrarse, según la normativa local, diez días seguidos de crudo Brent por encima de 45 dólares.

Productores y provincias veían con buenos ojos un incremento del barril criollo y hasta circularon versiones de llevarlo a cerca de 50 dólares el barril. Hoy el escenario es otro y no habría condiciones para una nueva suba.

Las refinadoras se oponen a un salto en el barril local y además esto tendría impacto en los precios de los combustibles y aceleraría un proceso inflacionario, que algunos analistas ya descuentan para la parte final del año.

Incluso se habló de un precio para exportadores y otro para el crudo que va al mercado interno. Pero eso traería complicaciones hacia adelante.

“En petróleo hay que seguir las referencias internacionales, me refiero al valor del crudo Brent, sería una buena señal hacia los inversores”, aseguró el ex secretario de Energía Daniel Montamat, en diálogo con Caras y Caretas.

En su opinión, hay que dar señales de precios, impulsar reglas de juego de largo plazo y generar incentivos para exportar. Uno de ellos que ya está vigente es una mejora del precio de venta al exterior vía exención de retenciones para el crudo hasta 45 dólares el barril, a partir de la aplicación del DNU 488/20 del 19 de mayo pasado.

CUESTIÓN DE TIEMPO

Días pasados, en una charla virtual, el vicepresidente de Upstream No Convencional de YPF, Pablo Iuliano, aseguró que el país tiene un horizonte de sólo cinco años para desarrollar Vaca Muerta y convertirse en un jugador de clase mundial en el mercado petrolero.

Iuliano destacó que Vaca Muerta permite pensar en “una Argentina exportadora de hidrocarburos y derivados”, pero antes tiene que bajar el costo del barril haciendo más eficientes las operaciones y contar con recursos humanos calificados.

El especialista apuntó que es posible a corto plazo colocar en destinos del exterior entre 200 y 300 mil barriles de crudo diarios –hoy el país produce unos 500.000 barriles por día– pero para eso necesita competir de igual a igual con Estados Unidos en el mercado del shale oil.

“En el mundo el negocio es el petróleo, si vas a crecer en Vaca Muerta tenés que hacerlo en petróleo”, aseguró Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad. Consideró que el mundo empieza a ver una perspectiva de reemplazo del petróleo por energías renovables pero “no será a corto plazo, va a ser dentro de treinta años”.

Bronstein agregó que el gas está considerado una energía más limpia pero “en lo que se puede generar divisas rápido es en petróleo, en cuatro años podés estar exportando”.

“Vaca Muerta no tiene nada que envidiar a Permian. Sin embargo, Permian está produciendo treinta veces más que Vaca Muerta”, señaló la semana pasada Sean Rooney, presidente de Shell Argentina. Fue en una charla organizada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) y el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG).

Permian es el mayor reservorio de shale oil y gas del mundo y la joya energética de Estados Unidos. “Vaca Muerta es igual o mejor que otros recursos en el mundo, es extraordinario su potencial para ser un motor económico del país y una fuente importante de divisas a través de las exportaciones. Sin embargo, para lograr eso hay que atraer las inversiones”, remarcó.

Sergio Echebarrena, proveedor de la industria petrolera y secretario de Energía de la Confederación Empresaria de la República Argentina (CGERA), sostiene que “Vaca Muerta es una pieza de un plan de desarrollo nacional” y cuestiona que hoy hay muchas tensiones entre los actores del sector pero “no hay un plan integral”.

El empresario aseguró que esto “no se soluciona con un barril a 45 dólares o un aumento en el millón de BTU del gas”. Y remarcó: “Se requiere un horizonte y reglas claras porque las empresas tienen fondeadas muchas inversiones”.

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