Icono del sitio Caras y Caretas

HEREDARÁS MI DEUDA

Después de cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, la economía muestra indicadores muy malos. La comparación entre el cuadro macroeconómico que recibió del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el que dejará el próximo 10 de diciembre es impactante porque no ha registrado mejoras en ninguna de las principales variables. El detalle es abrumador.

INFLACIÓN. Los aumentos de precios en los dos mandatos de CFK fueron intensos, con un promedio del 20 al 25 por ciento, de acuerdo con estimaciones alternativas al Indec. La tasa de inflación del último año de la administración macrista será del 50 al 60 por ciento anual. El total del cuatrienio sumará casi el 300 por ciento. O sea, la economía macrista más que duplicó la inflación recibida, saldo que deja en ridículo la receta monetarista (ajuste fiscal y monetario) para reducir el alza de precios. También queda descolocado Macri, que en la campaña electoral de 2015 había asegurado que bajar la inflación era “algo fácil de resolver”.

DEUDA. El desendeudamiento fue uno de los principales activos del ciclo de gobiernos kirchneristas. Fue una política que tuvo un importante esfuerzo social, puesto que la cancelación neta de deuda implicó la asignación de recursos para pagar deudas en lugar de destinarlos a otro fin. En un ciclo vertiginoso de emisión de títulos de deuda, en pesos y en dólares, en los mercados local e internacional, en apenas dos años la economía macrista terminó en un nuevo default. El megacrédito del Fondo Monetario Internacional por 57 mil millones de dólares lo postergó, pero en los últimos meses de gestión tuvo que anunciar el “reperfilamiento” de vencimientos. Esto es un default virtual.

FMI. La economía argentina se había desprendido de las tradicionales auditorías del Fondo Monetario luego de que Néstor Kirchner decidiera cancelar el total del préstamo de 9.800 millones de dólares, el 3 de enero de 2006. El gobierno de Macri reintrodujo al FMI, y lo hizo con un préstamo inmenso que hará muy complejas la refinanciación y la negociación de las nuevas condiciones del acuerdo. La tensión con el futuro gobierno de Alberto Fernández estará presente entre la exigencia de ajuste del FMI y la aspiración de recuperar la economía con medidas expansivas.

INDUSTRIA. La destrucción del tejido productivo fue fulminante. Fueron cuatro años de deterioro constante de la actividad y del empleo. La utilización de la capacidad instalada es de casi la mitad. Cierres, achicamientos, despidos, suspensiones de trabajadores y merma de turnos fue el escenario industrial de estos años. La apertura comercial, los tarifazos, las rondas de fuertes devaluaciones, las tasas de interés altísimas y el derrumbe del mercado interno por el castigo a los ingresos reales de trabajadores y jubilados determinaron un sendero de permanente caída de la actividad fabril. La producción industrial acumuló la decimoséptima caída consecutiva en septiembre, cuando bajó cinco por ciento en relación con el mismo mes del año pasado. Macri se despide sin que ningún sector productivo exhiba señales de recuperación.

EMPLEO. El gobierno de CFK terminó con una tasa de desempleo de 5,9 por ciento. Macri se despedirá con un índice de dos dígitos a nivel nacional: 10,6 por ciento. El panorama es más preocupante en el conurbano bonaerense, con una desocupación del 12,7 por ciento. Hay que remontarse al segundo trimestre de 2005 para encontrar un nivel más elevado, aunque en aquel momento la tendencia era de recuperación tras el estallido de 2001. La desindustrialización macrista fue una máquina de destruir empleos de calidad. Se perdieron 154.700 puestos de trabajo entre noviembre de 2015 y agosto de 2019. Equivalente a la pérdida de doce de cada 100 empleos del sector en menos de cuatro años.

PRODUCTO INTERNO BRUTO. La caída de este año será de tres por ciento, lo que determinará que el PIB per cápita disminuya como mínimo el diez por ciento durante la economía macrista. Esta cifra lo ubica como uno de los peores resultados económicos de un ciclo político. En tres de los cuatro años de mandato, la economía terminó con signo negativo. El gobierno de Cambiemos se ubica en los mismos rangos de las decepcionantes experiencias económicas de Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, en las cuales el PIB per cápita descendió doce y ocho por ciento, respectivamente.

DÓLAR. La paridad cambiaria subió de 9,40 a 60 pesos, un alza del 538 por ciento. Las varias rondas de devaluación fueron un potente factor de inestabilidad financiero, además de ser un aceitado vehículo de transferencia regresiva de los ingresos. Fueron beneficiados los conglomerados exportadores, el sistema financiero y los grupos rentistas especialistas en acumular dólares. Las fuertes devaluaciones provocaron varios shocks inflacionarios que castigaron el poder adquisitivo del salario y de las jubilaciones.

INGRESOS POPULARES. El salario real de los trabajadores registrados acumuló una caída del 18,5 por ciento, de acuerdo con el cálculo realizado por el Instituto Estadístico de los Trabajadores de la UMET. Las jubilaciones perdieron 20 puntos en términos reales en relación con 2015, recorte que se generó por la modificación de la fórmula de movilidad jubilatoria, en la reforma previsional aprobada en diciembre de 2017.

POBREZA. Muy lejos de la promesa “Pobreza cero” de Mauricio Macri, el último dato oficial del Indec muestra que, en el primer semestre de 2019, la cantidad de personas por debajo de la línea de pobreza creció al 35,4 por ciento en comparación al 27,3 por ciento del mismo período de 2018. Ese porcentaje representa casi 16 millones de personas en todo el país cuyos ingresos no alcanzan a cubrir los servicios básicos. Se proyecta, con base en la evolución de la inflación y de los ingresos en la segunda mitad de este año, que la economía macrista terminará con un nivel de pobreza que alcanzará al 40 por ciento de la población.

FUGA DE CAPITALES. Un informe de Cifra-CTA revela la dinámica de la valorización financiera y su relación con el endeudamiento y fuga de capitales en el gobierno de Macri. Del mismo modo que sucedió durante la última dictadura militar y la convertibilidad en los 90, el monto del aumento del stock de deuda pública en moneda extranjera es casi idéntico al monto de la fuga de capitales y pago de intereses de la deuda. Las cifras son elocuentes: el endeudamiento en dólares entre diciembre de 2015 y junio de 2019 sumó 107.525 millones de dólares, mientras que la fuga de capitales y el pago de intereses de la deuda en ese período totalizaron 106.779 millones de dólares.

El desastre económico que deja Macri reconoce su origen en las primeras medidas que dispuso, en diciembre de 2015: desregulación total del mercado de cambio (eliminación del “cepo”); apertura financiera para facilitar el ingreso y egreso de capitales especulativos; eliminación de las retenciones (disminución para la soja), que provocó un mayor desequilibrio de las cuentas públicas; desarticulación de la administración del comercio exterior, que abrió las puertas a una avalancha importadora, y la liberación de los controles de precios.

Este combo, acompañado de una sucesión de tarifazos, derivó en una de las crisis más devastadoras de la economía argentina moderna, que terminó colocando, de acuerdo con una encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano, a Mauricio Macri como el peor presidente desde la recuperación democrática.

Salir de la versión móvil