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La marcha de la CGT que enfrentó a la dictadura

En plena dictadura militar, el 30 de marzo de 1982, la CGT Brasil encabezada por el dirigente cervecero Saul Ubaldini fue a la Plaza de Mayo a pesar de la prohibición del Gobierno que aducía que la protesta no contaba con su autorización. No hubo protocolo que detuviera la fuerza de los trabajadores. La CGT pretendía entregarle un documento al Presidente por el pésimo estado en que se encontraban los trabajadores por la gravedad de la crisis económica. El movimiento obrero organizado se movilizó también en Córdoba, Rosario y Mendoza (dónde hubo un muerto). Fue un gesto de valentía frente a una dictadura que daba sus últimos manotazos de ahogado. En la represión en Plaza de Mayo, frente al Cabildo fue asesinado el obrero mecánico sindicalista salteño Dalmiro Flores.

Por obra de esas paradojas a las que nuestro país nos tiene acostumbrados, unos días después la Plaza volvió a estar colmada. Ya no era por protestas sino para vitorear al dictador Leopoldo Fortunato Galtieri por la recuperación de las Islas Malvinas. Ese día no hubo represión. Pero el final de la dictadura genocida ya era un hecho.

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