Argentina, 1985 corre una maratónica campaña cinematográfica de cara a competir como mejor película internacional en los Premios Oscar. Entre sus cuatro rivales en la entrega del 12 de marzo estará la alemana Sin novedad en el frente, de Netflix, que obtuvo otras ocho nominaciones, entre ellas a mejor película. Pero antes, el 19 de febrero, ambas se habrán enfrentado en la misma categoría de los Premios Bafta (British Academy Film Awards). ¿Será imbatible la película bélica? ¿Qué datos y análisis juegan a favor de Argentina, 1985 en los Oscar?
El 26 de enero, dos días después de conocerse las nominaciones, Caras y Caretas habla por teléfono con Axel Kuschevatzky, que se encuentra en Culver City, Los Angeles. Fue uno de los productores de Argentina, 1985 y ahora está abocado a “la campaña de amplificación” de la potencia de la película de Santiago Mitre sobre los desafíos de los fiscales Julio César Strassera (Ricardo Darín) y Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) para llevar a cabo el históricio Juicio a las Juntas Militares.
“Todo esto está pasando porque Argentina, 1985 cuenta desde la emoción un hecho muy trascendente. Estamos en medio de una maratónica campaña de prensa y comunicación, para que la vean todos los miembros de la Academia de Hollywood”, revela Kuschevatzky. “Pero el Oscar tiene reglamentos muy específicos. Vos no podés invitar a que voten la película. Solo a que la vean. Y ahí, lo que les pase a los votantes con la historia va a ser más importante que el nivel de inversión publicitaria o si los actores son conocidos.”
Argentina, 1985 brilla al conjugar el tono judicial y político con el del thriller. El guion de Santago Mitre y Mariano Llinás expone las dudas, miedos y hasta amenazas que afrontaron Strassera y Moreno Ocampo en la democracia emergente del alfonsinismo, al enjuiciar a los jerarcas de la última dictadura por sus sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Épica y conmovedora, Argentina, 1985 logra, incluso, ciertos alivios de humor en medio de la tragedia colectiva y el dolor.
El afán de la película de Mitre por llegar al gran público fue certero: el film fue un éxito en taquilla desde su estreno en salas, el 29 de septiembre de 2022, y su ascendente recorrido por festivales internacionales tuvo su fruto el 10 de enero: ganó el Globo de Oro como Mejor Película en Lengua No Inglesa (una de sus competidoras fue Sin novedad en el frente, de Edward Berger). Ya era indudable que iría al Oscar. El sábado 11 de febrero competirá como Mejor Película Iberoamericana en los 37º Premios Goya de España. Y el domingo 19 de febrero volverá a medir fuerzas con la cinta germana en los Bafta.
Kuschevatsky vive este período con cinéfila emoción y ansiedad. “Al acompañar a Argentina 1985 a todos lados, es muy interesante ver las reacciones del público. Empezás a descubrir que todas las sociedades tienen su propia herida no resuelta. O espera saldar alguna deuda específica a través de la Justicia”, evalúa el productor, al frente de Infinity Hill Films con sus socios Phin Glynn y Cindy Teperman. Las demás productoras de Argentina, 1985 son Kenya Films (de Ricardo Darín, el Chino Darín y Federico Posternak), La Unión de los Ríos (de Agustina Llambi Campbell y Santiago Carabante) y la mismísima Victoria Alonso, presidenta de Producción, Posproducción, Efectos Digitales y Animación de Marvel Studios.
Además la produjo Amazon Studios, y por eso la película está disponible desde el 21 de octubre en la plataforma Amazon Prime Video. “Gracias a la difusión que nos brinda Amazon, gente de todo el mundo puede conocer el testimonio de Adriana Calvo de Laborde en el Juicio a las Juntas –dice Kuschevatsky–. Alguien con una valentía enorme, que se paró frente a los responsables de sus torturas para contar la verdad. Poder transmitirles eso a las nuevas generaciones es la razón de ser de Argentina, 1985.”
Proyecciones rumbo al Oscar
El 12 de marzo, la 95ª ceremonia del Oscar será en el Dolby Theatre, en el centro de Holywood: el mismo lugar donde Juan José Campanella recibió en 2010 el Oscar a Mejor Película Extranjera para El secreto de sus ojos. Aquel fue el debut de Axel Kuschevatzky en la producción de cine y series. “En 2024 llego a cien y no lo puedo creer. Me pellizco”, se emociona, instalado en Los Angeles desde inicios de 2020. “Lo más lindo es que un día estás hablando o cenando con alguien que tuvo un impacto enorme en vos como espectador. Y eso te llevó a querer dedicarte al cine.”
Kuschevatzky sabe que la alemana Sin novedad en el frente será la gran rival de Argentina, 1985 en los Oscar. Las otras nominadas como Mejor Película Internacional son la belga Close, de Lukas Dhont (sobre dos niños que luchan por expresar su atracción), la polaca EO, de Jerzy Skolimowski (sobre la condición humana vista desde los ojos de un burro) y la irlandesa The Quiet Girl, de Colm Bairéad (sobre una niña introvertida que resiste a una familia disfuncional).
Sin novedad en el frente, distribuida por Netflix, dura 147 minutos de pasmosa calidad técnica, aunque algo reiterativa. Es la tercera adaptación al cine de la novela antibélica de Erich Maria Remarque sobre el alemán Paul Bäumer (Felix Kammerer en el film), quien a los 17 años se enrola para participar de la Primera Guerra Mundial, sin autorización de sus padres, imbuido de un ciego nacionalismo.
Pero en las trincheras captará los horrores y el sinsentido de toda guerra. Una lección que parece interpelar al mundo actual, sesgado por la contienda Ucrania-Rusia. Aunque un hecho reciente también puso en resonancia el mensaje antidictatorial de Argentina, 1985: el intento de golpe de Estado contra Lula da Silva, por parte de miles de seguidores de Jair Bolsonaro.
–¿El “factor Brasilia” resignifica a Argentina, 1985?
–Cuando comenzamos a producirla pensábamos que su tema central era la defensa de los derechos humanos como un bien común. Cuando ocurrió la insurrección del 6 de enero de 2022 en el Capitolio de Estados Unidos, se nos clarificó que Argentina, 1985 trata, además, sobre la fragilidad de la democracia y la necesidad de defenderla por la vía jurídica. En una tercera instancia habla de que todos somos iguales ante la ley. Y lo de Brasilia ratificó que no es una película solamente sobre Argentina en el año 1985, sino sobre algo que está pasando en el mundo contemporáneo. Claro que hacer una película toma cuatro años: no podíamos saber que estas cosas iban a pasar. Quizá tenga que ver con que la historia es cíclica y siempre hay gente atentando contra el estado de derecho.
–Respecto de Sin novedad en el frente, se habla –casi como un cliché– de “Netflix versus Amazon”. ¿Es imbatible la película alemana?
–Esto no es una pelea de box ni una carrera de caballos. Todos nos morimos por leer los Oscar en términos deportivos, pero no funciona así. A veces gana la candidata natural y otras no. En 2006, La vida de los otros le ganó a El laberinto del fauno. Pero tenía una sola nominación y El laberinto del fauno, tres. En 2010, El secreto de sus ojos ganó el Oscar y la gran candidata parecía la alemana La cinta blanca, de Michael Haneke. Pensemos que la Academia tiene nueve mil votantes y los resultados no son oficiales. Nadie sabe si una película ganó por dos votos, diez votos o dos mil votos. Eso es lo que más ansiedad me da y, al mismo tiempo, lo más interesante: el camino al Oscar es impredecible. ¿Quién hubiese dicho en 2022 que CODA ganaba como Mejor Película? Al final estamos todos adivinando.
–¿Los Premios Goya y los Bafta pesan como instancias previas?
–Todo cuenta y nada cuenta. Cualquier premio amplifica una película, pero hay un montón de películas que no fueron amplificadas y ganaron. El secreto de sus ojos no ganó ningún premio relevante hasta que ganó el Oscar. No estuvo nominada a los Globos de Oro. La película coreana Decision to leave, de Park Chan-wook, ganó un montón de premios, y yo estaba casi seguro de que iba a ser nominada al Oscar como Mejor Película Internacional. Pero no quedó. ¿Qué pasó ahí? Les gustó más la película irlandesa, o la belga, la alemana… ¡o la nuestra!
–El hecho de que Argentina, 1985 tenga varias empresas productoras, y que entre ellas esté Victoria Alonso, de Marvel, ¿la ayudó a posicionarse mejor rumbo al Oscar?
–Para mí no hay un solo elemento: es un trabajo grupal. Ricardo Darín y el Chino Darín son productores, y por supuesto que, desde la prensa, amplificaron la película. Mi obsesión es cómo se comunica una película. Victoria Alonso puso sobre la mesa la posibilidad de que hiciéramos la mezcla de sonido de Argentina, 1985 en el Rancho Skywalker, de George Lucas. Victoria nos trajo al español Pedro Osuna para la música. Y el gran Michael Giacchino fue el productor de la banda sonora. Todo esto amplificó la película en su calidad técnica. No hay un elemento diferencial. Cada uno terminó aportando algo diferente a esta ecuación: a esta historia que nos supera a todos.
Foto de apertura: Marité de Jesús