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Distintos caminos, un solo destino

LA RUTA HACIA LA VERDAD

Un dato. Una llamada anónima. Una duda. Con intervención e la Justicia o no. Con ADN. De manera voluntaria, de manera compulsiva. No hay una sola forma para que se inicie el expediente. Lo cierto es que cualquiera sea el puntapié inicial para que una persona recupere su identidad, es Abuelas de Plaza de Mayo el vehículo fundamental y necesario para que eso pueda lograrse.
Existen aproximadamente cuatro millones de nacimientos entre 1975 y 1983. De ese universo se presume que 500 son casos de hijos e hijas de detenidos desaparecidos. Mujeres que fueron obligadas a parir en cautiverio en maternidades clandestinas que funcionaron en centros de exterminio como la ESMA, Campo de Mayo, el Pozo de Banfield, entre otros. También existen casos de niños y niñas que fueron apropiados en los operativos en los que sus padres y/o madres fueron secuestrados y luego desaparecidos. Hasta hoy, esa lucha incansable de las Abuelas, que lleva ya más de cuarenta años, logró que 132 personas recuperaran su identidad.
Y en ese camino las Abuelas no están solas. Hoy la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y la Unidad Fiscal Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado (Uficante) son pilares fundamentales en el proceso de restitución de identidades. También hay casos de nietos o nietas apropiados que viven en el exterior; en ellos es la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería la que debe poner a disposición lo necesario para que el brazo de la verdad y la justicia cruce fronteras.
Los procesos para que una persona apropiada durante la última dictadura cívico-militar recupere su verdadera identidad son al menos dos: por presentación o por vía judicial.

SEMBRAR DUDAS PARA QUE FLOREZCAN CERTEZAS

En las presentaciones espontáneas, las personas tienen dos caminos: pueden ir directo a la Conadi o presentarse en alguna de las sedes de Abuelas de Plaza de Mayo en cualquier punto del país. Los equipos de Abuelas toman una entrevista exhaustiva a la persona que se presenta con dudas. La intención es filtrar aquellos casos que por fechas u otros elementos no pertenecen al universo de búsqueda. Con esos datos, si el testimonio es de interés, se abre un legajo en onadi y se manda el pedido de intervención formal para poder averiguar sobre la identidad de esa persona.
Es la Conadi la que arbitra los medios que tiene a su alcance para la segunda etapa de la investigación sobre esa persona que se acercó con dudas. Por lo general se inicia con el pedido y análisis de la partida de nacimiento, que sería el primer documento en el que podría advertirse alguna irregularidad. A veces, en ese proceso también se descubre algún expediente de adopción que la propia persona no conocía. Esta instancia vuelve a funcionar como filtro: hay casos que, sin la necesidad del ADN, llegan a su fin, sobre todo si no se trata de hijas o hijos de desaparecidos.
El legajo de Conadi se va construyendo con la documentación que se obtiene en el marco de ese proceso de investigación hasta que se entiende que no hay más que investigar y, si todo indica que se trata de un caso posible de apropiación, se pide un turno en el BNDG para que se haga la extracción de ADN y se compare con las muestras de los familiares de desaparecidos que tiene el banco. En caso de llegar a un resultado positivo, se le informa a la persona que sus dudas eran ciertas y que se trata de un nieto o nieta apropiado.
Este proceso, que se da siempre bajo estricto secreto y reserva de identidad, muchas veces se inicia por una motivación personal, pero es parte de la lucha histórica de las Abuelas generar esa duda en la población nacida entre 1975 y 1983. También en sus personas cercanas. Así, iniciativas como Teatro por la Identidad, campañas en eventos masivos, como recitales o partidos de
fútbol, ficciones televisivas, historietas, novelas, cuentos y miles de otros formatos siembran dudas que florecen en certezas.

EL CAMINO DE LA JUSTICIA

Por otro lado, están las causas que tramitan en la Justicia Federal. Muchas de ellas se inician a partir de la información obtenida por el equipo de investigación de Abuelas, pero también hay casos en los que el expediente se inicia por denuncias hechas por personas particulares o con información derivada de testimonios de sobrevivientes en los juicios que llevan al banquillo a los genocidas.
Durante muchos años estas denuncias ingresaban al juzgado de turno, como cualquier otro delito. Pero desde octubre de 2012, todas se nuclean en la Uficante, a cargo de Pablo Parenti. Esta fiscalía fue creada por la Procuración General cuando estaba bajo la gestión de Alejandra Gils Carbó y se conformó un protocolo especial de actuación judicial para que pudiera intervenir de manera efectiva en este tipo de investigaciones complejas.
Una vez más, se trata de un logro de la lucha de Abuelas: en 2003, a partir de una presentación de la organización que tiene a Estela de Carlotto como presidenta, la Corte Interamericana de Derechos Humanos intervino en la restitución de la identidad de una nieta apropiada a raíz de que la Corte Suprema de Justicia había impedido que se realizara la toma de muestras para un ADN. Entonces el tribunal internacional le exigió al Estado argentino que diseñara un sistema de investigación especial para los casos de niños y niñas apropiados durante la dictadura, para optimizar su resolución.
El rol de la Fiscalía es juntar la información necesaria para tener pruebas que autoricen a que una persona sea notificada e interpelada por la Justicia. Así, se le informa que se tienen pruebas que fundan una sospecha sobre la posibilidad de que esa persona es hijo o hija de una víctima del terrorismo de Estado, y que, por lo tanto, ella misma también lo es. Entonces, la persona también es notificada de que debe presentarse al BNDG para hacerse un ADN. Si se niega a la extracción de sangre, se da la opción de tomar la muestra de ADN a través de un hisopado y de objetos personales. Si persiste la negativa, se toma por orden judicial, incluso en algunos casos a través de un allanamiento mediante el cual pueden incautarse cepillos de dientes, prendas íntimas y/u otros elementos de donde tomar material genético; también se puede ordenar la extracción de sangre o un hisopado bucal. Si el ADN resulta positivo, el Banco le informa a la Justicia, que será la encargada de notificar a la persona sobre su identidad.

APROXIMACIÓN: AMOR Y CUIDADO ANTE TODO

También hay casos que se resuelven por “aproximación”: a partir de investigaciones de los equipos de Conadi y Abuelas se puede llegar a casos que aún no están judicializados. Así, se evalúa y se junta la información con equipos interdisciplinarios para ver si corresponde o no abordar a la persona. Si se considera que ese es el camino apropiado, desde Abuelas o Conadi se acercan para contarle que disponen de información que da cuenta de que podrían ser hijos o hijas de desaparecidos. Como no existe la causa judicial, se los invita a que se presenten de manera espontánea para realizar voluntariamente la prueba de ADN. Si se niegan, el caso puede convertirse en una denuncia judicial para que avance la restitución de identidad a través de la Fiscalía especializada.

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