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La partida entre el Rey y el pastor

Ilustración: Ricardo Ajler

Ilustración: Ricardo Ajler

El Cordobazo, el 29 de mayo de 1969, y la aparición de los grupos armados insurreccionales marcaron el principio del fin del gobierno de Juan Carlos Onganía y de su proyecto de perpetuarse en el poder. El 26 de marzo de 1971, mediante un golpe palaciego, asumió la presidencia Alejandro Agustín Lanusse, entonces comandante en jefe del Ejército. Lanusse consideraba que la etapa antiperonista, iniciada en 1955, estaba agotada, que era necesario buscar la pacificación y que eso sin Perón era imposible. Pero debía pensar cómo democratizar a la Argentina sin entregarle el gobierno a Perón. El proyecto fue el Gran Acuerdo Nacional (GAN). Mientras tanto, desde Madrid, Perón veía cómo fracasaban todos los intentos por conformar gobierno, mientras apostaba a las “formaciones especiales” para debilitarlos y que tuvieran que “venir al pie”. A partir de entonces comenzó una partida de ajedrez entre dos potentes jugadores que tenían muchas piezas por mover y mucho para perder.

GAMBITO DE DAMA

El primero en hacer su jugada, como era lógico, fue Lanusse. A una semana de haber asumido, el Gobierno anunció la rehabilitación de la actividad política. El 13 de abril, Lanusse recibió en la Casa Rosada a los sindicalistas José Ignacio Rucci, Adelino Romero y Rogelio Coria. En medio de la reunión los sorprendió con un anuncio: restituir los restos de Eva Perón. El 21, el coronel Francisco Cornicelli viajó hasta Puerta de Hierro para negociar mano a mano con Perón. Aunque el cónclave se mantuvo en secreto, fue filmado por ambas partes. Duró cuatro horas y Cornicelli insistió con la promesa de la devolución de los restos de Evita. Lanusse se sentía cercado por las formaciones especiales del peronismo que estaban cada día más cerca de descubrir que Evita estaba enterrada en Milán bajo el nombre de María Maggi de Magistris. Finalmente, el 3 de septiembre, Perón recibió el cadáver de Evita en Puerta de Hierro. Lanusse cumplió su promesa.

Para reafirmar su postura, Lanusse llamó a elecciones para el 25 de marzo de 1973 y prometió la entrega de la banda presidencial para el 25 de mayo. Todo acordado con José Paladino, delegado personal de Perón en la Argentina. Todo parecía encaminado. Sin embargo, el 8 de octubre, sectores militares enfrentados a un entendimiento con el peronismo provocaron una asonada en la ciudades de Azul y Olavarría. Como escribió en su libro autobiográfico, Lanusse sintió que a pesar de haber detenido la insurrección, aquellos sectores habían debilitado definitivamente su poder de negociación con Perón. Ya no le quedaba otro camino para diferenciarse de sus enemigos que entregarle el poder a Perón.

Pero el General aprovechó para redoblar la apuesta desde España. Sentía que Paladino era demasiado negociador con Lanusse y que había que acelerar la tensión. Apretar para negociar era su estrategia. Entonces desplazó a Paladino como su delegado y nombró a Héctor J. Cámpora. La movida no fue gratis. Paladino se atrincheró en la sede del Partido Justicialista preparado para disputarle los representantes del partido al propio General. Perón envió, el 7 de diciembre, a su esposa Isabel, acompañada por su mano derecha, José López Rega, para conjugar la revuelta y hacerse cargo de la conducción del movimiento. El 26 de enero de 1972, el Gobierno le otorgó la personería jurídica al peronismo. En contrapartida, Perón presionó haciendo declaraciones públicas contra el GAN y el gobierno de Lanusse en un medio español. El 1º de mayo, el peronismo lanzó la candidatura de Perón desde San Andrés de Giles.

JAQUE MATE PASTOR

Cuenta la leyenda que un rey (o un presidente de facto), imbatible jugando al ajedrez, se encontró a un pastor de ovejas (conductor) que iba con su rebaño. El rey retó al humilde pastor a jugar al ajedrez presumiendo con que nadie podía ganarle. El pastor le ganó al rey con solo cuatro movimientos. Y desde entonces, esa jugada se llama jaque mate pastor. Por supuesto, Perón era un gran ajedrecista.

El 15 de junio, el líder justicialista dio a publicidad la reunión con Cornicelli que Lanusse mantenía en secreto. En una reunión de oficiales, el 30 de junio, Lanusse se vio obligado a explicarles a su pares sobre aquellas reuniones y tres días después se vio forzado a dar a conocer las grabaciones del encuentro. El rey estaba desnudo. Derrotado y debilitado en su idea de aplicar el GAN, Lanusse impuso una cláusula legal que impedía presentarse como candidato a presidente a cualquier funcionario que participara de la dictadura (él mismo) y a quienes no estuvieran en el país antes del 25 de agosto (su oponente). Era un intento desesperado por, al menos, forzar tablas. Veinte días después redobló la apuesta y, ante oficiales del Ejército en el Colegio Militar, dijo: “No voy a admitir que corran más a ningún argentino diciendo que Perón no viene porque no puede. Permitiré que digan que Perón no quiere. Pero en mi fuero íntimo diré que no vino porque no le da el cuero para venir”.

El 30 de julio, desde España, llegó la respuesta de Perón. Señaló que Lanusse hablaba mucho y hacía poco, y que si realmente iba a cambiar las cosas, que comenzara suprimiendo el estado de sitio, liberando a los presos políticos, cerrando el Camarón y haciendo respetar la Constitución. El 15 de agosto, siguiendo instrucciones de Perón, Cámpora anunció la vuelta al país del General para el 17 de noviembre. Ese mismo día, a las 18.30, se produjo la fuga del penal de Trelew. Una semana después, 19 guerrilleros recapturados fueron fusilados en la base aeronaval Almirante Zar. El 27 de agosto, Perón repudió fuertemente la masacre.

El conductor hace sus últimas jugadas en la partida. El 4 de octubre, Cámpora entregó al brigadier Ezequiel Martínez lo que se conoció como los diez puntos de Perón para un acuerdo. Pero la propuesta no fue dirigida a Lanusse sino a la Junta de Comandantes y al pueblo argentino. La movida descolocó al dictador, porque al convocar a un acuerdo más amplio, la dictadura quedó desdibujada. El 25 de octubre, la Comisión Coordinadora del Gobierno rechaza el programa de diez puntos. El 2 de noviembre, Perón volvió a presionar nombrando a Juan Manuel Abal Medina (hermano de Fernando, primer jefe montonero) como secretario general del Consejo Superior del peronismo. El 7 de noviembre, después de una reunión del Consejo peronista, Cámpora ratificó la candidatura de Perón y que estará en el país el 17 de noviembre. Jaque. Por la noche, Lanusse habló al país para asegurar que garantizaba la vida de Perón y su seguridad. “No niego que alguna vez dudé que este hecho pudiera producirse”, dijo. El 13 de noviembre, ante los generales del Comando en Jefe del Ejército, Lanusse aseguró que con su retorno, Perón lapidaba su nulo prestigio. Pero la partida estaba perdida. Ni chances de hacer tablas. El 17 de noviembre, a las 11.08, el avión que traía a Perón tocó suelo argentino. Jaque mate.

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