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Revés político: el peronismo se cohesiona y JxC profundiza su interna

El pedido de proscripción y doce años de cárcel para la vicepresidenta Cristina Fernández disparó un proceso que produjo un giro en la situación interna del oficialismo y de la oposición. Hubo una suerte de vuelta de campana: el peronismo logró terminar de cohesionarse detrás de una causa y en Juntos por el Cambio se desató una tormenta interna, que hasta ahora se había expresado en chubascos que luego amainaban.

Desde la derrota electoral del año pasado, y a pesar del empate en la provincia de Buenos Aires, el Frente de Todos entró en un estado de deliberación áspera. Los pases de factura en público y en privado se multiplicaron. En una fuerza política tan amplia hay diferencias, algunas muy profundas. Esas tensiones se pueden tratar de canalizar del modo menos autodestructivo posible. Sin embargo, cuando se produce una caída electoral, la frase “yo te dije” comienza rebotar como el eco en una habitación totalmente vacía.

Los debates públicos entre Alberto y Cristina duraron varias semanas. El uso de la lapicera como metáfora del modo de ejercer el poder presidencial fue uno de los ejes. La negociación con el FMI que llevó adelante el ex ministro de Economía Martín Guzmán era otro. Y había uno más subterráneo que tenía que ver con la conducción. Una tensión nació el mismo día en que se anunció la compleja ecuación política que sería la piedra basal del FdT, cuando Cristina le propuso a Alberto que él fuera primero en la fórmula y ella lo secundara. Esa propuesta, tan excepcional como creativa, que fue clave para derrotar al macrismo en las elecciones de 2019, traía consigo la otra cara de la moneda, el yin yang inevitable de las decisiones humanas. El presidente tendría en sus manos el poder institucional y CFK el liderazgo popular.

El pedido del fiscal Diego Luciani terminó de ordenar ese debate. La reacción popular que se despertó en todo el país fue una especie de primaria que revalidó la ya conocida preponderancia de Cristina en el electorado peronista. Ratificó no solo la magnitud de la adhesión que despierta sino la materia de la que está hecha: pasión, amor, o ambos.

Sectores que hace muchos años tienen una relación tensa con el cristinismo, como el Movimiento Evita, frente al pedido de proscripción y la reacción popular que despertó, optaron por aceptar que, por ahora, la jefa del movimiento nacional y popular peronista sigue siendo CFK. Por lo tanto, la nueva fase de la persecución judicial sobre la vicepresidenta tuvo un impacto ordenador hacia adentro del peronismo. Finalmente, cuando se reconfirma el liderazgo y la conducción, los melones se terminan acomodando de alguna forma.

Tormentas opositoras

En Juntos por el Cambio el proceso que desató el pedido de proscripción de CFK tuvo un impacto inverso al que se disparó en el FdT. Antes incluso de la represión que hubo en los alrededores del edificio en el que vive la vicepresidenta. El pedido de juicio político que presentó un nutrido grupo de diputados nacionales de JxC contra el Presidente de la Nación fue la primera fisura. El diputado nacional de la UCR por la provincia de Buenos Aires Facundo Manes se diferenció de sus compañeros de bancada y no acompañó. Con bastante racionalidad de su lado, dijo que un pedido de esa magnitud tenía que tener un motivo mucho más sólido que las declaraciones que había hecho Alberto en el canal TN, cuando comparó a Luciani con Alberto Nisman, tras una pregunta que forzaba ese paralelismo.

Manes pagó un costo por no plegarse a los duros. En la reunión que hubo la semana pasada de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que el radical preside, no se alcanzó el quórum para comenzar el debate. El vacío no lo hicieron los representantes del FdT sino los propios compañeros de bancada del neurólogo, al que le hicieron sentir el rigor.

Manes quiere ser presidente, pero entre las otras cartas que puede jugar está la candidatura a gobernador bonaerense o ser compañero de fórmula del carcelero de Milagro Sala, Gerardo Morales, para disputar en las primarias la candidatura presidencial de JxC.

Después llegó el vallado del gobierno porteño en los alrededores del edificio de CFK. La movilización popular hacia la esquina de Juncal y Uruguay en el barrio de la Recoleta y la represión, que no respetó ni los fueros de los dirigentes políticos, ni las edades de las personas mayores que habían ido a expresar su respaldo a Cristina.

Dentro del Ejecutivo porteño hubo pases de factura. El jefe de ministros de Horacio Rodríguez Larreta, Felipe Miguel, fue señalado como el ideólogo del mecanismo con el que el PRO, supuestamente, quería dar respuesta a los reclamos de los vecinos, luego de varios días de movilización popular en las calles del coqueto barrio.

Pero además de la crisis por el operativo, el hecho de que los manifestantes hayan podido derribar las vallas y finalmente llegar a la puerta del edificio en el que vive CFK para esperar y escucharla cuando ya había caído la noche, también fue un vendaval en la interna opositora. Patricia Bullrich, que también quiere ser candidata presidencial, aprovechó para descargar su verborragia sobre Rodríguez Larreta. Lo acusó de “débil” por no haber impulsado una represión todavía más encarnizada. Para Bullrich, la fortaleza de un gobierno se define en su capacidad de reprimir una manifestación popular al “costo que sea”, es decir, sembrando cadáveres si es necesario.

El jefe porteño trató de defenderse, pero quedó golpeado políticamente dentro de JxC con miras a las primarias del año que viene. Esa contienda es la que definirá las candidaturas y la que está detrás de los vientos huracanados que recorren la interna.

Si se aplicara sobre estas escaramuzas una lectura electoral, habría que concluir que una parte de los dirigentes de JxC parten de la base de que un sector muy amplio de su electorado está capturado por el odio. Y que para recibir el voto hay que saciar esa pulsión pidiendo palo, cárcel, proscripción, y hasta la muerte, para la Argentina peronista. ¿Será así? ¿Ese odio fue inoculado por los medios del establishment y muchos dirigentes de JxC, o los medios y los referentes se adaptan a un fenómeno social para conseguir audiencia y respaldo? Estimularon tanto el odio con causas judiciales inventadas, peleando contra la cuarentena, diciendo que había vacunas que eran veneno, entre tantas otras cosas, que ahora solo pueden alimentar el monstruo que crearon.

El ex presidente Mauricio Macri, por su parte, sigue apostando a que la situación le permita volver a ser candidato presidencial y tratar de borrar de su biografía el párrafo del mandatario fracasado que no logró la reelección. Juntos por el Cambio es un archipiélago de varias islas en la que cada una tiene su propio proyecto de poder y no hay un liderazgo nítido. Eso es lo que está en disputa y es uno de los motivos del terremoto.

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