Silvia Maldonado acaba de matar a su única hija, Perla, que se encuentra “en la inmensidad de la cocina sentada como una muñeca de trapo frente a un plato de galletas mordidas. Acompañada por la sangre que le gotea”. Su madre le dio la cabeza contra la mesada de mármol. La niña tendrá para siempre seis años. Y Silvia, ahora, teme. Teme porque peligrará la candidatura a gobernador de su esposo, aunque estuviera previsto su ascenso mediante fraude electoral. Pero además de temer se descubre en un lugar nuevo: ahora puede heredar a su padre, un capo narco que domina la ciudad con violencia y muerte.
“Soy un monstruo”, piensa Silvia frente al espejo. Laura Santos es una escritora de la nueva narrativa mexicana. Vive en la Argentina y esta es su primera novela, a la vez el quinto libro que publica la editorial feminista Bocas Pintadas, un proyecto literario con perspectiva social y de género nacido al calor de la pandemia.