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El gabinete arcoíris de Boric

Ilustración: Hugo Horita

Ilustración: Hugo Horita

Gabriel Boric edificó un gabinete ecléctico con el objetivo de imprimir experiencia y amplitud política a la coalición emergente y de izquierda que lo llevó a la Moneda. El presidente electo de Chile realiza una aritmética compleja, suma a dirigentes de la ex Concertación y a economistas prudentes en un equipo ministerial mayormente joven, feminista y aliado de la Asamblea Constituyente en curso.

En la película chilena No (Pablo Larraín, 2012), Gael García Bernal interpreta a un publicista joven e intrépido que es contratado por la coalición de partidos democráticos para trabajar en el plebiscito de 1988, donde la población debía dirimir sobre la continuidad del dictador Augusto Pinochet. En un pasaje significativo del film, García Bernal se reúne con los popes de la heterogénea alianza e intenta convencerlos de adherir a la figura del arcoíris como ícono político de la campaña televisiva.

Ante los gestos descreídos de sus interlocutores, el actor se acerca a la pizarra donde había desplegado su maqueta para, munido de una tiza, resaltar con pedagogía la impronta contenedora del dibujo multicolor. Al hacer hincapié en el arco rojo del fenómeno óptico, Bernal buscaba la aprobación del entonces líder comunista; luego resaltaba la presencia de la franja azul para congraciarse con la Democracia Cristiana. La cinta revela que, finalmente, el diseño en apariencia desideologizado de la campaña publicitaria fue exitoso porque logró la adhesión del electorado independiente en unos comicios que lograron cerrar el largo ciclo dictatorial de Pinochet.

¿El gabinete multicolor de Boric pretende retomar aquella convocatoria amplia para fortalecerse ante una derecha, ahora liderada por el neopinochetista José Kast, que cuenta con un voluminoso poder real e institucional? Un dato expone con crudeza cierta similitud entre la coyuntura política de 1988 y la actual: en ambas oportunidades, tanto el apoyo a la opción No en el plebiscito sobre Pinochet como el respaldo conseguido por Gabriel Boric en el último balotaje consiguieron un idéntico volumen de adhesión en las urnas: casi el 56 por ciento de los votos. ¿Podrá la bandera multicolor de Boric, un pabellón coloreado con tonos suaves e intensos, agrupar el mencionado piso histórico que converge, antes y hoy también, para decirle No a la derecha chilena?

ES CON TODOS

Recapitulando, Gabriel Boric pondrá en funciones a partir del próximo 11 de marzo a un equipo ministerial prudente en su perfil económico, donde el actual jefe del Banco Central, Mario Marcel, será el titular de Hacienda; feminista en su composición –habrá más mujeres que hombres, además de contar con un Ministerio de la Mujer relevante en lo presupuestario–, y sumamente heterogéneo en su equilibrio interno, ya que Boric buscó contener a su socio clave, el Partido Comunista, pero también a las fuerzas tradicionales que integraron la ex Concertación.

A modo de ejemplo ilustrativo, el equilibrista Boric designó a la icónica ex dirigente universitaria y actual diputada comunista Camila Vallejo como portavoz gubernamental, y a una diplomática componedora como Antonia Urrejola para que sea la titular de la Cancillería; como titular de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Urrejola condenó con virulencia la política de derechos humanos del gobierno venezolano de Nicolás Maduro, una administración de la que Boric busca de forma denodada despegarse públicamente.

Consultada por Caras y Caretas, la analista política Isabel Charlin, magíster en Política y Gobierno por la Universidad de Concepción, considera que, al contrario de lo que se cree, el Partido Comunista no fue relegado en el gabinete: “Es cierto que la distribución de carteras fue muy pareja y que benefició a un amplio conjunto de fuerzas, incluso a partidos pequeños, como Revolución Democrática, o a fuerzas de la ex Concertación, como el Partido Socialista. El mensaje de Boric es que su gobierno va a intentar conciliar al mundo de la centroizquierda con el fin de tener fuerza política en el Parlamento; además, con el gabinete, Boric reconoce que un gran porcentaje de los votos conseguidos provienen de la ex Concertación. Pero, a su vez, hay que destacar que el PC cuenta con varias subsecretarías ministeriales. De hecho, la derecha manifestó mucho enojo por el nombramiento del subsecretario de Defensa por el origen comunista de su filiación política.”

Es indudable que la conformación de la primera línea del gobierno de Boric posee sesgos redencionistas: de 24 ministros, 14 serán mujeres; el promedio de edad de los líderes de cartera es inferior a 50 años; su ministra del Deporte, Alexandra Benado, es activista gay e hija de una militante desaparecida por la dictadura de Augusto Pinochet; el joven Giorgio Jackson, camarada de Boric y Vallejo en la recordada alzada universitaria contra el presidente Sebastián Piñera, estará a cargo de la estratégica Secretaría General de Presidencia, e Izkia Siches, ex presidenta del Colegio Médico y mano derecha de Boric en la última campaña, comandará el Ministerio del Interior. Siches se ha mostrado crítica de la campaña de vacunación contra la covid implementada por el actual presidente, y defiende una concepción pública en las políticas de salud.

Isabel Charlin reconoce que la composición equilibrista del gabinete de Boric no sedujo a la “calle chilena” pero, en paralelo, advierte que la izquierda más silvestre, si bien es fuerte al momento de protestar, carece de legitimidad social: “Creo que no hay forma de contentar a los movimientos sociales más inorgánicos, porque no es que no les guste Boric, tampoco hay otro dirigente que sea de su agrado. De hecho, dudo que ese sector de la ciudadanía haya votado por Boric. Un ejemplo: en la Constituyente, asambleístas de este sector más radicalizado llegaron a proponer la eliminación de los tres poderes del Estado para instaurar un modelo plurinacional, esa propuesta fue rechazada por unanimidad, lo que evidencia su escasa representación”.

En resumen, la fuente consultada por Caras y Caretas resalta: “La última encuesta de Cadem, que suele acertar en sus pronósticos, revela que un 58 por ciento de la ciudadanía consultada apoya al nuevo gabinete presidencial. Esa base de sustentación es importante porque Boric debe afrontar arduos desafíos: unir a sectores que piensan distinto, tener que seguir enfrentando la pandemia y llegar a un buen puerto con la nueva Constitución, que está enfrentando una grosera campaña de fake news por parte de la derecha”.

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