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Chile, polarizado ante el regreso del pinochetismo

¿sobre qué muerto estoy yo vivo,/ sus huesos quedando en los míos,/ los ojos que le arrancaron, viendo/ por la mirada de mi cara,/ y la mano que no es su mano,/  
que no es ya tampoco la mía,/ escribiendo palabras rotas/ donde él no está, en la sobrevida?

(Roberto Fernando Retamar)

Este domingo Chile votó y eligió en su mayoría dos extremos: la derecha, encabezada por José Antonio Kast, y la izquierda, liderada por el Gabriel Boric. Ambos se enfrentarán el 19 de diciembre en el balotaje por la presidencia del país.

Kast, abogado de 55 años, casado y padre de nueve hijos, admirador confeso de Augusto Pinochet, sumó un 27,90 por ciento de los votos, contra el 25,80 por ciento que obtuvo Boric, un ex líder estudiantil de 35 años que no sólo busca ser el presidente más joven de Chile sino cambiar de manera radical la realidad de las y los chilenos. Ambos dirigentes, contrarios en sus convicciones, lideran la brecha más estrecha de las últimas dos décadas entre mayorías en primera vuelta. Hay que tener en cuenta que el tercer líder liberal Franco Parisi, que participó de las presidenciales residiendo en los Estados Unidos y que no pisó suelo chileno durante toda la campaña, dejó a muchos sorprendidos ya que se llevó el 12,80 por ciento de los votos. El rumbo de que tomen esos votos en el balotaje será clave.

El candidato a la Presidencia de Chile por el bloque izquierdista “Apruebo Dignidad”, Gabriel Boric, emite su voto en la ciudad de Punta Arenas. Foto NA

Gabriel Boric es el candidato por una alianza conformada por el Partido Comunista y el Frente Amplio, la coalición Apruebo Pueblo, que viene trabajando hace unos años para derrotar a la derecha más rancia de Chile. Siendo un líder estudiantil, Boric acaparó la atención de su generación, estudiantes, jóvenes y gran parte de la sociedad que no se definía políticamente.  El joven encabezó una de las protestas más importantes que sacudieron al país en reclamo de educación gratuita, libre y de calidad. Ecologista, muy cercano a los movimientos feministas y disidencias, es un crítico acérrimo del modelo neoliberal de la última dictadura (1973-1990). Boric inició su actividad política en 2014 asumiendo un lugar en la Cámara de Diputados por la región más pauperizada y precaria de su país, Magallanes.

Uno de sus puntos fuertes es luchar contra la desigualdad de clase y construir un estado de bienestar al estilo europeo. Reelecto en 2017, Boric fue una figura central en las revueltas de 2019 y líder en la Convención Constituyente que hoy trabaja para la elaboración de una nueva Constitución para Chile. Su programa político es prometedor: acceso universal a la salud, un nuevo sistema de pensiones sin las controversiales Administradora de Fondos de Pensiones (AFP), sistema educativo público, gratuito y de calidad, y la conformación del primer gobierno ecologista en Chile. La recaudación fiscal será el punto central para llevar adelante su plan de gobierno, que provendría de una reforma impositiva, la eliminación de extensiones tributarias y la aplicación de un royalty a la minería, entre otras medidas.

Tarea difícil la de Boric al enfrentarse a un hombre de la derecha radical chilena.

UN DERECHISTA A LA DERECHA

El candidato a la Presidencia de Chile por el Partido Republicano, José Antonio Kast, deposita su voto en la comuna de Paine, en Santiago. Foto NA

José Antonio Kast es el líder del Frente Social Cristiano, defendió a muerte el legado pinochetista, y el domingo se llevó la mayoría de los votos. Hijo de padres alemanes que emigraron a Chile en 1950, el abogado militó en el partido de Unión Democrática Independiente y más tarde fundó el Partido Republicano. Es un hombre muy cercano al movimiento apostólico Schoenstatt. Bajo la consigna de “orden y progreso”, declaró que, si Augusto Pinochet estuviera vivo, lo votaría. Ideológicamente se ubica en la línea de Donald Trump y Jair Bolsonaro, aunque mantiene en sus apariciones públicas un discurso menos combativo.

Es parte de la organización Political Network for Values, una plataforma de representantes políticos para trabajar en red, en un intercambio global y local, promoviendo y defendiendo activamente un decálogo de valores compartidos entre los que se incluye la protección de la vida humana, el matrimonio, la familia, religión y la libertad de conciencia. En su carrera para la presidencia, ha declarado que está en contra del matrimonio igualitario, del aborto y de la educación sexual en las escuelas. Dentro de su plan de gobierno, está la idea de construir una zanja para evitar el contrabando, el narcotráfico y el enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los migrantes.

La sociedad chilena se enfrenta a un balotaje que será decisivo para el destino de su país y de las generaciones por venir. Un candidato como Boric, que rechaza el neoliberalismo y cree en un país más justo e inclusivo, o un Kast que llevará adelante el legado de la derecha más violenta de los últimos años, como la que instaló Augusto Pinochet. El candidato de izquierda ha sido muy criticado y estigmatizado por su edad, por sus ideas, por su inexperiencia, su alianza con los comunistas y su gran amor por Salvador Allende. Tampoco le perdonan su encuentro con Ricardo Palma Salamanca, condenado por el asesinato del ex senador conservador Jaime Guzmán, ideólogo de la actual Constitución, heredada de la dictadura.

Las derechas en la región no quieren perder el poder dominante, represivo, neoliberal que saquea y empobrece al pueblo y que gobierna para las minorías. El cambio de la Constitución heredada de la dictadura de Pinochet será uno de los acontecimientos más importantes y ejemplo de que la sociedad chilena quiere un cambio. En gran medida, esto se pone en juego el 19 de diciembre, cuando las y los chilenos elijan entre el pasado o la esperanza.

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