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VIUDAS E HIJOS DE ASTOR

La música de Astor Piazzolla fue una fuente de inspiración para el rock argentino. La búsqueda común por fusionar estilos, la rebeldía hacia las estructuras dadas y hasta ciertas coincidencias estilísticas según la época llevaron a varias figuras del rock local a tomar al autor de “Adiós Nonino” como un referente. Un reconocimiento que no siempre fue correspondido por Piazzolla, que en algunos momentos ponderó al rock y en otros lo consideró un género menor.

Casi desde sus albores, el rock local puso el foco en Piazzolla. En la mixtura de sonidos que propuso Almendra, la influencia del bandoneonista emergió claramente. En el primer LP de la banda, el tema “Laura va” contó con los arreglos del director de orquesta Rodolfo Alchourron, quien convocó al bandoneonista Rodolfo Mederos, uno de los hijos dilectos de Piazzolla. En varios testimonios de la época, los integrantes de Almendra reconocieron haberse inspirado en la ópera-tango María de Buenos Aires –Piazzolla la había estrenado un año antes de la salida del primer álbum del grupo– a la hora de componer los arreglos vocales. Incluso, muchos críticos plantearon una continuidad entre “Chiquilín de Bachín”, de Piazzolla y Horacio Ferrer, y “Plegaria para un niño dormido”, compuesta por Luis Alberto Spinetta.

El autor de “Muchacha” mamó el tango desde muy pequeño. Su padre, Luis Santiago, fue un cantor aficionado, que se presentaba en audiciones radiales bajo el nombre de Carlos Omar. Sus tíos trabajaban en el sello discográfico Columbia, y así el Flaco tuvo acceso desde chico a los discos de Juan D’Arienzo y Héctor Varela. Sin embargo, en una clínica de música que brindó en 2005 en Lima, Spinetta reconoció que la aparición de Piazzolla cambió completamente su visión sobre el tango, lo que le trajo más de una reyerta familiar. “Mi tíos lo negaban a Piazzolla. Yo discutía, tenía 14 años y les decía: ‘¿Pero no ven a los aviones que aterrizan, los edificios, el tráfico, los autos? Eso es Piazzolla, es el futuro, la ciudad que crece, no es el tipo ahí llorando porque la mina lo abandonó’. Y sigo pensando lo mismo. Piazzolla es el futuro”, contó en aquella jornada en la capital peruana. Incluso, reconoció que en Almendra había tanto de Piazzolla como de los Beatles. “Piazzola fue para nosotros un guía estético. Y creo que en Almendra eso está puesto de manifiesto. Hay un paralelismo así, lejano, con la música de Astor como también con los Beatles. Es decir, nos incentivaban a buscar músicas un poco más allá. No se nos dio por comprarnos un sitar y tocar música hindú, pero sí mezclar la música de acá con la que nosotros hacíamos”.

CONVERGENCIAS

Posiblemente, nunca como a mediados de los 70 los caminos del rock y la música de Piazzolla hayan confluido tan intensamente. En 1975, el trío Alas, integrado por Gustavo Moretto, Carlos Riganti y Alex Zucker (dos años después sería reemplazado por un aún adolescente Pedro Aznar), constituía la vanguardia del rock progresivo en la Argentina. El primer álbum de la banda contiene un tema por lado, dividido cada uno en movimientos. En el primero, “Buenos Aires sólo es piedra”, hay una fusión permanente de rock y tango, y el bandoneón de Daniel Binelli le da un aire piazzolliano a toda la composición. El disco tuvo una buena repercusión y para su presentación en el Teatro Coliseo asistió el propio Piazzolla, quien se declaró públicamente admirador del trío.

Al año siguiente, para la grabación de El jardín de los presentes, el último álbum de Invisible, Spinetta incorporó en el grupo a Tommy Gubitsch en guitarra, quien formaba parte de Generación Cero, de Mederos, y que un año después acompañaría a Piazzolla y su Octeto Electrónico en una gira por Europa. Mederos fue nuevamente convocado para participar en “Las golondrinas de Plaza de Mayo”, el tema más piazzolliano del disco, aunque la atmósfera urbana y tanguera se respira a lo largo de todo el álbum. Luego de disolver Invisible, Spinetta siguió incursionando en la fusión entre el jazz y el rock, y para el álbum A 18’ del sol convocó al baterista Luis Ceravolo, quien también había formado parte del Octeto Electrónico.

En la obra de Charly García también hay influencias de Piazzolla, como en el tema “Tango en segunda”, de Sui Generis, o en “A los jóvenes de ayer”, de Serú Girán. Este último comienza con una introducción instrumental muy cercana a la obra del bandoneonista y la letra es una piadosa crítica a la vieja guardia del tango, la misma a la que debió enfrentarse Piazzolla.

En los 90, volvieron a surgir trabajos de músicos de rock que rescataron al genial bandoneonista marplatense. En 1996, el grupo Pez sacó su segundo disco, Quemado, con una versión instrumental de “La Muralla de China”, un tema que Piazzolla compuso para un disco con José Ángel Trelles como cantante. Al año siguiente, Los Fabulosos Cadillacs editaron el álbum Fabulosos calavera, que incluía el tema “Piazzolla”, y que posiblemente sea el trabajo más experimental de la banda. En una entrevista televisiva, el bajista Flavio Cianciarulo recordó: “[Por aquellos años], la música de Piazzolla se hizo muy presente en mí. Entré en un fanatismo, en una incesante búsqueda de explorar y conocer su música”.

Con todo, Piazzolla fue poco condescendiente con varias figuras del rock argentino. En más de una ocasión expresó cierto desdén por ese género y sus músicos. Fue justamente Charly García quien en un encuentro casual en un banco de Nueva York le devolvió la “gentileza”. “Ah, ¿vos sos Piazzolla? Chupame la bola”, le espetó el tecladista, fiel a su estilo. Un choque verbal que, afortunadamente, contrastó con una comunión que se dio en la música.

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