Samara Pascual Migale es curadora de arte independiente, fundadora y directora de El ParaVirtual, un centro cultural que funciona en el ciberespacio. Cantante lírica y maestra de canto, nació en la ciudad de Buenos Aires y estudió Crítica de Artes y Curaduría en la Universidad Nacional de las Artes. Fue curadora de la “Experiencia Todos Somos Uno”, que reúne a artistas de diferentes disciplinas para crear una mayor conciencia ambiental, junto a la artista plástica Lorena Minoretti. Recientemente, dirigió la acción curatorial “La huella plástica” y realizó la curaduría virtual de la muestra “Arte esencial”, de Pedro Roth.
–¿Cómo surge El ParaVirtual?
–Surge en los comienzos de la pandemia, cuando luego de los primeros gestos de asombro y desconcierto, comenzamos a notar que con el cierre de teatros, museos y centros culturales, se imponían cada vez más las redes sociales como único vehículo de circulación para las artes. Con mis colegas del grupo de investigación en Crítica y Curaduría Audiovisual y Digital, dirigido por Maximiliano De La Puente, en el Instituto de Investigación y Experimentación en Arte y Crítica (IIEAC), de la Universidad Nacional de las Artes, fuimos siguiendo con mucha atención los diversos encuentros, conferencias y conversatorios que realizaban la mayoría de las instituciones culturales a través de sus plataformas y canales de YouTube. En un breve lapso, se produjo una eclosión generalizada de todo tipo de actividades virtuales relacionadas con las artes. En el caso de las artes escénicas, hubo una primera etapa en la que se mostraban espectáculos filmados con anterioridad, que los diferentes teatros e instituciones ponían en circulación. En una segunda etapa, surgieron las obras en vivo por streaming, que parecían colocar una cámara en el lugar del espectador y ser una suerte de “primera adaptación al medio”. Luego aparece una especie de nuevo género: obras concebidas especialmente para circular en soportes virtuales. A pesar de la nueva apertura a través las redes, el acceso a las instituciones tradicionales por parte de los artistas seguía siendo arduo. Por eso se me ocurrió el nombre El ParaVirtual, en referencia a El ParaKultural, como un centro cultural virtual alternativo y accesible, para obras de todas las disciplinas artísticas, concebidas para soportes virtuales. Además, en El ParaVirtual, cada obra que se estrena va acompañada por textos escritos por críticos o curadores independientes, esta característica nos convierte en una comunidad de artistas, críticos y curadores independientes.

–¿Qué necesidad encarna la curaduría virtual?
–La curaduría virtual aparece como una necesidad contextual, para poder circular por las plataformas digitales. En El ParaVirtual comenzamos con las artes escénicas, la primera obra que presentamos fue la miniserie Por Vos S.A., del dramaturgo y director de teatro Fernando Locatelli, creada para YouTube, con temática de la pandemia, dirigida a distancia por un director de teatro. El actor Manuel Vicente escribió una reflexión crítica sobre la obra y el regisseur Diego Cosin aportó un comentario acompañando el estreno. Luego presentamos ENCUADRES, una obra performática de danza y acrobacia, concebida especialmente para la plataforma Zoom. Su director, Iván Ripari, desplegaba toda la coreografía utilizando la “vista del hablante” de la plataforma. Sobre esta obra tan particular, la crítica especializada en danza, Marina Julieta Amestoy, aportó textos curatoriales, poéticos y críticos. Después vino el homenaje a Aldo Severi, en el 15° aniversario de su fallecimiento, a través de una serie de publicaciones de sus cuadros, una antología de críticas en fotogramas de Instagram, y el audiovisual de Daniel Tonelli El color de lo popular. Finalmente, hace unos días presentamos la primera curaduría virtual: una muestra de Pedro Roth. La diferencia entre una curaduría virtual-digital y una curaduría tradicional es el soporte y las herramientas que utilizamos. Aunque es algo nuevo y será tema de investigación en cuanto a límites e incumbencia, puedo decir que al igual que en un proyecto presencial, deben estar claros los ejes y el recorrido curatorial propuesto, el resto es descubrir y echar mano a las herramientas que nos proporciona el soporte digital para mostrar lo que queremos.
–¿Cómo concebiste la muestra de Pedro Roth?
–La curaduría virtual de la muestra Esencial, de Pedro Roth, surgió gracias a la generosidad de Pedro Roth y de su hijo Damián, que confiaron en mí sin apenas conocerme. Me impactó la muestra inaugurada en un supermercado chino, y sencillamente me contacté con ellos por mensaje de Instagram y les dije que quería invitar a Pedro a exponer en El ParaVirtual. Para mi sorpresa, me contactó por teléfono Damián Roth y le conté mi idea de hacer una curaduría virtual. Le pedí que hiciera unas tomas de video marcando un recorrido por las góndolas, mostrando los cuadros desde una mirada subjetiva, y sobre ese material armé mi curaduría digital que dura catorce minutos. Los textos de sala de Andrés Duprat son extractos del texto curatorial de la muestra original.

–¿Qué ideas hay detrás de este modo de transmitir Esencial?
–Siempre hablando de la curaduría virtual, me basé en la idea de Pedro Roth sobre la función mágica del arte y su relación con hacer aparecer alimentos. Superpuse la imagen de las góndolas del supermercado con las de la cueva de Altamira, donde mágicamente van surgiendo los cuadros de Pedro Roth y una música primitiva húngara remite también a los orígenes del artista. La muestra virtual puede verse indefinidamente en nuestro canal de YouTube, el ParaVirtual TV, y por IGTV de nuestra cuenta de Instagram.
–¿Con qué trabaja Roth en esta oportunidad?
–En la exposición podemos ver cuadros de diferentes épocas de Pedro Roth, con distintas técnicas, también algunos cuadros de Roberto Plate y fotografías de Damián Roth.
–¿Por qué la muestra en un supermercado chino?
–La muestra se inaugura en un supermercado chino porque cuando sólo estaban abiertos los negocios que vendían productos esenciales como los alimentos, Pedro Roth advierte que en la época primitiva el arte era considerado esencial por su poder mágico para hacer aparecer al bisonte, el alimento, y que debería seguir considerándose como algo fundamental, esencial para la vida.