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“FUE UNA SÍNTESIS ENTRE EL POLÍTICO Y EL ARTISTA”

Compañera de militancia de Fernando Solanas. Compañera de organización política. Fue diputada nacional por dos períodos. Candidata presidencial de Proyecto Sur en 2011. Docente. Socióloga. Investigadora del Conicet. Alcira Argumedo recorre la vida de Pino, desde sus inicios durante la resistencia peronista hasta su final, en ejercicio de la política, como parte del Frente de Todos, tras la unidad electoral del movimiento político más masivo y diverso de la historia del país, que volvió a ponerlo dentro del partido de gobierno luego de varios desencuentros y encuentros con su dirigencia.

Se conocieron en 1968, cuando Pino volvió de Europa y Alcira dictaba las “cátedras nacionales”, un espacio académico y político de búsqueda de concepciones propias y autónomas del pensamiento latinoamericano. Allí también estaban los sacerdotes del Tercer Mundo, y así conocieron al actual papa Francisco.

–¿Pino era un político que hizo arte para militar o era un artista que hizo política?

–Fue una síntesis. Era además un hombre de su época. Nuestra generación en los años 60 vivió la revolución del tercer mundo, la revolución argelina, la revolución cubana, la descolonización del África. Esto al mismo tiempo se conjugaba con la demanda de superar la proscripción que había sobre el peronismo, la demanda del retorno de Perón y una resistencia peronista muy noble. En esa etapa, la mayor aspiración que podías tener en tu militancia era que no te dieran una paliza y no te llevaran preso, pero no había ninguna prebenda en perspectiva. Él supo reflejar toda esa primera etapa y también la indignación con la restauración neoliberal. Acompañó con su experiencia vital los procesos históricos que se dieron en la Argentina, en el marco de América latina.

–¿Unió la resistencia a la proscripción con la resistencia al neoliberalismo?

–Él venía trabajando siempre en esta defensa de los recursos de la autonomía nacional, de la soberanía, de los recursos estratégicos con Félix Herrero en la defensa del petróleo y en la necesidad de dar un cambio en una potenciación a la producción energética en la Argentina. En ese momento aparece Menem con el proceso de privatización de YPF, que fue una entrega escandalosa. El tema del ambiente se puso sobre la mesa, pero no desde una mirada verde al margen de lo social, sino que planteaba que estas políticas extractivistas, como la minería a cielo abierto, el tema de los transgénicos con la utilización de la encima de glifosato, que es cancerígeno, o la técnica del fracking para los combustibles no convencionales, generaban un deterioro en el mediano plazo que para nada se justificaba.

–¿Esa lucha la dieron en soledad? En ese momento no había muchos sectores que levantaran esas banderas.

–No. Paradójicamente, Perón ya en 1972 había hecho una carta a los pueblos del mundo en la conferencia de Estocolmo donde llamaba la atención sobre el medio ambiente. En esos momentos, en el año 72, casi tomábamos en chiste que Perón se hubiera vuelto “verde”, como decíamos. O sea, 30 o 40 años antes advertía acerca de los peligros que fueron agravándose a lo largo de las décadas. Nosotros retomábamos esas advertencias de Perón, junto con las advertencias que uno tenía de estudios y trabajos, publicaciones en revistas internacionales muy serias. Después empezaron a verse o a manifestarse cada vez con más fuerza las características de la crisis climática, entonces hubo una mayor conciencia. Pero ya eran elementos que vos podías ir viendo bajo una mirada más estratégica. Teníamos esta idea de que en la política necesitás el bagaje de mucha información y la definición de un proyecto.

–En estos últimos años hubo distanciamiento y luego reencuentro con la dirigencia del peronismo, en particular con el kirchnerismo.

–Hay que diferenciar dos cosas. Había un apoyo muy serio, incluso Filmus siempre me decía que los atacábamos y después votábamos sus proyectos. Es que en muchas cosas estábamos de acuerdo, salvo en la problemática del petróleo. Sigo considerando que fue un gran error el no haber recuperado la renta petrolera, eso hizo que la Argentina perdiera hasta ahora 420 mil millones de dólares. Se demostraba que había tantos incumplimientos por parte de las empresas que prácticamente podía recuperársela sin poner un peso. En la política petrolera del kirchnerismo estuvimos muy en desacuerdo. Lo mismo con la minería. Nosotros podríamos hacer esas críticas en el seno en un mismo espacio. Pero ya cuando veíamos que el crecimiento de la derecha era firme, la cosa cobraba otro carácter. Se había tomado una actitud un poco rígida en la construcción de los últimos tiempos en el kirchnerismo y eso había hecho que drenaran sectores que no necesariamente estaban en un campo diferenciado. Con esta derecha neoliberal macrista y totalmente sacrificadora no había ninguna duda de que había que hacer una alianza más allá de las diferencias que tuviéramos.

–Y ahora va a ser recordado por toda una nueva generación de jóvenes feministas por su último discurso público en el Senado.

–Claro. Fue una persona de su época capaz de captar, digamos, lo que son las avanzadas. Porque en ese sentido hay que ver que el progreso en las reivindicaciones femeninas se insertan en otras reivindicaciones populares más amplias. Por eso yo siempre señalo que en la etapa de la independencia consolidada, Simón Bolívar y Simón Rodríguez crearon escuelas en Chuquisaca para los sectores populares, donde la fundación decía explícitamente que iba a otorgar formación profesional de un oficio para que las mujeres se desempeñaran como ciudadanas plenas y que no se casaran por necesidad, ni hicieran del matrimonio una solución para sus problemas de subsistencia. Es decir, mujeres con sólida formación intelectual e independencia económica para tomar decisiones. En los años 60, este momento de revoluciones, creo que él incorporó legítimamente esta nueva demanda. Por eso, a pesar de que tenía una buena relación con Francisco, cuando el Papa le escribió una carta preguntándole por qué estaba de acuerdo con la legalización del aborto, Pino le contestó que él respetaba su defensa en términos de salud pública. Supo tener las antenas muy encendidas acerca de la problemática de su contemporaneidad.

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