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LOS CIMIENTOS DE UN NUEVO TIEMPO

Con la incipiente apertura política durante la dictadura militar, Néstor Kirchner junto a su hermana Alicia y Cristina Fernández fundaron, en octubre de 1981, el Ateneo Juan Domingo Perón. Lo presentaron el 18 de abril de 1982, en plena guerra de Malvinas, al inaugurar la unidad básica Los Muchachos Peronistas en un barrio humilde de Río Gallegos. El sueño máximo de Kirchner era ser gobernador de Santa Cruz y lo logró en 1991, luego de cuatro años como intendente de su ciudad. Pero es durante su segundo mandato provincial cuando Kirchner empieza a hacerse visible en la política nacional. Más precisamente en 1998, a través del Grupo Calafate. Y lo hizo con una bandera solitaria pero reluciente: la de ser el único gobernador peronista claramente antimenemista.

Esto hizo que Eduardo Duhalde, candidato a presidente por el peronismo para las elecciones de 1999, reparara en él. El entonces gobernador de Buenos Aires competía contra la Alianza, que encabezaba Fernando de la Rúa. Pero Carlos Menem, desde la presidencia de la Nación, boicoteaba la candidatura de Duhalde, mientras el resto de los gobernadores miraba para otro lado evitando contrariar al presidente. Fue en ese contexto que Duhalde salió en busca de Kirchner.

La primera reunión entre los dos fue en El Calafate, el 18 de marzo de 1998, con la excusa de una excursión de pesca. Ese día evaluaron organizar una interna contra Menem por la conducción del Partido Justicialista. Duhalde creía que si no conseguía ponerse formalmente al frente del PJ no podría derrotar a la Alianza, que tenía, además, el apoyo de los principales medios de comunicación.

PUENTES E INGENIERÍA

El lazo entre Duhalde y Kirchner había sido el actual presidente Alberto Fernández, quien era amigo del santacruceño desde 1996, cuando los presentó Eduardo Valdés. A la vez, se había integrado al equipo de campaña de Duhalde a través de su amigo Alberto Iribarne.

Para 1998, Alberto ya tenía una relación muy estrecha con Néstor y Cristina. A lo largo de ese año los tres siguieron armando reuniones que fueron conformando la idea de consolidar a un sector del peronismo como fuerza propia. La idea evolucionó, y en septiembre, en un hotel de la Recoleta, durante una cena, Duhalde y Kirchner, acompañados por José Octavio Bordón y Mario Cámpora, escribieron lo que sería el documento fundacional del Grupo Calafate y base del programa de gobierno que presentaría Duhalde en 1999.

Por fin, el grupo se lanzó públicamente en un encuentro de dos días, realizado el 2 y 3 de octubre de 1998 en El Calafate, ciudad propuesta por Cristina como sede. Kirchner y Duhalde consensuaron una lista de invitados. Eran peronistas antimenemistas que se habían ido al Frente Grande, que habían abandonado la militancia o que habían resistido dentro del PJ, como era el caso de Kirchner, Alberto y Cristina. Fueron invitados Jorge Argüello, Oscar Parrilli, Eduardo Valdés, Carlos Tomada, Héctor Recalde, Jorge Coscia, José Octavio Bordón, Esteban Righi, Miguel Talento, Ana Jaramillo, Ernesto Villanueva, Elvio Vitali, Norberto Ivancich, Mario Cámpora, Juan Pablo Lohlé, Carlos Mundt, Aníbal Franco, Heriberto Muraro, Norberto Liwski, Graciela Maturo, Carlos Cruz, Antonio López Crespo, Juan Carlos Cernadas Lamadrid y Alejandro Dolina, que no viajó pero envió un video.

Los invitados viajaron en avión a Río Gallegos y de allí en aviones pequeños a El Calafate y se alojaron en tres hoteles. La organización política y logística recayó en el actual presidente, quien recuerda especialmente los discursos de ese día de Cristina, Righi, Vitali y Kirchner. Cuando fue su turno, Kirchner propuso distintos mecanismos para una justa redistribución de la riqueza y convocó a recuperar el espíritu transgresor del peronismo. Al final del encuentro emitieron un comunicado titulado “Hay una Argentina que espera”.

CRECIMIENTO Y DIFERENCIAS

El grupo fue sumando adherentes, y el 28 de agosto de 1999 se realizó un segundo encuentro que, aunque se hizo en Tanti, Córdoba, se llamó Calafate II. Pero para ese entonces Kirchner ya venía planteando diferencias con Duhalde y llegó a Tanti con varios enojos encima, como la designación de Julio César Araoz como jefe de campaña, su desacuerdo con que Ramón “Palito” Ortega fuese el candidato a vicepresidente y los cuestionamientos ideológicos que por esos días le habían hecho varios referentes duhaldistas a través de los medios.

El punto de máxima tensión ocurrió cuando Kirchner se levantó de su silla en el medio del discurso de Duhalde y se fue del salón. Alberto Fernández salió detrás. Palabras más, palabras menos, Kirchner le explicó: “Mirá todo el esfuerzo que hicimos, a todos los compañeros que convencimos de que había que volver a creer en el peronismo, para terminar con Araoz como jefe de campaña y con (Carlos) Ruckauf como candidato a gobernador”.

A los medios, Kirchner les dijo: “Yo acompaño a Duhalde, pero también le digo lo que me parece que está bien y lo que me parece que está mal. Yo no soy empleado de nadie”.

Después de ese encuentro, el Grupo Calafate se disolvió. Duhalde perdió las elecciones con De la Rúa y llegó a la presidencia dos años más tarde, como resultado de las sucesivas crisis que generó el trágico final del gobierno de la Alianza.

Para las elecciones de 2003, Duhalde, a falta de candidatos más afines, apoyó la postulación de Kirchner, quien tuvo que volver a ejercitar su músculo político en una nueva pulseada para no subordinarse a él, como había ocurrido cinco años antes en el Grupo Calafate. Esa tensión se vivió durante la campaña electoral y se mantuvo en los dos primeros años de gobierno, hasta que en 2005 se produjo la ruptura definitiva.

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