Icono del sitio Caras y Caretas

DIVINO TESORO

En 2011 se publicó el libro Kirchnerismo para armar. Veintiséis miradas jóvenes sobre el movimiento político que cambió a la Argentina. Periodistas, blogueros y militantes fueron convocados para escribir a partir de la pregunta “¿Por qué soy kirchnerista?”. La solapa del libro incluye el dibujo tridimensional de un pingüino con estrabismo para recortar y armar y es una metáfora potente para pensar las múltiples facetas de la figura de Néstor Kirchner: negociador, peronista, militante de la “generación diezmada”, político profesional, autor de la transversalidad. La cara para explorar la relación de Kirchner con las juventudes es, sin duda, la del Nestornauta, puesto que en la mirada de sus protagonistas simboliza el “nacimiento político” de las juventudes kirchneristas.

GENEALOGÍAS POLÍTICAS

Desde 2007, Kirchner impulsó la creación de un espacio de juventud que, finalmente, tuvo lugar con La Cámpora. Sus primeros integrantes eran “hijos del 2001”, porque su militancia (socioterritorial y universitaria) tuvo que ver con una politización por fuera y en contra de la política partidaria.

El conflicto por las retenciones agropecuarias en 2008 propició una fuerte politización entre posiciones favorables y contrarias a la medida que redundó en el ingreso de una camada de jóvenes militantes: los “hijos de la 125”. Las acciones en defensa de la medida inauguraron un tipo de militancia en apoyo a proyectos de ley o medidas gubernamentales.

En septiembre de 2010 tuvo lugar el “acto de la juventud” en el Luna Park. El precario estado de salud del ex mandatario hizo que fuera Cristina la principal oradora. La figura del Nestornauta, creada por un militante de La Cámpora, fue oficializada en las convocatorias al acto y en los banners utilizados en el evento junto con la consigna “Bancando a Cristina”.

El Nestornauta también es una figura para armar. Fusiona el “héroe colectivo” de la clásica historieta de Oesterheld con la contracultura ricotera de la década del 90, de la que se extrae la consiga “Mi único héroe en este lío”. Invoca, además, parte de la cultura militante de los setenta aunque sin el fusil que el eternauta llevaba en sus hombros. La recreación de aquel ethos militante se observa en la resignificación de la muerte de Kirchner desde el ideal altruista de la entrega de la vida (“por el proyecto”).

Con la muerte de Néstor surge la consigna “Fuerza, Cristina”, que, a su vez, da nombre a la campaña electoral de 2011. Parafraseando el título del libro de Sandra Russo sobre La Cámpora, entre 2010 y 2011 las juventudes se convierten en una “fuerza propia” del kirchnerismo, y sus militantes, en “los hijos de” Néstor y Cristina.

LES JÓVENES

En los diez años que nos separan de la muerte de Kirchner, muchas cosas han pasado: el triunfo arrasador de Cristina en 2011; su segundo mandato; la derrota de 2015; el gobierno de Macri, y el “volver mejores” con la fórmula Fernández-Fernández.El albertismo buscó legitimarse como la “mejor” expresión del kirchnerismo tanto por el rol de Alberto como jefe de Gabinete de Kirchner como también por integrar una fórmula que simboliza la superación de viejas diferencias con Cristina.

Alberto consagró otras figuras públicas. En sus primeras alocuciones como presidente sostuvo que “volvimos mujeres”, que el suyo era un “gobierno de científicos” y que “volvimos mejores”, expresión en la que incluye al universo de los políticos profesionales.

La narrativa de la “vuelta a la política” de los jóvenes perdió su anterior centralidad. Por ello, actos como el del Luna Park son recordados con la nostalgia que caracteriza a los hechos del pasado.

¿Cuál es, entonces, el lugar de las juventudes en el escenario actual? Por una parte, las capas dirigenciales de las (¿viejas?) juventudes ingresaron al mundo de la política en lugares destacados. Con sólo mirar la mesa nacional de conducción de La Cámpora –precisamente, la que ocupó la mesa principal del acto del Luna Park– identificamos a tres ministros (de Ambiente y del Interior de la Nación y de Desarrollo de la provincia de Buenos Aires), a un diputado provincial y a un senador nacional. Mayra Mendoza, quien también participó del acto aunque no en la mesa principal, es actualmente intendenta de Quilmes.

Por otra parte, las movilizaciones durante el macrismo también aportaron una nueva camada de militantes  al kirchnerismo. El caso de Ofelia Fernández es ilustrativo: una dirigente estudiantil del Pellegrini que participó de las tomas de escuelas en rechazo al proyecto Secundaria del Futuro de la CABA se integra, por medio de su militancia en Patria Grande, a la coalición de partidos del Frente de Todos. En 2019 es incorporada a las listas y electa legisladora. La legisladora más joven de América latina juró a su cargo “por el futuro de mi generación”.

En suma, el kirchnerismo produjo un encantamiento con la política institucional que dio lugar a un proceso innovador en la construcción de las militancias juveniles y facilitó el ingreso de una generación de militantes a la política y un relativo relevo generacional. En el ciclo actual, la pérdida de centralidad de las juventudes en la enunciación pública muestra, no obstante, otros modos de politización. El caso de Ofelia también pone en relieve que las causas militantes se enmarcan más claramente en las luchas por la legalización del aborto y las agendas de feminismos y disidencias. Las maneras de conmemorar hechos o figuras relevantes de la política hablan más del presente que del pasado que busca recuperar. El significado de los diez años sin Kirchner se perfilará en los modos de recordar que movilicen seguidores y detractores. Posiblemente, esto nos lleve a desplegar, una vez más, las múltiples caras de aquel pingüino para armar.

Salir de la versión móvil