Hace 204 años, el 26 de julio de 1819, nacía Juana Manso en la ciudad de Buenos Aires. Desoyendo los mandatos de su época, lideró la conformación de la educación pública argentina, desde la perspectiva de la defensa de los derechos de las mujeres, promoviendo la educación mixta y una pedagogía reflexiva y participativa. En su infancia se había desilusionado de la educación formal y obtuvo la mayor parte de su formación de modo autodidacta.

A los 22 años acompañó a su familia al exilio en Montevideo y allí organizó una escuela para mujeres, que le permitió obtener su primera experiencia docente y poner en práctica algunos métodos didácticos novedosos. También comenzó poco a poco con otra de sus pasiones: las letras. Trabajó como traductora y publicó poemas, con lo que se volvió parte del mundo cultural de la época. Se casó con el violinista Francisco de Saá Noronha y tuvieron dos hijas. Entre las giras que implicaba la carrera de su marido, Manso fundó en Brasil el periódico de mujeres «O Jornal das Senhoras. Modas Literatura, Bellas Artes, Teatro y Crítica», con notas atravesadas por las dos temáticas que ella quería desarrollar: la educación popular y la igualdad de derechos entre ambos géneros.

Cuando regresó a la Argentina, sin su familia, publicó el periódico «Álbum de Señoritas», con sus ideas sobre educación, libertad religiosa, igualdad de sexos y la defensa de los pueblos originarios. También su novela «La familia del comendador», que critica a la esclavitud.

Quien le permitió potenciar muchas de sus iniciativas fue Domingo Faustino Sarmiento, por entonces jefe del Departamento de Escuelas. La nombró directora de la Escuela Normal Mixta Nº1 y luego la designó titular de los Anales de la Educación Común, un órgano ideado para difundir la política educativa sarmientina. En 1868, con Sarmiento en la presidencia de la Nación, Manso se convirtió en la primera mujer vocal del Departamento de Escuelas y, luego, de la Comisión Nacional de Escuelas. A pesar de los constantes enfrentamientos con los conservadores, su trabajo en pos de la educación y su pujanza como feminista son su legado indeleble.